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11/8/25

3.0. Las Tarjetas Postales Ilustradas como Paradigma de la Modernidad Técnica

Moriría feliz si supiera que en mi lápida se podrían escribir estas palabras: «¡Este hombre era un completo insensato! ¡Ninguna de las desastrosas cosas que predijo a regañadientes se cumplió!». Sí: entonces podría morir feliz. ___________________Mumford, L. (1979). My works and days: A personal chronicle. Nueva York: Harcourt Brace Jovanovich.

Las Tarjetas Postales Ilustradas como Paradigma de la Modernidad Técnica:
Una Crítica de la Civilización Industrial (1869-1939)

ÍNDICE

1. Introducción: La Postal como Síntesis de la Crítica de la Civilización Técnica
2. Los Fundamentos Históricos, Técnicos y Sociales de la Tarjeta Postal Ilustrada
3. La Postal en la Evolución de la Civilización Técnica: De la Fase Paleotécnica a la Neotécnica
4. La Postal como Dispositivo de Control Simbólico y Megamáquina de Comunicación
5. El Símbolo de la Modernidad Industrial: Tecnología Visible e Invisible en la Experiencia Postal
6. Arte, Técnica y Crisis Cultural: La Dimensión Estética de la Postal en la Civilización Industrial
7. La Postal y la Transformación de la Experiencia Espacio-Temporal: Resistencias y Alternativas Humanizadoras
8. Síntesis: La Postal como Paradigma de la Condición Técnica Contemporánea


1. Introducción: La Postal como Síntesis de la Crítica de la Civilización Técnica

La tarjeta postal ilustrada constituye un objeto técnico paradigmático que encarna los procesos y contradicciones fundamentales de la civilización industrial moderna. Surgida durante la Revolución Industrial y desarrollada en la transición entre las fases paleotécnica y neotécnica, la postal representa una confluencia única entre innovación tecnológica, comunicación masiva, cultura visual y construcción de imaginarios colectivos.

Este objeto aparentemente menor permite examinar las principales transformaciones técnicas, sociales y culturales características de la modernidad industrial (Benjamin, 1936). La postal no constituye meramente un producto técnico aislado, sino un sistema sociotécnico complejo que articula múltiples dimensiones de la experiencia moderna: desde los procesos productivos industriales hasta los mecanismos de control simbólico, desde la democratización cultural hasta la estandarización de la percepción visual.

El análisis crítico desarrollado por Lewis Mumford de la máquina como fenómeno cultural total encuentra en la postal ilustrada un caso de estudio especialmente revelador, pues este objeto condensa en su desarrollo histórico las tres fases técnicas de la modernidad identificadas por el pensador estadounidense: la preparación eotécnica con sus innovaciones artesanales, la consolidación paleotécnica con su lógica industrial masiva, y la emergencia neotécnica con sus posibilidades de refinamiento y diversificación tecnológica (Mumford, 1934).

2. Los Fundamentos Históricos, Técnicos y Sociales de la Tarjeta Postal Ilustrada

Las transformaciones sociales del siglo XIX configuraron el contexto estructural necesario para el surgimiento de la tarjeta postal ilustrada. La urbanización acelerada que caracterizó este período creó nuevas necesidades comunicativas entre poblaciones cada vez más móviles y dispersas geográficamente. La sociedad burguesa liberal acometió grandes transformaciones en las ciudades, empezando por Madrid y Barcelona, configurándose una nueva organización espacial que aumentó considerablemente la población urbana al iniciarse las migraciones desde el campo (Gómez Mendoza, 2020).

Las capitales provinciales se consolidaron desde el punto de vista institucional, convergiendo en ellas las vías de transporte que facilitarían posteriormente la distribución postal. Se derribaron las cercas urbanas y las ciudades se expandieron sin nuevos límites, creando mercados de solares y edificios resultado de las desamortizaciones y la liberación del suelo (Terán, 1999). La inserción en los tejidos urbanos de las infraestructuras del ferrocarril determinó nuevos patrones urbanos, mientras la circulación en las ciudades pasó a ser una prioridad.

El período comprendido entre 1869 y 1914 resulta fundamental en la configuración contemporánea de España y Europa. La Revolución Gloriosa de 1868 supuso un punto de inflexión: se derrocó a Isabel II y se dio paso al Sexenio Democrático. La promulgación de la Constitución de 1869 significó el reconocimiento formal de derechos individuales, sufragio masculino y monarquía parlamentaria, en un marco que pretendía homologarse a las democracias liberales europeas (Tusell, 2003). A escala europea, el avance científico, la expansión del capitalismo industrial y la transformación de las estructuras estatales convivieron con ideologías reaccionarias, brotes de antisemitismo y odios nacionales que se alimentaron en un contexto de imperialismo sin freno, culminando en el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 (Hobsbawm, 1995).

La fotografía desempeñó un papel crucial en la transformación de la tarjeta postal una vez que André Adolphe-Eugène Disdéri ideó, a mediados del siglo XIX, un método más rápido y barato de hacer fotografías de pequeño formato, patentando lo que designó como carte-de-visite (Sánchez Vigil, 2011). Los procesos fotoquímicos desarrollados durante este período permitieron la democratización de la imagen fotográfica, transformándola de privilegio aristocrático en bien de consumo accesible a las clases medias emergentes. La estandarización de formatos, la reducción de costos productivos y la simplificación de los procesos de revelado crearon las condiciones técnicas necesarias para la posterior industrialización de la producción postal.

Las revoluciones técnicas en la producción gráfica durante las décadas finales del siglo XIX crearon las condiciones materiales para el surgimiento de la industria postal. La litografía, perfeccionada por Alois Senefelder, permitió la reproducción masiva de imágenes con calidad artística a costos reducidos. Posteriormente, la fotolitografía combinó las ventajas de la precisión fotográfica con la economía de la reproducción litográfica (Twyman, 2013). La fototipia, técnica desarrollada por el alemán F. Borich, representó la síntesis entre innovación química, precisión mecánica y reproducción masiva característica de lo que Mumford identifica como la fase paleotécnica de la civilización industrial.

El coleccionismo postal emergió simultáneamente con la propia postal ilustrada, constituyendo un fenómeno cultural que trascendió ampliamente la función comunicativa original. Los coleccionistas desarrollaron criterios de valoración alternativos a los puramente utilitarios: rareza histórica, valor estético, significado documental y interés temático. Esta transformación simbólica convirtió objetos industriales en artefactos culturales dotados de valor patrimonial (Benjamin, 1936). La paradoja fundamental de la postal ilustrada reside en su transformación de objeto efímero en documento histórico. Diseñadas para la comunicación inmediata y el consumo rápido, las postales adquirieron valor patrimonial al convertirse en testimonios de épocas, lugares y costumbres desaparecidos.

La consolidación estatal del siglo XIX incluyó la reorganización radical de los sistemas postales nacionales. En España, las primeras postales aparecieron el 1 de diciembre de 1873, llevando impresa la expresión "República Española" junto al sello, "Tarjeta Postal" en el centro y instrucciones específicas sobre su uso (López Mondéjar, 2013). El Congreso de Berna (1874) constituyó la Unión General de Correos, denominada en 1878 Unión Postal Universal, con el objetivo de crear un territorio postal único, estandarizar el tamaño a 14 x 9 cm y fijar las tasas en 10 céntimos para las tarjetas que transitaban entre los 22 países integrantes.

La postal ilustrada constituyó uno de los vehículos fundamentales del surgimiento de la cultura visual moderna. Si hay un producto que define lo turístico, ese es la tarjeta postal que selecciona los encuadres de lo que hay que ver, presenta los monumentos principales de los destinos, las vistas de ciudades, sus paisajes más deseables, y propone el punto de vista desde el que debemos mirar (Urry, 1990). La postal participó activamente en la construcción del imaginario turístico moderno, estableciendo códigos visuales que determinaron qué lugares merecían ser visitados, desde qué perspectivas debían ser contemplados y qué experiencias constituían el contenido legítimo del viaje turístico.

3. La Postal en la Evolución de la Civilización Técnica: De la Fase Paleotécnica a la Neotécnica

La aparición de la tarjeta postal entre 1865 y 1870 coincide exactamente con la consolidación de lo que Mumford identifica como la fase paleotécnica de la civilización industrial, caracterizada por la primacía del carbón, el hierro y la máquina de vapor como elementos dominantes del complejo técnico (Mumford, 1934). Su desarrollo depende de la convergencia sistémica de múltiples innovaciones técnicas: las técnicas de impresión masiva, los sistemas ferroviarios, la fotografía como nueva tecnología de reproducción, los servicios postales organizados y la industrialización del papel y los procesos químicos.

La producción masiva de postales durante 1880-1914 ilustra perfectamente el funcionamiento de lo que Mumford denomina la Megamáquina paleotécnica: centralización productiva, división extrema del trabajo, estandarización de procedimientos, coordinación precisa de procesos múltiples y subordinación de la creatividad artística a imperativos de eficiencia y beneficio (Mumford, 1934). La postal se convierte en producto típico de la racionalización industrial donde la lógica técnica subordina las dimensiones culturales. Como observa Simmel (1903), la metrópolis moderna genera nuevas formas de sensibilidad basadas en la objetividad, la precisión y la calculabilidad, características que se reflejan perfectamente en la estandarización de la producción postal.

El desarrollo posterior (desde 1900) coincide con la emergencia de lo que Mumford identifica como la fase neotécnica: nuevas técnicas de impresión en color, incorporación de la electricidad, mejoras en la química fotográfica, integración con nuevos medios de comunicación y posibilidades de descentralización productiva. Esta transición revela la dialéctica que Mumford observa en el desarrollo técnico, donde cada fase contiene las semillas de superación de sus limitaciones y los gérmenes de nuevas contradicciones (Mumford, 1967). La electricidad como nueva fuente energética posibilita formas más flexibles y diversificadas de producción, pero intensifica simultáneamente los mecanismos de control y homogeneización cultural.

4. La Postal como Dispositivo de Control Simbólico y Megamáquina de Comunicación

La postal ilustrada opera como dispositivo privilegiado de control simbólico: difunde representaciones estandarizadas, construye imaginarios funcionales al poder establecido, transmite ideologías del progreso, homogeneiza la percepción visual y participa en la construcción de identidades colectivas controladas. Esta función se inscribe perfectamente en el análisis que Mumford desarrolla en El Pentágono del Poder sobre los nuevos mecanismos de dominación de la Megamáquina contemporánea (Mumford, 1970). Como señala Anderson (1993), las comunidades imaginadas modernas se construyen mediante la circulación de símbolos y representaciones estandarizadas que crean la ilusión de simultaneidad y pertenencia común.

Los Estados regulan el sistema postal con fines propagandísticos. Las grandes casas editoras controlan los circuitos comerciales. La eficiencia técnica determina formatos y representaciones. La rentabilidad subordina criterios culturales. Las postales funcionan como instrumentos de promoción turística e ideológica. La postal representa una tecnología de comunicación visual masiva que anticipa desarrollos de los medios masivos: comunicación instantánea global, standardización de mensajes, control centralizado de información visual (Innis, 1950).

El "pentágono del poder" analizado por Mumford —Power, Property, Productivity, Profit y Publicity— se aplica directamente a la industria postal (Mumford, 1970). Los mecanismos de control simbólico se manifiestan en la industria postal: selección temática que refleja jerarquías sociales, estereotipificación que favorece clichés visuales, exclusión selectiva de temas problemáticos, naturalización ideológica que presenta representaciones como neutrales. La postal funciona como instrumento de poder simbólico en el sentido analizado por Bourdieu (1979): construye identidades nacionales funcionales al Estado, promueve valores consumistas funcionales al capital, transmite estereotipos culturales que legitiman jerarquías sociales establecidas.

La postal constituye antecedente directo de sistemas de comunicación masiva: producción centralizada de contenidos estandarizados, distribución masiva través de redes organizadas, control de información visual por poderes económicos, homogeneización de imaginarios sociales. Como observa Adorno y Horkheimer (1944), la industria cultural opera mediante la repetición de fórmulas exitosas, la pseudo-individualización que oculta la estandarización fundamental, y la integración de contenidos críticos mediante su neutralización comercial.

5. El Símbolo de la Modernidad Industrial: Tecnología Visible e Invisible en la Experiencia Postal

Ciertos objetos técnicos se convierten en símbolos de modernidad y progreso. La postal cumple esta función: representa la conquista técnica de distancia y tiempo, simboliza la democratización de la cultura visual, encarna las promesas de comunicación universal y materializa el mito del acceso ilimitado a información e imágenes. Esta función simbólica se inscribe en lo que Mumford analiza en El Mito de la Máquina como la transformación de objetos técnicos en símbolos que canalizan aspiraciones y sueños colectivos (Mumford, 1967). Como analiza Baudrillard (1968), los objetos modernos funcionan como signos que comunican estatus social, aspiraciones y pertenencias culturales más que valores de uso estrictamente funcionales.

La distinción establecida por Mumford entre tecnología visible y tecnología invisible resulta fundamental para comprender la postal (Mumford, 1967). La postal opera como tecnología invisible: organiza la percepción espacio-temporal, transmite códigos culturales, estructura relaciones entre lo local y global, configura mapas mentales de territorios. Como señala Foucault (1975), las tecnologías modernas de poder operan principalmente mediante la normalización de comportamientos y la interiorización de controles, más que mediante la coerción externa directa.

La tesis de Mumford sobre la primacía de los símbolos en el desarrollo humano se verifica perfectamente en la postal: los sueños de comunicación preceden el desarrollo técnico, los rituales sociales condicionan la producción, los imaginarios culturales determinan representaciones (Mumford, 1967). Como observa Durkheim (1893), los símbolos constituyen la conciencia colectiva que mantiene la cohesión social, estableciendo clasificaciones y jerarquías que orientan la acción social.

La postal sintetiza mitos modernos que Mumford identifica como característicos de la civilización técnica: velocidad (comunicación instantánea), universalidad (acceso global), democratización (cultura visual para todos), progreso (superación técnica de limitaciones). Estos mitos operan como fuerzas motivadoras que impulsan innovación técnica y aceptación social, pero presentan la ambivalencia que Mumford señala en todos los desarrollos técnicos: pueden impulsar desarrollos liberadores o justificar dominación sutil (Mumford, 1970). Las tecnologías modernas transforman la experiencia humana del espacio y tiempo. La postal constituye ejemplo paradigmático: supera limitaciones geográficas, acelera intercambios informativos, permite experiencia virtual de lugares distantes, modifica nociones de proximidad y lejanía.

Realiza compresión espacio-temporal característica de la modernidad: lugares distantes se vuelven simultáneamente presentes, experiencias diferidas se actualizan en la contemplación. Como analiza Harvey (1989), la compresión espacio-temporal constituye la condición fundamental de la modernidad tardía, generando tanto oportunidades de enriquecimiento cultural como riesgos de superficialización y desarraigo.

6. Arte, Técnica y Crisis Cultural: La Dimensión Estética de la Postal en la Civilización Industrial

La postal representa un caso paradigmático de la relación arte-técnica en la modernidad industrial, manifestando tanto potencialidades democratizadoras como riesgos de degradación estética que Mumford analiza en Arte y Técnica (Mumford, 1952). Aspectos positivos: democratización del acceso a imágenes artísticas, síntesis entre función práctica y valor estético, difusión de estilos artísticos, colaboración entre artistas y técnicos. Aspectos problemáticos: subordinación del arte a criterios comerciales, estandarización que elimina singularidad artística, reducción de experiencia estética a consumo masivo, separación entre creación y producción.

La crisis del papel social del arte en la modernidad industrial que Mumford identifica encuentra en la postal un ejemplo paradigmático: mercantilización de la imagen artística, pérdida de función ritual comunitaria, reducción del artista a proveedor industrial, trivialización de la experiencia estética (Mumford, 1952). Como observa Benjamin (1936), la reproductibilidad técnica transforma fundamentalmente la naturaleza del arte: destruye su aura tradicional pero abre posibilidades de democratización y politización de la experiencia estética.

Esta crisis resulta estructural: la lógica industrial de eficiencia, velocidad y beneficio contradice las temporalidades y finalidades del arte auténtico. Como analiza Adorno (1970), la industria cultural produce pseudo-arte que mantiene las apariencias de creatividad mientras subordina la forma a imperativos comerciales e ideológicos. Sin embargo, Mumford reconoce potencialidades de nueva síntesis: nuevas formas expresivas adaptadas a medios técnicos, democratización de la creatividad, experimentación con lenguajes híbridos, reintegración del arte en la vida cotidiana (Mumford, 1952).

Los fenómenos culturales pueden interpretarse como síntomas de crisis civilizatorias más profundas, perspectiva central en la crítica cultural desarrollada por Mumford. La postal ilustra esta problemática: refleja fragmentación de experiencia cultural en imágenes descontextualizadas, expresa reducción de cultura a mercancía, manifiesta separación entre producción y consumo cultural, revela subordinación de creatividad a imperativos técnicos. La fragmentación convierte experiencias complejas en imágenes aisladas. Los lugares pierden dimensión temporal e histórica, las culturas se reducen a tipos representativos, las experiencias se cosifican en objetos coleccionables (Simmel, 1903).

La mercantilización transforma valores culturales en valores de cambio: significados se subordinan a vendibilidad, representaciones se ajustan a demandas de mercado. Como observa Lukács (1923), la reificación constituye el fenómeno fundamental del capitalismo moderno: las relaciones sociales aparecen como relaciones entre cosas, ocultando su carácter histórico y modificable.

Una preocupación central de Mumford es la pérdida de memoria cultural en las sociedades industriales. La postal presenta relación ambivalente con esta problemática: preserva paisajes y costumbres que podrían perderse, facilita transmisión de referentes culturales, contribuye a memorias colectivas. Pero también sustituye experiencia directa por representaciones estandarizadas, reduce complejidad cultural a imágenes simplificadas, favorece olvido de dimensiones no visuales, contribuye a homogeneización memorial. Como señala Halbwachs (1925), la memoria colectiva se construye mediante marcos sociales que seleccionan, organizan y interpretan los recuerdos, estableciendo qué merece ser recordado y qué puede ser olvidado.

7. La Postal y la Transformación de la Experiencia Espacio-Temporal: Resistencias y Alternativas Humanizadoras

Efectos positivos de la postal: ampliación de horizontes culturales, democratización del acceso a diversidad cultural, fortalecimiento de vínculos personales a distancia, estimulación de curiosidad y conocimiento. Efectos problemáticos: virtualización que sustituye contacto directo, superficialización de percepción de realidades complejas, estandarización de representaciones culturales, pérdida de dimensión temporal para comprensión profunda.

La obsesión por la velocidad que Mumford identifica como rasgo problemático de la fase paleotécnica se manifiesta claramente en la postal: promete comunicación inmediata, favorece comunicación superficial frente a intercambio reflexivo, contribuye a aceleración de ritmos sociales, alimenta ilusión de dominio técnico sobre tiempo y espacio (Mumford, 1934). Como analiza Virilio (1986), la velocidad constituye el principio organizador de la sociedad contemporánea, generando nuevas formas de alienación basadas en la aceleración permanente y la pérdida de referencias estables.

Sin embargo, Mumford reconoce potencialidades positivas: facilita coordinación de actividades complejas, permite respuestas rápidas, amplía posibilidades de intercambio cultural. El desarrollo postal contradice tesis deterministas y confirma la perspectiva de Mumford sobre el papel de factores culturales. Las diferencias nacionales en estilos revelan influencias de tradiciones culturales: postales alemanas privilegian paisajes románticos, francesas escenas urbanas, españolas tipos costumbristas, inglesas vistas arquitectónicas. Como observa Elias (1969), las configuraciones culturales nacionales resultan de procesos históricos de larga duración que moldean sensibilidades, gustos y formas de percepción específicas.

Pese a su integración en la megamáquina industrial, la postal ha sido utilizada para fines alternativos que ejemplifican las "resistencias" que Mumford identifica como posibles frente a la lógica deshumanizadora de la técnica: intercambio personal que preserva dimensión humana comunicativa, coleccionismo que reivindica valores estéticos frente a lógica comercial, usos artísticos experimentales que subvierten códigos convencionales, documentación de realidades excluidas de circuitos oficiales.

El intercambio personal mantiene prácticas de comunicación íntima que resisten despersonalización masiva. Mensajes manuscritos, selección cuidadosa de imágenes, rituales de envío preservan dimensiones humanas. Como señala de Certeau (1984), las prácticas cotidianas pueden constituir tácticas de resistencia que se apropian creativamente de los dispositivos de poder, subvirtiéndolos mediante usos no previstos.

El coleccionismo desarrolla criterios alternativos: rareza histórica, valor estético, significado personal, interés documental. Estos criterios generan mercados alternativos que valoran dimensiones culturales marginadas por producción masiva. Desde la perspectiva de las "tecnologías apropiadas" que Mumford defiende en sus últimas obras, la postal presenta características ambivalentes. Aspectos positivos: escala humana, integración técnico-expresiva, posibilidades de producción local, potencial comunicativo directo. Aspectos problemáticos: dependencia de sistemas centralizados, subordinación a lógicas comerciales, contribución a homogeneización cultural.

Las propuestas que Mumford desarrolla para una tecnología humanizada podrían aplicarse al desarrollo de alternativas en el campo postal: producción descentralizada, control democrático de contenidos, integración de criterios estéticos locales, respeto por diversidad y perspectivas minoritarias (Mumford, 1970). Como propone Schumacher (1973), las tecnologías apropiadas deben ser intermedias en escala, ambientalmente sostenibles, democráticamente controlables y culturalmente compatibles con los valores y necesidades de las comunidades que las utilizan.

8. Síntesis: La Postal como Paradigma de la Condición Técnica Contemporánea

La tarjeta postal ilustrada constituye un microcosmos que concentra las transformaciones de la civilización técnica moderna analizadas por Mumford. Integra múltiples innovaciones en síntesis funcional, participa en la nueva megamáquina de comunicación y control simbólico, refleja contradicciones entre potencial humanizador y lógicas deshumanizantes, ilustra la relación compleja entre determinación técnica y decisiones culturales, manifiesta posibilidades y límites de democratización cultural mediante medios técnicos.

El análisis postal desde la perspectiva de Mumford ofrece lecciones para crítica constructiva de tecnologías contemporáneas: necesidad de análisis sistémicos multidimensionales, importancia de evaluar usos sociales y efectos culturales, reconocimiento de ambivalencia fundamental de desarrollos técnicos, valoración del papel de decisiones humanas en orientación tecnológica, defensa de criterios humanísticos para evaluación y diseño tecnológicos. Como observa Winner (1980), las tecnologías no son neutrales sino que incorporan valores y relaciones de poder específicas que condicionan las posibilidades de uso social.

Los aspectos positivos de la experiencia postal pueden inspirar alternativas coherentes con los valores humanísticos que Mumford defiende: tecnologías que combinen eficiencia técnica y valor cultural, sistemas que faciliten comunicación auténtica, herramientas que potencien creatividad personal, medios que respeten diversidad cultural, dispositivos que mantengan escala humana. La postal demuestra que es posible desarrollar tecnologías que sirvan a valores humanos sin sacrificar eficiencia técnica.

El fenómeno postal demuestra una de las tesis centrales de Mumford: que la técnica no es destino sino construcción social, y que las sociedades mantienen capacidad y responsabilidad de orientar el desarrollo tecnológico hacia fines humanizadores (Mumford, 1970). Como concluye Feenberg (1991), la democratización de la tecnología requiere no solo acceso sino participación activa en el diseño y la orientación de los desarrollos técnicos. La crítica rigurosa y la imaginación creativa que Mumford propone se revelan como herramientas indispensables para construir un futuro donde la técnica sirva al desarrollo integral de personas y comunidades.


BIBLIOGRAFÍA

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