Moriría feliz si supiera que en mi lápida se podrían escribir estas palabras: «¡Este hombre era un completo insensato! ¡Ninguna de las desastrosas cosas que predijo a regañadientes se cumplió!». Sí: entonces podría morir feliz. ___________________Mumford, L. (1979). My works and days: A personal chronicle. Nueva York: Harcourt Brace Jovanovich.
Las Tarjetas Postales Ilustradas como Paradigma de la Modernidad Técnica:
Una Crítica de la Civilización Industrial (1869-1939)
ÍNDICE
1. Introducción: La Postal
como Síntesis de la Crítica de la Civilización Técnica
2. Los Fundamentos Históricos, Técnicos y Sociales de la Tarjeta Postal
Ilustrada
3. La Postal en la Evolución de la Civilización Técnica: De la Fase
Paleotécnica a la Neotécnica
4. La Postal como Dispositivo de Control Simbólico y Megamáquina de
Comunicación
5. El Símbolo de la Modernidad Industrial: Tecnología Visible e Invisible en
la Experiencia Postal
6. Arte, Técnica y Crisis Cultural: La Dimensión Estética de la Postal en la
Civilización Industrial
7. La Postal y la Transformación de la Experiencia Espacio-Temporal:
Resistencias y Alternativas Humanizadoras
8. Síntesis: La Postal como Paradigma de la Condición Técnica Contemporánea
1. Introducción: La Postal
como Síntesis de la Crítica de la Civilización Técnica
La tarjeta postal ilustrada
constituye un objeto técnico paradigmático que encarna los procesos y
contradicciones fundamentales de la civilización industrial moderna. Surgida
durante la Revolución Industrial y desarrollada en la transición entre
las fases paleotécnica y neotécnica, la postal representa una
confluencia única entre innovación tecnológica, comunicación masiva,
cultura visual y construcción de imaginarios colectivos.
Este objeto aparentemente
menor permite examinar las principales transformaciones técnicas, sociales y
culturales características de la modernidad industrial (Benjamin, 1936). La
postal no constituye meramente un producto técnico aislado, sino un sistema
sociotécnico complejo que articula múltiples dimensiones de la experiencia
moderna: desde los procesos productivos industriales hasta los mecanismos de control
simbólico, desde la democratización cultural hasta la estandarización
de la percepción visual.
El análisis crítico
desarrollado por Lewis Mumford de la máquina como fenómeno
cultural total encuentra en la postal ilustrada un caso de estudio
especialmente revelador, pues este objeto condensa en su desarrollo histórico
las tres fases técnicas de la modernidad identificadas por el pensador
estadounidense: la preparación eotécnica con sus innovaciones
artesanales, la consolidación paleotécnica con su lógica industrial
masiva, y la emergencia neotécnica con sus posibilidades de refinamiento
y diversificación tecnológica (Mumford, 1934).
2. Los Fundamentos
Históricos, Técnicos y Sociales de la Tarjeta Postal Ilustrada
Las transformaciones
sociales del siglo XIX configuraron el contexto estructural
necesario para el surgimiento de la tarjeta postal ilustrada. La urbanización
acelerada que caracterizó este período creó nuevas necesidades
comunicativas entre poblaciones cada vez más móviles y dispersas
geográficamente. La sociedad burguesa liberal acometió grandes transformaciones
en las ciudades, empezando por Madrid y Barcelona, configurándose una nueva
organización espacial que aumentó considerablemente la población urbana al
iniciarse las migraciones desde el campo (Gómez Mendoza, 2020).
Las capitales provinciales
se consolidaron desde el punto de vista institucional, convergiendo en ellas
las vías de transporte que facilitarían posteriormente la distribución
postal. Se derribaron las cercas urbanas y las ciudades se expandieron
sin nuevos límites, creando mercados de solares y edificios resultado de
las desamortizaciones y la liberación del suelo (Terán, 1999). La
inserción en los tejidos urbanos de las infraestructuras del ferrocarril
determinó nuevos patrones urbanos, mientras la circulación en las
ciudades pasó a ser una prioridad.
El período comprendido entre 1869
y 1914 resulta fundamental en la configuración contemporánea de España y
Europa. La Revolución Gloriosa de 1868 supuso un punto de inflexión: se
derrocó a Isabel II y se dio paso al Sexenio Democrático. La
promulgación de la Constitución de 1869 significó el reconocimiento
formal de derechos individuales, sufragio masculino y monarquía
parlamentaria, en un marco que pretendía homologarse a las democracias
liberales europeas (Tusell, 2003). A escala europea, el avance científico,
la expansión del capitalismo industrial y la transformación de las
estructuras estatales convivieron con ideologías reaccionarias, brotes de antisemitismo
y odios nacionales que se alimentaron en un contexto de imperialismo
sin freno, culminando en el estallido de la Primera Guerra Mundial en
1914 (Hobsbawm, 1995).
La fotografía desempeñó
un papel crucial en la transformación de la tarjeta postal una vez que André
Adolphe-Eugène Disdéri ideó, a mediados del siglo XIX, un método más rápido
y barato de hacer fotografías de pequeño formato, patentando lo que
designó como carte-de-visite (Sánchez Vigil, 2011). Los procesos fotoquímicos
desarrollados durante este período permitieron la democratización de la
imagen fotográfica, transformándola de privilegio aristocrático en bien
de consumo accesible a las clases medias emergentes. La estandarización
de formatos, la reducción de costos productivos y la simplificación
de los procesos de revelado crearon las condiciones técnicas necesarias
para la posterior industrialización de la producción postal.
Las revoluciones técnicas
en la producción gráfica durante las décadas finales del siglo XIX crearon las condiciones
materiales para el surgimiento de la industria postal. La litografía,
perfeccionada por Alois Senefelder, permitió la reproducción masiva de
imágenes con calidad artística a costos reducidos.
Posteriormente, la fotolitografía combinó las ventajas de la precisión
fotográfica con la economía de la reproducción litográfica (Twyman,
2013). La fototipia, técnica desarrollada por el alemán F. Borich,
representó la síntesis entre innovación química, precisión mecánica
y reproducción masiva característica de lo que Mumford identifica
como la fase paleotécnica de la civilización industrial.
El coleccionismo postal
emergió simultáneamente con la propia postal ilustrada, constituyendo un
fenómeno cultural que trascendió ampliamente la función comunicativa original.
Los coleccionistas desarrollaron criterios de valoración
alternativos a los puramente utilitarios: rareza histórica, valor
estético, significado documental y interés temático. Esta transformación
simbólica convirtió objetos industriales en artefactos culturales
dotados de valor patrimonial (Benjamin, 1936). La paradoja
fundamental de la postal ilustrada reside en su transformación de objeto
efímero en documento histórico. Diseñadas para la comunicación
inmediata y el consumo rápido, las postales adquirieron valor
patrimonial al convertirse en testimonios de épocas, lugares y
costumbres desaparecidos.
La consolidación estatal
del siglo XIX incluyó la reorganización radical de los sistemas
postales nacionales. En España, las primeras postales aparecieron el 1
de diciembre de 1873, llevando impresa la expresión "República
Española" junto al sello, "Tarjeta Postal" en el
centro y instrucciones específicas sobre su uso (López Mondéjar, 2013). El Congreso
de Berna (1874) constituyó la Unión General de Correos, denominada
en 1878 Unión Postal Universal, con el objetivo de crear un territorio
postal único, estandarizar el tamaño a 14 x 9 cm y fijar las tasas
en 10 céntimos para las tarjetas que transitaban entre los 22 países
integrantes.
La postal ilustrada
constituyó uno de los vehículos fundamentales del surgimiento de la cultura
visual moderna. Si hay un producto que define lo turístico, ese es
la tarjeta postal que selecciona los encuadres de lo que hay que
ver, presenta los monumentos principales de los destinos, las vistas
de ciudades, sus paisajes más deseables, y propone el punto de vista
desde el que debemos mirar (Urry, 1990). La postal participó activamente en la construcción
del imaginario turístico moderno, estableciendo códigos visuales
que determinaron qué lugares merecían ser visitados, desde qué perspectivas
debían ser contemplados y qué experiencias constituían el contenido
legítimo del viaje turístico.
3. La Postal en la
Evolución de la Civilización Técnica: De la Fase Paleotécnica a la Neotécnica
La aparición de la tarjeta
postal entre 1865 y 1870 coincide exactamente con la consolidación de lo
que Mumford identifica como la fase paleotécnica de la
civilización industrial, caracterizada por la primacía del carbón, el hierro
y la máquina de vapor como elementos dominantes del complejo técnico
(Mumford, 1934). Su desarrollo depende de la convergencia sistémica de
múltiples innovaciones técnicas: las técnicas de impresión masiva, los sistemas
ferroviarios, la fotografía como nueva tecnología de reproducción,
los servicios postales organizados y la industrialización del
papel y los procesos químicos.
La producción masiva de
postales durante 1880-1914 ilustra perfectamente el funcionamiento de lo que Mumford
denomina la Megamáquina paleotécnica: centralización productiva, división
extrema del trabajo, estandarización de procedimientos, coordinación
precisa de procesos múltiples y subordinación de la creatividad
artística a imperativos de eficiencia y beneficio (Mumford,
1934). La postal se convierte en producto típico de la racionalización
industrial donde la lógica técnica subordina las dimensiones
culturales. Como observa Simmel (1903), la metrópolis moderna genera
nuevas formas de sensibilidad basadas en la objetividad, la precisión
y la calculabilidad, características que se reflejan perfectamente en la
estandarización de la producción postal.
El desarrollo posterior (desde
1900) coincide con la emergencia de lo que Mumford identifica como la fase
neotécnica: nuevas técnicas de impresión en color, incorporación de
la electricidad, mejoras en la química fotográfica, integración
con nuevos medios de comunicación y posibilidades de descentralización
productiva. Esta transición revela la dialéctica que Mumford
observa en el desarrollo técnico, donde cada fase contiene las semillas
de superación de sus limitaciones y los gérmenes de nuevas contradicciones
(Mumford, 1967). La electricidad como nueva fuente energética posibilita
formas más flexibles y diversificadas de producción, pero
intensifica simultáneamente los mecanismos de control y homogeneización
cultural.
4. La Postal como
Dispositivo de Control Simbólico y Megamáquina de Comunicación
La postal ilustrada
opera como dispositivo privilegiado de control simbólico: difunde representaciones
estandarizadas, construye imaginarios funcionales al poder
establecido, transmite ideologías del progreso, homogeneiza la
percepción visual y participa en la construcción de identidades colectivas
controladas. Esta función se inscribe perfectamente en el análisis que Mumford
desarrolla en El Pentágono del Poder sobre los nuevos mecanismos de
dominación de la Megamáquina contemporánea (Mumford, 1970). Como señala
Anderson (1993), las comunidades imaginadas modernas se construyen
mediante la circulación de símbolos y representaciones
estandarizadas que crean la ilusión de simultaneidad y pertenencia
común.
Los Estados regulan el sistema
postal con fines propagandísticos. Las grandes casas editoras controlan
los circuitos comerciales. La eficiencia técnica determina
formatos y representaciones. La rentabilidad subordina criterios
culturales. Las postales funcionan como instrumentos de promoción turística
e ideológica. La postal representa una tecnología de comunicación
visual masiva que anticipa desarrollos de los medios masivos: comunicación
instantánea global, standardización de mensajes, control
centralizado de información visual (Innis, 1950).
El "pentágono del
poder" analizado por Mumford —Power, Property, Productivity,
Profit y Publicity— se aplica directamente a la industria postal (Mumford,
1970). Los mecanismos de control simbólico se manifiestan en la
industria postal: selección temática que refleja jerarquías sociales, estereotipificación
que favorece clichés visuales, exclusión selectiva de temas
problemáticos, naturalización ideológica que presenta representaciones
como neutrales. La postal funciona como instrumento de poder simbólico
en el sentido analizado por Bourdieu (1979): construye identidades
nacionales funcionales al Estado, promueve valores consumistas
funcionales al capital, transmite estereotipos culturales que legitiman
jerarquías sociales establecidas.
La postal constituye
antecedente directo de sistemas de comunicación masiva: producción
centralizada de contenidos estandarizados, distribución masiva
través de redes organizadas, control de información visual por poderes
económicos, homogeneización de imaginarios sociales. Como observa Adorno
y Horkheimer (1944), la industria cultural opera mediante la repetición
de fórmulas exitosas, la pseudo-individualización que oculta la estandarización
fundamental, y la integración de contenidos críticos mediante su neutralización
comercial.
5. El Símbolo de la
Modernidad Industrial: Tecnología Visible e Invisible en la Experiencia Postal
Ciertos objetos técnicos se
convierten en símbolos de modernidad y progreso. La postal cumple esta
función: representa la conquista técnica de distancia y tiempo,
simboliza la democratización de la cultura visual, encarna las promesas
de comunicación universal y materializa el mito del acceso ilimitado a
información e imágenes. Esta función simbólica se inscribe en lo que Mumford
analiza en El Mito de la Máquina como la transformación de objetos
técnicos en símbolos que canalizan aspiraciones y sueños
colectivos (Mumford, 1967). Como analiza Baudrillard (1968), los objetos
modernos funcionan como signos que comunican estatus social, aspiraciones
y pertenencias culturales más que valores de uso estrictamente
funcionales.
La distinción establecida por Mumford
entre tecnología visible y tecnología invisible resulta
fundamental para comprender la postal (Mumford, 1967). La postal opera como tecnología
invisible: organiza la percepción espacio-temporal, transmite
códigos culturales, estructura relaciones entre lo local y global, configura
mapas mentales de territorios. Como señala Foucault (1975), las tecnologías
modernas de poder operan principalmente mediante la normalización de
comportamientos y la interiorización de controles, más que mediante la coerción
externa directa.
La tesis de Mumford
sobre la primacía de los símbolos en el desarrollo humano se verifica
perfectamente en la postal: los sueños de comunicación preceden el
desarrollo técnico, los rituales sociales condicionan la producción, los
imaginarios culturales determinan representaciones (Mumford, 1967). Como
observa Durkheim (1893), los símbolos constituyen la conciencia
colectiva que mantiene la cohesión social, estableciendo clasificaciones
y jerarquías que orientan la acción social.
La postal sintetiza mitos
modernos que Mumford identifica como característicos de la
civilización técnica: velocidad (comunicación instantánea), universalidad
(acceso global), democratización (cultura visual para todos), progreso
(superación técnica de limitaciones). Estos mitos operan como fuerzas
motivadoras que impulsan innovación técnica y aceptación social, pero
presentan la ambivalencia que Mumford señala en todos los
desarrollos técnicos: pueden impulsar desarrollos liberadores o
justificar dominación sutil (Mumford, 1970). Las tecnologías modernas
transforman la experiencia humana del espacio y tiempo. La postal
constituye ejemplo paradigmático: supera limitaciones geográficas, acelera
intercambios informativos, permite experiencia virtual de lugares
distantes, modifica nociones de proximidad y lejanía.
Realiza compresión espacio-temporal
característica de la modernidad: lugares distantes se vuelven simultáneamente
presentes, experiencias diferidas se actualizan en la contemplación.
Como analiza Harvey (1989), la compresión espacio-temporal constituye la
condición fundamental de la modernidad tardía, generando tanto oportunidades
de enriquecimiento cultural como riesgos de superficialización y desarraigo.
6. Arte, Técnica y Crisis
Cultural: La Dimensión Estética de la Postal en la Civilización Industrial
La postal representa un caso
paradigmático de la relación arte-técnica en la modernidad industrial,
manifestando tanto potencialidades democratizadoras como riesgos de
degradación estética que Mumford analiza en Arte y Técnica
(Mumford, 1952). Aspectos positivos: democratización del acceso a
imágenes artísticas, síntesis entre función práctica y valor estético, difusión
de estilos artísticos, colaboración entre artistas y técnicos. Aspectos
problemáticos: subordinación del arte a criterios comerciales, estandarización
que elimina singularidad artística, reducción de experiencia estética a
consumo masivo, separación entre creación y producción.
La crisis del papel
social del arte en la modernidad industrial que Mumford identifica
encuentra en la postal un ejemplo paradigmático: mercantilización de la
imagen artística, pérdida de función ritual comunitaria, reducción
del artista a proveedor industrial, trivialización de la experiencia
estética (Mumford, 1952). Como observa Benjamin (1936), la reproductibilidad
técnica transforma fundamentalmente la naturaleza del arte: destruye
su aura tradicional pero abre posibilidades de democratización y politización
de la experiencia estética.
Esta crisis resulta estructural:
la lógica industrial de eficiencia, velocidad y beneficio
contradice las temporalidades y finalidades del arte auténtico. Como
analiza Adorno (1970), la industria cultural produce pseudo-arte
que mantiene las apariencias de creatividad mientras subordina la forma
a imperativos comerciales e ideológicos. Sin embargo, Mumford
reconoce potencialidades de nueva síntesis: nuevas formas expresivas
adaptadas a medios técnicos, democratización de la creatividad, experimentación
con lenguajes híbridos, reintegración del arte en la vida cotidiana
(Mumford, 1952).
Los fenómenos culturales
pueden interpretarse como síntomas de crisis civilizatorias más
profundas, perspectiva central en la crítica cultural desarrollada por Mumford.
La postal ilustra esta problemática: refleja fragmentación de
experiencia cultural en imágenes descontextualizadas, expresa reducción
de cultura a mercancía, manifiesta separación entre producción y
consumo cultural, revela subordinación de creatividad a imperativos
técnicos. La fragmentación convierte experiencias complejas en imágenes
aisladas. Los lugares pierden dimensión temporal e histórica,
las culturas se reducen a tipos representativos, las experiencias se cosifican
en objetos coleccionables (Simmel, 1903).
La mercantilización
transforma valores culturales en valores de cambio: significados se
subordinan a vendibilidad, representaciones se ajustan a demandas de
mercado. Como observa Lukács (1923), la reificación constituye el
fenómeno fundamental del capitalismo moderno: las relaciones sociales
aparecen como relaciones entre cosas, ocultando su carácter histórico
y modificable.
Una preocupación central de Mumford
es la pérdida de memoria cultural en las sociedades industriales. La
postal presenta relación ambivalente con esta problemática: preserva
paisajes y costumbres que podrían perderse, facilita transmisión de
referentes culturales, contribuye a memorias colectivas. Pero también sustituye
experiencia directa por representaciones estandarizadas, reduce
complejidad cultural a imágenes simplificadas, favorece olvido de
dimensiones no visuales, contribuye a homogeneización memorial. Como
señala Halbwachs (1925), la memoria colectiva se construye mediante marcos
sociales que seleccionan, organizan y interpretan los recuerdos,
estableciendo qué merece ser recordado y qué puede ser olvidado.
7. La Postal y la
Transformación de la Experiencia Espacio-Temporal: Resistencias y Alternativas
Humanizadoras
Efectos positivos de la postal: ampliación de horizontes
culturales, democratización del acceso a diversidad cultural, fortalecimiento
de vínculos personales a distancia, estimulación de curiosidad y
conocimiento. Efectos problemáticos: virtualización que sustituye
contacto directo, superficialización de percepción de realidades
complejas, estandarización de representaciones culturales, pérdida
de dimensión temporal para comprensión profunda.
La obsesión por la velocidad
que Mumford identifica como rasgo problemático de la fase paleotécnica
se manifiesta claramente en la postal: promete comunicación inmediata,
favorece comunicación superficial frente a intercambio reflexivo,
contribuye a aceleración de ritmos sociales, alimenta ilusión de
dominio técnico sobre tiempo y espacio (Mumford, 1934). Como analiza Virilio
(1986), la velocidad constituye el principio organizador de la
sociedad contemporánea, generando nuevas formas de alienación basadas en
la aceleración permanente y la pérdida de referencias
estables.
Sin embargo, Mumford
reconoce potencialidades positivas: facilita coordinación de
actividades complejas, permite respuestas rápidas, amplía posibilidades
de intercambio cultural. El desarrollo postal contradice tesis deterministas
y confirma la perspectiva de Mumford sobre el papel de factores
culturales. Las diferencias nacionales en estilos revelan
influencias de tradiciones culturales: postales alemanas privilegian paisajes
románticos, francesas escenas urbanas, españolas tipos costumbristas, inglesas
vistas arquitectónicas. Como observa Elias (1969), las configuraciones
culturales nacionales resultan de procesos históricos de larga duración
que moldean sensibilidades, gustos y formas de percepción
específicas.
Pese a su integración en la megamáquina
industrial, la postal ha sido utilizada para fines alternativos que
ejemplifican las "resistencias" que Mumford identifica
como posibles frente a la lógica deshumanizadora de la técnica: intercambio
personal que preserva dimensión humana comunicativa, coleccionismo
que reivindica valores estéticos frente a lógica comercial, usos artísticos
experimentales que subvierten códigos convencionales, documentación de
realidades excluidas de circuitos oficiales.
El intercambio personal
mantiene prácticas de comunicación íntima que resisten despersonalización
masiva. Mensajes manuscritos, selección cuidadosa de imágenes, rituales
de envío preservan dimensiones humanas. Como señala de Certeau (1984),
las prácticas cotidianas pueden constituir tácticas de resistencia
que se apropian creativamente de los dispositivos de poder,
subvirtiéndolos mediante usos no previstos.
El coleccionismo
desarrolla criterios alternativos: rareza histórica, valor estético,
significado personal, interés documental. Estos criterios generan mercados
alternativos que valoran dimensiones culturales marginadas por producción masiva.
Desde la perspectiva de las "tecnologías apropiadas" que Mumford
defiende en sus últimas obras, la postal presenta características ambivalentes.
Aspectos positivos: escala humana, integración técnico-expresiva,
posibilidades de producción local, potencial comunicativo directo. Aspectos
problemáticos: dependencia de sistemas centralizados, subordinación a
lógicas comerciales, contribución a homogeneización cultural.
Las propuestas que Mumford
desarrolla para una tecnología humanizada podrían aplicarse al
desarrollo de alternativas en el campo postal: producción descentralizada,
control democrático de contenidos, integración de criterios
estéticos locales, respeto por diversidad y perspectivas minoritarias
(Mumford, 1970). Como propone Schumacher (1973), las tecnologías apropiadas
deben ser intermedias en escala, ambientalmente sostenibles, democráticamente
controlables y culturalmente compatibles con los valores y necesidades
de las comunidades que las utilizan.
8. Síntesis: La Postal como
Paradigma de la Condición Técnica Contemporánea
La tarjeta postal ilustrada
constituye un microcosmos que concentra las transformaciones de la
civilización técnica moderna analizadas por Mumford. Integra
múltiples innovaciones en síntesis funcional, participa en la nueva
megamáquina de comunicación y control simbólico, refleja contradicciones
entre potencial humanizador y lógicas deshumanizantes, ilustra la
relación compleja entre determinación técnica y decisiones culturales, manifiesta
posibilidades y límites de democratización cultural mediante medios
técnicos.
El análisis postal desde la
perspectiva de Mumford ofrece lecciones para crítica constructiva
de tecnologías contemporáneas: necesidad de análisis sistémicos
multidimensionales, importancia de evaluar usos sociales y efectos
culturales, reconocimiento de ambivalencia fundamental de
desarrollos técnicos, valoración del papel de decisiones humanas en
orientación tecnológica, defensa de criterios humanísticos para
evaluación y diseño tecnológicos. Como observa Winner (1980), las tecnologías
no son neutrales sino que incorporan valores y relaciones
de poder específicas que condicionan las posibilidades de uso social.
Los aspectos positivos
de la experiencia postal pueden inspirar alternativas coherentes con los valores
humanísticos que Mumford defiende: tecnologías que combinen eficiencia
técnica y valor cultural, sistemas que faciliten comunicación
auténtica, herramientas que potencien creatividad personal, medios
que respeten diversidad cultural, dispositivos que mantengan escala
humana. La postal demuestra que es posible desarrollar tecnologías que sirvan
a valores humanos sin sacrificar eficiencia técnica.
El fenómeno postal demuestra
una de las tesis centrales de Mumford: que la técnica no es
destino sino construcción social, y que las sociedades mantienen capacidad
y responsabilidad de orientar el desarrollo tecnológico hacia fines humanizadores
(Mumford, 1970). Como concluye Feenberg (1991), la democratización de la
tecnología requiere no solo acceso sino participación activa en
el diseño y la orientación de los desarrollos técnicos. La crítica
rigurosa y la imaginación creativa que Mumford propone se
revelan como herramientas indispensables para construir un futuro donde la
técnica sirva al desarrollo integral de personas y comunidades.
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