El Eixample de Cerdà no solo transformó Barcelona, sino que creó el escenario perfecto para las icónicas postales del siglo XX, aquellas que convirtieron a la ciudad en un símbolo de modernidad, arte y vida urbana. Estas imágenes, reproducidas en millones de tarjetas postales, reflejaban la esencia del plan de Cerdà: orden, luz y belleza funcional.
1. La Retícula Infinita: El Juego de Perspectivas
Las postales más emblemáticas mostraban las largas avenidas rectilíneas del Eixample, como el Passeig de Gràcia o la Diagonal, con sus edificios alineados hasta el horizonte. Esta geometría perfecta, heredada de Cerdà, creaba un efecto visual hipnótico que fascinó a fotógrafos y turistas. Las imágenes aéreas, en particular, resaltaban el trazo racional del Ensanche, contrastando con el caos pintoresco del Barrio Gótico.
2. Modernismo y Chaflanes: La Estampa de Barcelona
Las fachadas modernistas de Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner se convirtieron en los motivos estrella de las postales. La Casa Batlló, La Pedrera y el Hospital de Sant Pau, enclavadas en manzanas diseñadas por Cerdà, mostraban cómo su retícula podía albergar arte y funcionalidad. Los chaflanes, una innovación de Cerdà para mejorar la visibilidad y el flujo urbano, añadían un toque distintivo a las esquinas, convirtiéndolas en puntos fotográficos privilegiados.
3. La Vida en la Calle: El Ensanche como Escenario
Las postales también capturaron la vibración social del Eixample:
Tranvías y bulevares: Las amplias calles, pensadas para el transporte moderno, aparecían repletas de tranvías y paseantes, simbolizando movilidad y progreso.
Comercios y terrazas: Los bajos comerciales, previstos en el plan original, daban vida a escenas cotidianas de compras y ocio.
Ritmo urbano: A diferencia del laberinto gótico, el Ensanche mostraba una ciudad aireada, ordenada y llena de luz, justo como Cerdà la había imaginado.
4. El Contraste entre lo Antiguo y lo Nuevo
Muchas postales jugaban con el antes y después:
Ciudad amurallada vs. ciudad abierta: Imágenes del Barrio Gótico oscuro frente al Eixample soleado.
Calles estrechas vs. avenidas arboladas: El viejo encanto medieval contra la modernidad higiénica.
Este contraste reforzaba la narrativa de Barcelona como ciudad de futuro, un mensaje que atraía a viajeros y empresarios de todo el mundo.
5. El Ensanche como Símbolo Internacional
Las postales no solo se vendían a turistas, sino que se usaban para promocionar Barcelona en el exterior. Ferias internacionales, como la de 1888 o 1929, difundieron la imagen de una metrópoli elegante, bien planificada y culturalmente vibrante, gracias al marco urbanístico de Cerdà. Incluso hoy, las postales vintage del Eixample son objetos de coleccionista, testigos de cómo un plan urbano se convirtió en seña de identidad.
Conclusión: Cerdà en Cada Postal
Las tarjetas postales del siglo XX no solo mostraban una ciudad bonita; eran la prueba visual del éxito del Plan Cerdà. Cada imagen de calles rectas, chaflanes iluminados o fachadas modernistas era un tributo involuntario a su visión. Barcelona se vendió al mundo como la ciudad del futuro porque Cerdà la había diseñado para serlo.
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