“Como todos los grandes inventos, la postal ilustrada ha provocado una revolución silenciosa en nuestros hábitos. Nos ha librado en secreto de la fatiga de escribir cartas. Todavía hay hombres vivos que pueden recordar los días en que se consideraba necesario e incluso delicioso escribir cartas a los amigos. Eran tiempos de ocio. Felizmente, la postal ilustrada ha liberado al autor moderno de esta esclavitud. Anteriormente, cuando un hombre iba al extranjero se veía obligado a apartarse del escenario para escribir laboriosas descripciones del mismo a sus amigos en casa. Ahora simplemente compra una postal en cada estación, garabatea algunos palabras a lápiz y lo publica, lo que realza los placeres de viajar” _________James Douglas. 1893
La tarjeta postal ilustrada es un objeto emblemático de la comunicación visual y escrita, pero su surgimiento es el resultado de una larga evolución de diversos predecesores históricos que abarcan desde la Edad Media hasta el siglo XIX. Su desarrollo estuvo marcado por la convergencia de avances técnicos en la impresión, cambios en las costumbres sociales y la expansión de los sistemas postales nacionales e internacionales.
Entre los antecedentes más antiguos de la tarjeta postal ilustrada figuran las tarjetas de visita ilustradas, cuyo uso se remonta, según algunas fuentes, al siglo XIV, aunque su consolidación se produjo en la Francia del siglo XVII, donde era costumbre dejar una tarjeta si no se conocía personalmente al anfitrión, permitiendo así que los dueños de casa comprendieran el motivo de la visita mediante breves anotaciones. Estas tarjetas solían incluir el monograma o escudo del portador y, con el tiempo, incorporaron estampas gráficas que representaban situaciones sociales, sentando un precedente directo para la posterior ilustración postal1.
Otros antecedentes relevantes incluyen los naipes, en cuyos márgenes los jugadores escribían ocasionalmente sus nombres; los anuncios comerciales ilustrados surgidos en el siglo XVII; y el papel de escribir ilustrado desarrollado en el siglo XVIII. A partir de 1840, con la introducción de los sobres de correspondencia ilustrados, se amplió el repertorio de soportes gráficos para la comunicación personal y comercial2.
En 1777, el francés Demaison intentó comercializar tarjetas de saludo abiertas con grabados y texto impreso. Sin embargo, esta iniciativa fracasó debido a la falta de interés del público general, especialmente de la alta sociedad, que rechazaba la idea de que cualquier persona pudiera leer el contenido del mensaje. Tras sufrir pérdidas económicas, abandonó el proyecto, que desapareció en el contexto de la Revolución Francesa.
El 6 de mayo de 1840, Gran Bretaña revolucionó el sistema postal con la emisión del primer sello postal del mundo, transfiriendo el costo del franqueo del destinatario al remitente. En este contexto, Sir Rowland Hill propuso la creación de sobres prefranqueados ilustrados. Aunque el diseño inicial de Henry Cole no fue aceptado, se implementó la alternativa de Sir William Mulready, conocida como los "sobres Mulready", que constituyeron un importante precedente para la ilustración postal2.
En 1841, en Escocia, se produjeron las primeras tarjetas de felicitación formales con la inscripción "Compliments of the season", enviadas en sobres con sellos. En 1843, Henry Cole encargó unas 1.000 tarjetas navideñas ilustradas, consideradas las primeras tarjetas navideñas inglesas.
En Estados Unidos, John P. Charlton y H.L. Lipman patentaron
en 1861 la primera tarjeta postal de correspondencia estadounidense, que
incluía espacio para la dirección y el sello, así como un texto promocional que
destacaba su ventaja económica frente al papel y el sobre. Sin embargo, la
falta de una tarifa postal diferenciada impidió su popularización, evidenciando
la importancia de las políticas regulatorias para la adopción de innovaciones
postales.
La Evolución de la Tarjeta de Visita Fotográfica
Un avance significativo se produjo en 1854 con la aparición
de las tarjetas de visita fotográficas (aproximadamente 6x9 cm), que
evolucionaron en 1866 con las fotografías de gabinete (11x16 cm), ampliando las
posibilidades expresivas y comunicativas del medio.
1. Introducción: La Tarjeta Postal como Objeto de Estudio
Histórico
El siglo XIX se erige como un período de transformaciones
vertiginosas, una era en la que la Revolución
Industrial no solo reconfiguró los paisajes económicos y urbanos, sino que
también alteró de manera fundamental las dimensiones del tiempo y el espacio.
El desarrollo del ferrocarril y la navegación a vapor comprimieron las
distancias, generando una necesidad sin precedentes de sistemas de comunicación más rápidos, fiables y
accesibles. En este contexto, el servicio postal dejó de ser un privilegio de
las cancillerías y las élites para convertirse en el sistema nervioso que
conectaba a una sociedad cada vez más móvil, alfabetizada y globalizada. Es en
este crisol de modernidad donde nace y se expande uno de los fenómenos
comunicativos más significativos y democráticos de la época: la tarjeta postal ilustrada.
Este medio representa una revolución silenciosa en los hábitos de correspondencia, un
artefacto cultural que, a pesar de su aparente modestia, transformó
radicalmente las prácticas sociales entre finales del siglo XIX y principios
del XX (Alonso Laza, 1997). Como observó agudamente el escritor Andrés
Trapiello, "Quien colecciona postales, colecciona momentos felices del
mundo, imperecederos, memorables", una frase que encapsula la profunda
carga simbólica y el incalculable valor documental de estos pequeños objetos de
cartulina (Carrasco Marqués, 2009). La tarjeta postal emerge como un medio
bidimensional que, en su definición clásica, consta de un espacio para la
información del destinatario, un área para el mensaje y una sección dedicada a
la imagen (Guereña, 2005). Esta estructura ha permitido a los investigadores
fechar y clasificar las postales con gran precisión, facilitando su estudio por
parte de la deltiología, término
acuñado en 1933 para definir la ciencia del coleccionismo y estudio de las
postales (Henkin, 1998; Carrasco Marqués, 1992).
2. Génesis Conceptual y Materialización de una Idea
2.1. Los
Antecedentes Intelectuales: La Visión de Von Stephan
El origen conceptual de la tarjeta postal no fue un evento fortuito, sino el
resultado de una reflexión sobre la eficiencia y la economía en las
comunicaciones. La idea primigenia se atribuye al Dr. Heinrich von Stephan, una
figura clave en la modernización postal y secretario de Estado de Correos del
Imperio Alemán. Durante el Congreso Postal Internacional de Karlsruhe en 1865,
Stephan propuso la creación de los "Enteros Postales", unas hojas de
carta oficiales que circularían sin sobre con el fin de abaratar costes y
agilizar el intercambio epistolar (Carreras y Candi, 1903; Almarcha, 2007). Sin
embargo, la propuesta fue recibida con escepticismo; los temores a una posible
merma en los ingresos estatales y, sobre todo, la reticencia cultural a exponer
el contenido de la correspondencia a la vista pública, hicieron que la
iniciativa no prosperara en aquel momento (Guereña, 2005). A pesar de su
fracaso inicial, la semilla de una comunicación postal más sencilla y económica
había sido sembrada.
Tres años después, la Oficina Principal de Correos en Berlín recibió dos propuestas similares adicionales, casi al mismo tiempo. La primera (julio 1868) vino de un librero de Leipzig, Friedlein, quien pidió permiso para emitir una postal universal; la segunda (1 de agosto de 1868) fue de otro librero en Leipzig, Friedrich Wilhelm Pardubitz, recomendando la introducción de una tarjeta de correspondencia universal. Un lado de la tarjeta estaba destinado para la dirección y, en el lado opuesto, se imprimieron 30 textos diferentes. Estas eran frases cortas: una variedad de saludos; felicitaciones de cumpleaños o santo; expresiones de condolencia; etc. El remitente de la tarjeta podía elegir la frase más apropiada y eliminar el resto. Ambas propuestas fueron declinadas por la Oficina Principal de Correos, nominalmente porque las tarjetas carecían del carácter de una carta.
2.2. El Nacimiento de la "Correspondenz-Karte" en Austria
La idea de introducir la postal abierta, que había sido expresada en Karlsruhe, despertó el interés del representante austriaco Kolbensteiner, quien hizo conocer la idea al Dr. Emanuel Herrmann (1839-1902), el Profesor de Economía en la Academia Militar en Wiener Neustadt. Él encontró la idea tan atractiva que la persiguió intensamente en los años siguientes.
El 26 de enero de 1869, él publicó un artículo extenso en el periódico vespertino de Viena, Neue Freie Presse, con la propuesta de introducir una postal abierta, del tamaño de un sobre de carta, en el territorio de Austria-Hungría; el franqueo costaría dos kreutzers. Herrmann señaló, entre otras cosas, que los costos de las cartas eran demasiado altos. Un tercio de todas las cartas comerciales y privadas eran solo comunicaciones muy breves que no eran, por su naturaleza, íntimas o secretas, y por lo tanto podrían escribirse igual de fácilmente en postales abiertas.
El Ministerio de Correos austriaco respondió excepcionalmente de manera flexible y, contrario a su práctica común, inusualmente rápido. Y así, el 25 de septiembre de 1869, emitió un decreto introduciendo la tarjeta de correspondencia en la práctica postal. El 1 de octubre de 1869, la administración postal austrohúngara puso en circulación la primera tarjeta postal oficial del mundo: la "Correspondenz-Karte". Se trataba de una cartulina de color beige claro, con una tarifa preimpresa de 2 kreuzar, el anverso destinado a la dirección y el reverso completamente en blanco para el mensaje (López Hurtado, 2013; Teixidor Cadenas, 1999). Su éxito fue inmediato y rotundo, demostrando que existía una demanda social latente para una forma de comunicación más directa y asequible.
Durante los primeros tres meses, casi tres millones de estas tarjetas de correspondencia se vendieron en Austria-Hungría. Así, la idea de Von Stephan, realizada por el Dr. Herrmann, dio al mundo la tarjeta de correspondencia y eventualmente también la tarjeta postal ilustrada, que se desarrolló de ella a través de varias etapas interesantes.
3. La Expansión Internacional y la Estandarización Regulatoria
3.1. La Adopción Global de un Fenómeno Comunicativo
La popularidad masiva de la tarjeta de correspondencia en Austria-Hungría hizo que otros países del mundo desearan seguir el ejemplo. El primero en hacerlo fue la Confederación Alemana del Norte (constituida en 1866), donde la tarjeta de correspondencia se puso a la venta el 25 de junio de 1870. Era de 163x108 mm de tamaño, y un sello tenía que ser afijado con pasta. Fue franqueada con un sello del valor de un grosch de plata, que era la tarifa para una carta normal dentro del país.
Es claro que el público general apreció la brevedad forzada de la comunicación ya que, solo en Berlín, alrededor de 45,000 tarjetas se vendieron a los interesados en el día mencionado. Para el final de 1870, más de diez millones se habían vendido en Alemania.
Aún en 1870, las tarjetas de correspondencia fueron introducidas en Baviera, Württemberg, Suiza e Inglaterra (otras fuentes atribuyen este evento a 1871 y también 1874). El éxito de la "Correspondenz-Karte" fue tan evidente que su adopción por otras naciones fue casi inmediata, trazando un mapa de la rápida interconexión del mundo decimonónico. En 1871, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Finlandia, Canadá y Alemania Unida siguieron; en 1872, Noruega, Suecia, Rusia y Ceilán (Sri Lanka); en 1873, Francia, Serbia, España, Islandia, Chile, Japón, E.U.A., en 1874 Italia, Rumania y Luxemburgo, en 1875 Guatemala, en 1876 Grecia, en 1877 Turquía, etc. (Henkin, 1998; Willoughby, 1999). Esta rápida expansión, sin embargo, puso de manifiesto un problema fundamental: la falta de un marco regulatorio internacional, ya que la circulación de estas tarjetas estaba inicialmente limitada a las fronteras de cada país.
3.2. La Creación de la Unión Postal Universal (UPU)
La necesidad de una estandarización para facilitar el correo transfronterizo fue el principal impulso para la creación de un organismo internaciona. Nuevamente, la figura de Heinrich von Stephan fue decisiva. Bajo su liderazgo, se convocó el Congreso de Berna, que culminó con la firma de un tratado el 15 de septiembre de 1874, estableciendo la Unión Postal General.Esta organización, que en 1878 adoptaría su nombre definitivo de Unión Postal Universal (UPU), fue un hito en la historia de la globalización (Rapisarda, 1998).Esta organización, que en 1878 adoptaría su nombre definitivo de Unión Postal Universal (UPU), consolidó la tarjeta postal como un símbolo de conectividad global, transformándola en un vehículo de intercambio cultural y personal a escala mundial. La organización adoptó el francés como lengua oficial y estableció su sede en Berna, desempeñando un papel crucial en la estandarización de tarifas, límites de peso y tamaño, así como en las condiciones de aceptación de la correspondencia internacional.
En 1878 se acordaron varios aspectos fundamentales: la definición de un tamaño estándar (inicialmente 11.5x8 cm, posteriormente 14x9 cm), el establecimiento de normas sobre grosor y peso, la definición de un formato y orientación estándar con bordes rectilíneos u ondulados, y la regulación del franqueo y la ubicación de los sellos postales (Teixidor Cadenas, 1999; Sánchez Vigil, 2001). Esta estandarización internacional resultó fundamental para el posterior desarrollo de la industria postal y para la configuración de un mercado global de tarjetas postales ilustradas, estableciendo las bases técnicas y comerciales que permitirían su expansión masiva durante las primeras décadas del siglo XX.
Estas medidas no solo permitieron que una postal viajara por todo el mundo con un único franqueo, sino que también abrieron la puerta a la innovación comercial y a la transformación del medio en un vehículo de comunicación visual. El establecimiento de la UPU representó la creación del primer territorio postal único destinado al intercambio recíproco de envíos de correspondencia, garantizando la libertad de tránsito de tales envíos en el conjunto del territorio único.
4. La Revolución Visual: De la Palabra a la Imagen
4.1. Los Primeros Experimentos Ilustrados en Tiempos de Guerra
4.3 La Liberalización de la Producción
Tras la guerra con Prusia, Francia se encontraba en una situación compleja que llevó a la nación a buscar maneras de reforzar sus sistemas de comunicación. Las primeras postales francesas se oficializaron el 20 de diciembre de 1872, siendo bastante básicas y con propósito puramente administrativo. En 1873, los comerciantes comenzaron a ver el potencial publicitario de las postales, llevando al decreto del 26 de octubre de 1875 que liberalizaba la producción de tarjetas postales, permitiendo a comerciantes e impresores producir sus propias postales respetando el formato administrativo establecido (Palá Laguna, 2004). Esta liberalización normativa constituyó un hito fundamental en la democratización de la producción postal, estableciendo las bases para el posterior desarrollo de una industria editorial especializada en la comunicación visual masiva.
5. La Transformación Tecnológica y
Artística
La transformación tecnológica y artística de
las tarjetas postales durante el último cuarto del siglo XIX constituye un
fenómeno de singular relevancia en la historia de los medios de
comunicación visual. Este período, caracterizado por una convergencia
excepcional entre innovaciones técnicas y demandas socioculturales
emergentes, estableció los fundamentos de lo que posteriormente se consolidaría
como la cultura visual de masas. Estos procesos de
metamorfosis que experimentaron las tarjetas postales, transitando
desde su condición inicial de simples vehículos epistolares hacia
su configuración como sofisticados instrumentos de comunicación
visual lejos de constituir un fenómeno meramente técnico, refleja
las transformaciones profundas que experimentaba la sociedad
europea en su conjunto, particularmente en relación con la democratización
del acceso a la imagen y la expansión de los horizontes
geográficos y culturales de las clases medias emergentes.
5.1 Los Avances en Técnicas de Impresión
El
período entre 1876 y 1890 marcó una transformación fundamental en
la historia de las tarjetas postales, evolucionando de meros vehículos para
mensajes escritos a importantes medios de comunicación visual. La innovación
técnica representada por la fototipia permitió imprimir
imágenes fotográficas con una nitidez excepcional y bajo
coste económico, mediante la descomposición de las
imágenes en tramas de pequeños puntos con gran
variedad de tonos de grises, eliminando la necesidad de la traslación
previa a un dibujo de la imagen captada por la cámara (Crespo Jiménez
y Villena Espinosa, 2007).
Esta
técnica facilitó una producción de postales "semi
industrializadas" ya que en cada hoja se podían imprimir hasta 30
postales de tamaño 9 por 14 cm. Con la llegada de la ilustración a
las postales, se produjo una expansión temática ilimitada, ya
que todos los lugares y temas podían ser representados en los
anversos. El proceso de coloreado se inició con el simple
retoque a mano, siguiendo las técnicas tradicionales que
se habían desarrollado anteriormente en la fotografía de estudio
profesional.
5.2 La Diversificación Temática
Las tarjetas
postales topográficas marcaron una etapa crucial en
la evolución del medio, representando una transición paradigmática desde
la simple correspondencia escrita hacia un medio
visualmente ilustrativo de alcance masivo. Durante los
siglos XIX y XX, coincidiendo con la expansión de los imperios
coloniales y el aumento exponencial del turismo, se generó
una demanda creciente de materiales que representaran
visualmente lugares lejanos y exóticos (Riego Amezaga, 1997).
Uno
de los pioneros fundamentales en el nuevo formato fue
el litógrafo Miesler, a quien la historiografía especializada
atribuye la conversión innovadora de folletos
turísticos ilustrados en objetos postales y la introducción de pequeñas
ilustraciones tipo viñeta mediante tipografía especializada con
la leyenda característica "Gruss aus / Greetings
from", estableciendo un hito fundamental en la comunicación
visual moderna (Hacking, 2007).
Esta diversificación
temática no constituyó únicamente una expansión comercial,
sino que representó la democratización del acceso a la experiencia
visual de territorios y culturas previamente reservados a las élites
viajeras. Las tarjetas postales se convirtieron así en ventanas
virtuales que permitían a las clases medias emergentes acceder
a una geografía visual hasta entonces inaccesible,
estableciendo los fundamentos conceptuales de lo que
posteriormente se consolidaría como turismo visual de masas.
6. Las Exposiciones Universales como
Catalizadores
La s Exposiciones
Universales desempeñaron un papel fundamental como espacios
de experimentación y popularización de la tarjeta
postal ilustrada, funcionando como laboratorios culturales donde
se ensayaron nuevas modalidades de comunicación visual
masiva (Greenhalgh, 1988). Estos eventos internacionales constituyeron momentos
privilegiados donde la convergencia de visitantes
de múltiples nacionalidades, innovaciones tecnológicas y estrategias
comerciales creó las condiciones óptimas para
el desarrollo y difusión del medio
postal ilustrado (Rydell, 1984).
La secuencia cronológica de estas experimentaciones visuales revela una progresión sistemática en la sofisticación técnica y el alcance comercial del formato postal. Desde las primeras experiencias en Viena (1873) hasta la consolidación industrial en Chicago (1893), cada exposición contribuyó al refinamiento de las técnicas de producción y las estrategias de comercialización (Benedict, 1983).
6.1.
París (1889): La Consagración de un Símbolo
La Exposición Universal de París de 1889, que conmemoraba el centenario de la Revolución
Francesa, fue el escenario de la consagración definitiva de la postal (Mandell, 1967). diario Le Figaro editó varias tarjetas postales con vistas de la Torre Eiffel a partir de grabados de León Libonis, estableciendo un precedente técnico y comercial que demostraría el potencial excepcional del formato postal ilustrado como vehículo de comunicación visual (Loyrette, 1985). Vendidas en la propia torre, estas postales se convirtieron en el recuerdo por excelencia del evento, con una tirada de 300.000 ejemplares que demostró el inmenso potencial comercial del formato (Loyrette, 1985). Esta iniciativa editorial no solo representó una innovación técnica, sino que estableció las bases conceptuales para la integración de elementos arquitectónicos emblemáticos en la narrativa visual postal
6.2. Chicago (1893): El Nacimiento del Marketing Moderno
La Exposición Mundial Colombina de Chicago de 1893 marcó un hito al ser la primera exposición universal celebrada fuera de Europa, conmemorando el cuarto centenario de la llegada de Colón a América. Durante sus seis meses de duración, el evento atrajo 27 millones de visitantes, convirtiéndose en la exposición más exitosa de su época (Burg, 1976; Badger, 1979). El empresario Charles W. Goldsmith obtuvo el contrato para producir las postales oficiales a color de la feria. Su plan revolucionario consistía en venderlas a través de máquinas expendedoras repartidas por todo el recinto, a un precio de dos tarjetas por cinco centavos (Ryan, 1982; Morgan & Brown, 2006). El éxito fue abrumador: se vendieron casi dos millones de tarjetas, generando ingresos masivos y estableciendo un nuevo paradigma de marketing y distribución que sería fundamental para el desarrollo posterior de la industria (Henkin, 1998)
El año 1893 se considera el momento fundacional de la comercialización masiva de postales ilustradas, marcando el inicio de una nueva era en la comunicación visual y el marketing moderno (Henkin, 1998; Morgan & Brown, 2006).
6. Impacto Sociocultural y Consolidación del Fenómeno
6.1. La
Democratización de la Imagen y el Coleccionismo
La edad de oro de la tarjeta postal, que se extiende desde la década de 1890
hasta la Primera Guerra Mundial, se fundamenta en su profundo impacto
sociocultural. Su principal contribución fue la democratización de la imagen. En una época en que la fotografía era
un lujo y los libros ilustrados eran caros, la postal puso el mundo visual al
alcance de las clases populares (Riego Amézaga, 1997). Se convirtió en una
ventana a través de la cual se podían conocer lugares, monumentos y costumbres,
generando un "gran archivo universal de imágenes" que hoy constituye
un patrimonio visual de valor
incalculable (Staff, 1966). Este fenómeno impulsó asimismo nuevas prácticas
sociales, como el coleccionismo, que
se convirtió en una afición masiva, especialmente entre las mujeres de clase
media, fomentando la creación de redes y clubes internacionales como la
Asociación Mundial Kosmopolit, fundada en 1897 (Willoughby, 1999).
6.2. La
Hegemonía de la Imagen y la Evolución del Formato
Inicialmente, las normativas postales obligaban a reservar todo el reverso de
la tarjeta para la dirección, forzando a que los mensajes se escribieran en los
márgenes del anverso, junto a la ilustración. Esto condicionó el diseño,
dejando espacios en blanco alrededor de la imagen. Sin embargo, la primacía de
lo visual era imparable. La industria, impulsada por pioneros como Dominique
Piazza en Marsella, que en 1891 comenzó a producir tarjetas postales puramente
fotográficas, presionaba por un mayor espacio para la imagen (Kyrou, 1966).
El cambio definitivo llegó a principios del siglo XX. En
1902, Gran Bretaña propuso dividir el reverso en dos secciones: una para el
mensaje y otra para la dirección. Esta solución fue adoptada oficialmente por
la UPU en su congreso de 1906, dando lugar al formato que conocemos hoy. Esta
modificación liberó por completo el anverso para la ilustración, consolidando
definitivamente la hegemonía de la imagen y el rol de la tarjeta postal como el
primer medio de comunicación icónica de masas. Como bien lo describió James
Douglas en 1893, la postal había "liberado al autor moderno" de la
"esclavitud" de escribir largas cartas, realzando así los placeres
del viaje y de la comunicación rápida en un mundo que ya no volvería a ser el
mismo.
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- Woody, K. M. (1998). American Art in the
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