Metodología Iconográfica-Iconológica y Postales como Fuentes Históricas
Introducción
El estudio de las postales como objetos históricos exige una aproximación robusta que abarque sus dimensiones visuales, simbólicas, formales y sociales. Las postales no solo comunican información gráfica; Funcionan como auténticos documentos sociales y culturales que condensan relaciones, mentalidades y procesos históricos. Para analizar de forma integral estas fuentes, resulta imprescindible recurrir a los planteamientos metodológicos de Erwin Panofsky y al marco teórico de Ernst Cassirer , enfatizando su condición de artefactos comunicacionales y patrimoniales (Panofsky, 1939; Cassirer, 1923-1929). A través de ellas se reflejan el devenir de las sociedades europeas, particularmente en los siglos XIX y XX, lo que ha hecho que su preservación y análisis formen parte central en instituciones y centros de investigación de Europa y Estados Unidos (Vasseur, 2019; Baetens & Friedman, 2010).
La Metodología Iconográfica-Iconológica de Erwin Panofsky
Erwin Panofsky desarrolló una metodología esencial para el análisis visual, compuesta por tres etapas jerárquicas: pre-iconográfica, iconográfica e iconológica. En la primera, se prioriza la identificación empírica de elementos visuales tales como figuras, escenarios y acciones, lo que constituye el nivel fáctico del análisis y aporta descripciones precisas y objetivas (Panofsky, 1939). Esta aproximación obliga, en el caso de las postales, a observar meticulosamente la iconografía reproducida, el vestuario de los protagonistas, la arquitectura de los fondos y, en definitiva, la atmósfera evocada por cada composición. Solo así se garantiza una base empírica sólida para abordar los siguientes niveles.
En la fase iconográfica, el análisis se orienta hacia la interpretación de los motivos y símbolos presentes en la imagen, es decir, hacia el reconocimiento de elementos sociales y culturales consolidados en el imaginario colectivo del contexto europeo (Burke, 2003). Así, la selección de monumentos como la Torre Eiffel, el Big Ben o el Reichstag en las postales no es fortuita: responde a la cristalización de valores simbólicos y aspiraciones nacionales que se inscriben en la memoria colectiva de cada sociedad.
Finalmente, la fase iconológica conduce el análisis hacia una lectura contextual profunda: es aquí donde la postal se desvela como documento que condensa mentalidades, ideologías y tensiones subyacentes en la cultura que la produce (Panofsky, 1939). Por ejemplo, las postales editadas durante la Primera Guerra Mundial operan como herramientas de propaganda, transmitiendo mensajes explícitos e implícitos vinculados a la construcción de identidades nacionales y percepciones de la otredad (Frizot, 1998; Baetens & Friedman, 2010).
La aplicación rigurosa de este método implica, además, el cruce con otras fuentes primarias: catálogos, prensa, guías y documentos de la época, así como la comparación sistemática de series postales similares para identificar patrones visuales y discursivos específicos de cada país y período (Vasseur, 2019; Kraus, 2001).
El concepto de formas simbólicas según Ernst Cassirer
Cassirer entiende todo objeto de cultura humana como una forma simbólica, es decir, como la cristalización simbólica de experiencias, valores y cosmovisiones. Para el caso de las postales, este marco teórico permite comprenderlas no solo como reproducciones gráficas, sino como vehículos de significación, donde el icono, el índice y el símbolo convergen en una misma superficie (Cassirer, 1923-1929). Así, una postal no se agota en el registro mimético del paisaje o el retrato, sino que actúa como un condensador activo de identidades y memorias compartidas , en tanto es capaz de reflejar el imaginario social y las construcciones ideológicas de una época.
En el contexto europeo, la postal sintetiza procesos tan diversos como la mercantilización de la imagen, la propaganda política, la representación festiva o el recuerdo íntimo. El análisis desde Cassirer subraya la potencia del lenguaje visual y su articulación con el texto, así como la continua resignificación que los usuarios otorgan al soporte según circunstancias históricas y narrativas personales (Burke, 2003; Baetens & Friedman, 2010).
Historia y Evolución de la Postal en Europa
El nacimiento oficial de la postal tiene lugar en Austria en 1869, motivado por la necesidad de crear un sistema de comunicación rápido, accesible y barato, en el marco de una Europa inmersa en la modernización y la transformación urbana (Kraus, 2001). A partir de ese momento, su expansión internacional resultó vertiginosa. Alemania, Inglaterra y Francia adaptaron el modelo, incorporando progresivamente innovaciones técnicas como la cromolitografía y la fotografía, que dieron lugar a la postal ilustrada y, más adelante, a la postal fotográfica (Frizot, 1998).
Durante la denominada edad dorada de la postal, entre 1900 y 1914, la producción y circulación alcanzaron volúmenes sin precedentes, siendo un fenómeno transversal a todas las clases sociales (Baetens & Friedman, 2010; Vasseur, 2019). Las postales actúan aquí como representaciones y constructores de modernidad: documentan la transformación de las ciudades, los grandes eventos nacionales y los rituales del turismo incipiente. Tras la Primera Guerra Mundial, la postal perdería protagonismo progresivamente ante el avance del teléfono y nuevos medios, aunque seguiría ejerciendo una función documental y simbólica decisiva (Frizot, 1998).
En Francia destacan las series conmemorativas de las exposiciones universales; en Inglaterra y Alemania, la postal instrumenta agendas imperiales, propagandísticas o turísticas; en España, la producción se orienta tanto al recuerdo del viaje interior como a la representación de arquitecturas emblemáticas y costumbres populares (Vasseur, 2019; Monod, 2001).
La Postal como Documento Social y Cultural
Las postales son, según la definición de Burke (2003), documentos sociales de primer orden. Funcionan simultáneamente como fuentes primarias (cuando conservan información directa: imágenes, textos, sellos postales, marcas de circulación) y fuentes secundarias (cuando son objeto de análisis retrospectivo que permite reconstruir prácticas sociales, discursos públicos y usos privados del pasado). Su valor reside en la capacidad de sintetizar la memoria colectiva de una ciudad, de una nación o de un grupo social específico.
Las mayores colecciones internacionales (Bibliothèque Nationale de France, British Library, Bundesarchiv, Biblioteca Nacional de España) constituyen archivos indispensables para la investigación, pues custodian series completas capaces de ofrecer panoramas sobre los cambios en las modas, las costumbres, las relaciones internacionales e incluso en la percepción de los desastres o los conflictos (Monod, 2001).
A este respecto, las postales envueltas en procesos migratorios, guerras o celebraciones populares en Europa cumplen con el papel de intermediarias memorísticas; se trata de fragmentos cargados de significado, capaces de sobrevivir al tiempo gracias a su materialidad resistente y portabilidad, lo que ha facilitado su conservación masiva y su transmisión intergeneracional (Baetens & Friedman, 2010; Vasseur, 2019).
Axiomas de la Comunicación en la Postal
Desde la perspectiva de la teoría de la comunicación desarrollada por Watzlawick y colaboradores, las postales constituyen dispositivos paradigmáticos. Su estructura misma puede ser leída bajo los cinco axiomas: toda postal comunica, incluso cuando carece de mensaje manuscrito (Watzlawick et al., 1967). El anverso visual (imagen) y el reverso textual (mensaje, destinatario) se reproducen de manera concreta la dualidad entre contenido y relación . Así, el análisis discursivo de la postal atiende tanto al mensaje explícito como a las formas implícitas de interacción social, estableciendo nexos de poder, afecto y comunicación ritualizada (Baetens & Friedman, 2010).
La organización secuencial —la relación entre elementos visuales y textuales, la disposición del sentido— condiciona la lectura y resignificación de la postal, permitiendo entender los límites y posibilidades de la comunicación mediada en la sociedad europea contemporánea (Monod, 2001).
Prácticas de Conservación y Difusión del Patrimonio Postal
El patrimonio postal europeo exige protocolos de conservación basados en criterios científicos y técnicos, definidos por organismos internacionales como la UNESCO y el ICOM. La protección eficiente de estos fondos implica prácticas de inventariado, identificación y documentación precisa del estado físico, establecimiento de estrategias preventivas (uso de fundas y cajas libres de ácido, control climático, prevención frente a agentes químicos y biológicos), así como la restauración altamente especializada para evitar daños irreversibles (Edmondson, 2002; ICOM-UNESCO, 2002).
A su vez, la digitalización de las colecciones resulta imprescindible para garantizar tanto la conservación a largo plazo como el acceso público y la investigación avanzada. Las normativas europeas insisten en la necesidad de incorporar metadatos estandarizados (MARC21, Dublin Core), así como de respetar los principios de difusión responsable y acceso abierto, permitiendo la consulta investigadora y el disfrute universal del patrimonio postal europeo (UNESCO/PERSIST, 2021).
Mantener el equilibrio entre conservación y acceso requiere también políticas institucionales bien definidas, respaldadas por recursos técnicos y humanos adecuados, junto con la formación continua de los responsables de archivo, conservación y gestión digital, tal y como han establecido los principales centros patrimoniales de Europa y Estados Unidos (Edmondson, 2002).
Conclusión
El estudio de las postales desde la metodología iconográfica-iconológica y el marco de las formas simbólicas permite desvelar la densidad documental y expresiva de estos objetos visuales. Su análisis contribuye al entendimiento de procesos culturales, sociales y comunicacionales clave de la modernidad europea, al tiempo que subraya la importancia de su adecuada preservación y difusión. Solo desde una mirada multidimensional, articulada por referentes académicos sólidos y prácticas patrimoniales consensuadas, la postal continuará siendo testimonio privilegiado de la memoria y la identidad colectiva de Europa y el Atlántico Norte.
Bibliografía
- Baetens, J., y Friedman, D. (2010). La era de las postales: Selecciones de la colección Leonard A. Lauder. Boston: MFA Publications.
- Burke, P. (2003). Testimonio presencial: El uso de imágenes como evidencia histórica. Londres: Reaktion Books.
- Cassirer, E. (1923-1929). Philosophie der symbolischen Formen (3 vols.). Berlín: Bruno Cassirer.
- Edmondson, R. (2002). Memoria del Mundo: Directrices para la preservación del patrimonio documental en formato PDF. París: UNESCO.
- Frizot, M. (1998). Una nueva historia de la fotografía. Londres: Thames & Hudson.
- Guerrero Hodge, MC (1991). Sobre Panofsky: metodología e investigación contextual. Archivo Español de Arte, 64(255), 91–103.
- ICOM-UNESCO. (2002). Directrices para la conservación del patrimonio documental. París: UNESCO.
- Kraus, H. (2001). Die Postkarte – eine Frauengeschichte. Múnich: CH Beck.
- Monod, P. (2001). La memoria ilustrada: el uso escolar de la carta postal. Revue française de pédagogie, 137, 105-120.
- Panofsky, E. (1939). Estudios de iconología: temas humanísticos en el arte del Renacimiento. Oxford: Oxford University Press.
- Vasseur, F. (2019). La carta postal en Francia: historia e imaginación. París: Ediciones CNRS.
- Watzlawick, P., Beavin, J. H., y Jackson, D. D. (1967). Pragmática de la comunicación humana: Un estudio de patrones de interacción, patologías y paradojas. Nueva York: Norton.
- UNESCO/PERSISTIR. (2021). Directrices para la selección de patrimonio digital (PDF). París: UNESCO.
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