Introducción: El Período de Reconstrucción Nacional y Transformación Editorial
El período comprendido entre 1939 y 1961 representa una etapa fundamental de reconstrucción y transformación en la
historia de la tarjeta postal ilustrada española, enmarcada por el
establecimiento del régimen franquista y su consolidación durante las primeras
décadas de la dictadura [236]. Esta
fase histórica se caracterizó por la reorganización
completa de la industria cartófila tras la devastación de la Guerra Civil,
el desarrollo de nuevas empresas editoriales bajo el control del régimen, y la
evolución hacia una modernización
técnica que culminaría con la apertura turística de los años sesenta [237].
Durante estos años, España experimentó importantes cambios económicos y sociales que se
reflejaron directamente en la producción de postales ilustradas [238]. La autarquía
económica inicial del régimen franquista, seguida por la gradual apertura
al exterior a partir de los años cincuenta, creó un contexto particular para el
desarrollo de la industria postal [238]. El turismo
comenzó a emerger como sector estratégico, especialmente después del Plan de Estabilización de 1959,
generando nuevas demandas y oportunidades para los editores de postales [238].
La consolidación del
régimen bajo la dictadura de Francisco Franco proporcionó un marco político
estable que favoreció el desarrollo de empresas editoriales especializadas,
aunque bajo estricto control ideológico [238]. Las postales se convirtieron en instrumentos de propaganda del nuevo Estado,
promoviendo una imagen de España acorde con los valores del nacionalcatolicismo
franquista [238]. Al
mismo tiempo, la reconstrucción material
del país tras la guerra creó nuevos temas y motivos para la producción
cartófila.
García Garrabella: El Imperio Postal Aragonés
Fundación y Desarrollo Empresarial
García
Garrabella (y Cía.) se
estableció oficialmente como empresa independiente a finales de 1939,
convirtiéndose rápidamente en una de las editoras más prolíficas del sector
durante las décadas siguientes [239]. Luis García Garrabella (San Juan de la
Peña, 1907 - Zaragoza, 1977) había trabajado previamente como fotógrafo para Ediciones Arribas, donde se inició en
el mundo de la postal adquiriendo la experiencia técnica y comercial necesaria [239].
A finales de 1939, con su hermano José como socio, se instalaron en Zaragoza como estudio García Garrabella [239]. La empresa llegó a tener más de 40 operarios y produjo gran cantidad de postales, folletos y
libros de turismo durante su período de máxima actividad [239]. A partir de los años 60 empezaron a trabajar con imágenes en color, aunque su actividad
se redujo al ámbito local a partir de los años 90 [239].
La metodología de
García Garrabella se caracterizaba por la cobertura territorial exhaustiva, produciendo postales de
prácticamente todas las ciudades y pueblos españoles [239]. Entre las postales de Toledo de García Garrabella, el derruido Alcázar era protagonista,
apareciendo tanto en fotografías propias de las ruinas como en panorámicas y
vistas del interior [239]. Los
hermanos García Garrabella realizaron un pormenorizado
y detallista recorrido por el resto de monumentos toledanos, donde quizás
pesaba más la cantidad que la calidad [239].
Especialización en Temas de Reconstrucción
García
Garrabella desarrolló una especialización
particular en temas de reconstrucción
nacional, documentando la recuperación de monumentos y edificios dañados
durante la Guerra Civil [238]. El Alcázar de Toledo, emblema de la
victoria franquista, fue uno de sus temas predilectos, mostrando tanto las
ruinas como el proceso de restauración que se alargó deliberadamente hasta los
años setenta [238].
La empresa aprovechó el turismo
emergente que comenzó a desarrollarse en los años cincuenta, produciendo
series especializadas para destinos turísticos en crecimiento [238]. Sus postales incluían títulos en varios idiomas en el reverso, evidenciando la orientación hacia el
mercado turístico internacional [239]. La numeración de series facilitaba el
coleccionismo y la catalogación sistemática de las producciones [239].
Heliotipia Artística Española (H.A.E.): La Continuidad Editorial
Consolidación en el Período de Posguerra
Heliotipia
Artística Española (H.A.E.), fundada
por José Caballero Pérez alrededor
de 1918, experimentó durante el período 1939-1961 su etapa de máxima expansión y consolidación [237]. La empresa había sobrevivido a la Guerra Civil y se
benefició de la reorganización del
sector tras el conflicto, ocupando espacios de mercado que habían quedado
vacantes tras la desaparición de otros editores [237].
Las oficinas de
H.A.E. se trasladaron en 1933 a Alameda
número 12 en Madrid, mientras que los talleres permanecían en Príncipe de Vergara, 48 [237]. Durante este período, la empresa mantuvo una contratación masiva de fotógrafos y la
compra de fotografías a otras firmas en toda España, desarrollando un archivo
de miles de negativos [237].
La estrategia
comercial de H.A.E. durante estos años se basaba en la producción masiva y la cobertura
territorial exhaustiva, aunque no siempre con la máxima calidad técnica [237]. El logotipo
(H.A.E.), la leyenda y el número de la fotografía aparecían
indistintamente en el anverso y reverso, cambiando a lo largo de los años según
las necesidades de producción [237].
Adaptación a las Nuevas Demandas
Durante los años cuarenta y cincuenta, H.A.E. adaptó su producción a las nuevas demandas del régimen franquista, incluyendo series
especializadas en monumentos restaurados y temas de exaltación nacional [237]. La empresa desarrolló postales
coloreadas y ediciones en blanco y
negro, empleando tanto fotografías
en color como procedimientos tradicionales [237].
La reutilización de
material fotográfico era una práctica común que permitía reducir costes de
producción [237]. A veces
un mismo negativo se utilizaba en varias ediciones, observándose a lo largo de
los años distintas postales ligeramente diferentes tomadas desde un mismo punto
[237]. Esta
metodología aseguraba la rentabilidad
comercial pero comprometía la originalidad de las producciones [237].
Ediciones Sicilia: El Editor Aragonés Especializado
Características y Producción
Ediciones
Sicilia, con sede en Zaragoza, se
estableció durante este período como uno de los editores regionales más
importantes, especializándose en temas
aragoneses y desarrollando una amplia producción que incluía ciudades como
Burgos, Teruel y otros destinos turísticos [240][241]. La empresa editaba postales con fotografías artísticas y empleaba el reverso dividido según las normativas postales vigentes [240].
Las postales de
Ediciones Sicilia se caracterizaban por mostrar rincones típicos y vistas emblemáticas de las ciudades, con
especial atención a plazas principales como la Plaza de José Antonio en Burgos [242]. La empresa mantenía una calidad técnica sostenida y desarrollaba series numeradas que facilitaban el coleccionismo [242].
Durante los años cincuenta, Ediciones Sicilia amplió su cobertura geográfica más allá de
Aragón, incluyendo destinos de Castilla y León y otras regiones españolas [240][241]. La empresa aprovechaba las rutas turísticas emergentes para desarrollar series especializadas
en monumentos y paisajes de interés [240].
Editorial Seix Barral: La Transformación de las Artes Gráficas
Recuperación tras la Guerra Civil
Editorial
Seix Barral, fundada en 1911 como empresa de
artes gráficas, experimentó durante el período 1939-1961 una importante transformación y recuperación tras
haber sido colectivizada durante la Guerra Civil [236][237]. La empresa había sido establecida por Victoriano Seix Miralta en colaboración con los hermanos Luis y Carlos Barral Nualart [237].
Durante los años de la Guerra
Civil, la empresa fue colectivizada
y se limitó a publicar material autorizado por las autoridades republicanas [237]. Tras el final del conflicto, Industrias Gráficas Seix y Barral Hermanos recuperó su actividad
normal, reintegrándose en la tradición editorial barcelonesa [237].
En 1955, Víctor Seix
y Carlos Barral refundaron la
empresa e inauguraron una de sus colecciones más conocidas: "La Biblioteca Breve" [237]. También crearon una división editorial que durante muchos
años se dedicó a producir material
escolar y mapas escolares,
complementando su actividad en el campo de las postales [237].
Especialización en Artes Gráficas
Seix
Barral mantuvo durante este período su tradición en artes gráficas,
aprovechando la experiencia técnica acumulada en litografía y otros procedimientos de impresión [237]. La empresa había sido reconocida como impremta oficial de la publicidad de la Exposición Universal de Barcelona de 1929 y por diseñar carteles
durante la Guerra Civil [237].
La empresa contaba con algunos de los mejores diseñadores del país, como Ricard Giralt Miracle, y mantenía su posición en primera línea técnica [237]. Durante los años cuarenta y cincuenta, desarrolló producciones especializadas que
incluían material gráfico diverso, contribuyendo al desarrollo de las artes
gráficas catalanas [237].
Ediciones Alarde: La Especialización Regional
Desarrollo en el Norte de España
Ediciones
Alarde, con sede en Oviedo, desarrolló
durante este período una importante actividad editorial especializada en temas del norte de España [243]. La empresa se caracterizaba por su enfoque regional y la producción de series especializadas en
Asturias, Galicia y otras regiones del norte peninsular [243].
Las producciones de
Ediciones Alarde incluían tanto temas
religiosos como paisajes y monumentos regionales [243]. En 1969, la empresa editó postales de Nuestra Señora del Portal, Patrona de Ribadavia, evidenciando su
especialización en temática religiosa
[243]. Esta
orientación respondía tanto a las demandas del mercado como a los valores
promovidos por el régimen franquista [243].
Editorial Escudo de Oro: La Tradición Barcelonesa
Consolidación en Barcelona
Editorial
Escudo de Oro, establecida en Barcelona en la calle Venezuela, 105 del distrito de
Sant Martí, se consolidó durante este período como una de las empresas más
importantes del sector en Cataluña [244]. La
editorial aprovechaba la tradición
gráfica barcelonesa y desarrollaba producciones especializadas tanto para
el mercado local como nacional [244].
La empresa se integraba en el ecosistema editorial catalán, contribuyendo al mantenimiento de
Barcelona como segundo centro editorial
más importante de España después de Madrid [244]. Durante los años cincuenta, Editorial Escudo de Oro amplió su actividad para incluir material turístico y guías especializadas [244].
Editores Madrileños Especializados
Ediciones Unique y Editorial Grafos
Durante el período 1939-1961 surgieron en Madrid múltiples editores especializados que
complementaron la oferta de las grandes casas nacionales [245]. Ediciones Unique
desarrolló producciones especializadas
que respondían a nichos específicos del mercado postal, mientras que Editorial Grafos se especializaba en reproducciones fototipia de alta
calidad [245].
Editorial
Grafos, aunque con sede posterior en
Alemania, mantuvo actividad en España durante estos años, especializándose en obra gráfica original y desarrollando ediciones exclusivas para
coleccionistas [245]. La
empresa trabajaba directamente con artistas, estableciendo una colaboración productiva que se extendió
durante décadas [245].
La Profesionalización del Sector
La profesionalización
del sector llevó al desarrollo de nuevos
modelos comerciales que incluían la venta
por catálogo, el intercambio entre
coleccionistas y la especialización
temática [245]. Las ferias y exposiciones se convirtieron
en importantes puntos de encuentro para comerciantes y coleccionistas [245].
Los editores madrileños aprovecharon las ventajas logísticas de la capital para
desarrollar redes de distribución
nacional, estableciendo puntos de
venta en estancos, librerías y comercios especializados [245]. Esta diversificación
de canales permitió una mayor penetración en el mercado [245].
Innovaciones Técnicas del Período
Procedimientos Fotomecánicos Avanzados
Durante el período 1939-1961 se consolidaron los procedimientos fotomecánicos que habían
sido desarrollados en décadas anteriores, con importantes mejoras en calidad y eficiencia [237]. La fotografía sobre
papel experimentó desarrollos técnicos que permitieron mejorar la calidad y
reducir los costes de producción [237].
Las empresas más importantes del sector invirtieron en nuevas tecnologías que mejoraban tanto
la calidad como la velocidad de producción [237]. Los procedimientos
en color continuaron su desarrollo, incluyendo la cromolitografía mejorada y diversos procedimientos mixtos que combinaban diferentes técnicas de
impresión [237].
Modernización de Talleres y Equipamiento
La modernización de
los talleres durante este período incluyó la incorporación de maquinaria más eficiente que permitía
aumentar significativamente los volúmenes de producción [246]. Las imprentas
especializadas adoptaron nuevos procedimientos que combinaban tradición técnica con innovación industrial [246].
Imprenta
Nueva Balear, establecida desde 1913,
experimentó durante este período importantes ampliaciones del negocio que incluían litografías y tipografías [246]. La empresa se trasladó en 1927 a su ubicación definitiva y
mantuvo su actividad incluso durante la Guerra Civil [246]. A finales de los años cincuenta comenzó a trabajar con el Estanco y la Lotería, evidenciando la
diversificación del sector gráfico [246].
El Desarrollo del Turismo y su Impacto en la Postal
El Turismo como Política de Estado
Durante el período franquista, el turismo se convirtió en una política
de Estado que utilizaba la promoción territorial para divulgar un discurso
que rememoraba un pasado idealizado
basado en la unidad de la patria [238]. Las ruinas y daños
bélicos se convirtieron en elementos de atracción turística, especialmente
el Alcázar de Toledo, que fue
mantenido deliberadamente en reconstrucción hasta los años setenta [238].
El modelo turístico
franquista marcó el actual sistema turístico manteniendo imágenes y tópicos que han perdurado
hasta nuestros días [238]. Las
postales jugaron un papel fundamental en la construcción de la imagen turística de España, promoviendo destinos
y monumentos acordes con la ideología del régimen [238].
La Profesionalización del Sector Turístico
A partir de los años cincuenta, especialmente tras el Plan de Estabilización de 1959, España experimentó
una apertura al exterior que
favoreció el desarrollo turístico [238]. Los acuerdos con
Estados Unidos y la creciente presencia de turistas extranjeros crearon nuevas demandas para la industria
postal [238].
Las postales
turísticas se convirtieron en elementos esenciales de promoción
territorial, contribuyendo a la construcción de la imagen moderna de España [238]. Los editores especializados desarrollaron series multilingües para atender la
demanda del turismo internacional
emergente [239].
La Transformación Social y Cultural
Modernización y Cambio Social
Durante los años cincuenta se produjeron importantes cambios sociales que afectaron al
consumo cultural y al coleccionismo de postales [247]. La mejora del nivel
de vida y el desarrollo de la clase
media urbana crearon nuevos mercados para la industria cartófila [247].
El boom turístico
que comenzó a finales de los años cincuenta supuso una transformación radical para la industria postal [246]. Los editores pasaron de pocos clientes que generaban mucho trabajo a muchos clientes con necesidades muy diferentes [246]. Esta diversificación obligó a desarrollar nuevas estrategias comerciales y productos especializados [246].
Nuevas Temáticas y Mercados
Durante este período se consolidó la diversificación temática que incluía no solo monumentos y paisajes,
sino también vida cotidiana, eventos sociales, deportes y automoción [248]. Los carteles
turísticos de la época, diseñados por artistas como José Arburo Morell, reflejaban las nuevas tendencias estéticas del
período [248].
La aparición del cine
como fenómeno de masas también influyó en la producción de postales, con series
especializadas en actores y escenas cinematográficas [249]. Los pósters y
carteles de cine de los años cuarenta y cincuenta evidencian la
consolidación de nuevas formas de entretenimiento que competían con el
coleccionismo tradicional [249].
El Coleccionismo Durante el Período
Evolución del Movimiento Cartófilo
Durante los años cuarenta y cincuenta, el coleccionismo de postales experimentó
una evolución significativa respecto a períodos anteriores [250]. Aunque había perdido parte del fervor inicial de la
primera década del siglo, mantuvo una base sólida de coleccionistas especializados que se organizaban en clubes y asociaciones [250].
Las colecciones
especializadas comenzaron a desarrollar criterios más selectivos, centrándose en editores específicos, temáticas
particulares o regiones determinadas
[250]. El Diario 16 editó posteriormente una colección completa de 102 postales de
Madrid antiguo que evidencia el interés por la documentación histórica [250].
Nuevas Modalidades de Comercialización
La comercialización
de postales experimentó importantes cambios durante este período, con el
desarrollo de nuevas modalidades de
distribución que incluían archivadores
especializados y colecciones
temáticas [250]. Los museos y bibliotecas comenzaron a incorporar postales como material documental [250].
La catalogación
sistemática se convirtió en una necesidad tanto para comerciantes como para coleccionistas,
desarrollándose sistemas de numeración
y clasificación que facilitaban el
intercambio y la valoración [250]. Las
postales procedían de múltiples fuentes
incluyendo museos municipales, bibliotecas nacionales y archivos privados [250].
Bibliografía Especializada Ampliada
Fuentes Fundamentales y Catálogos de Referencia
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- Revistas Especializadas
- Revista Cartòfila del Cercle Cartòfil de Catalunya (2009-presente). Barcelona.
- Boletín de la Academia Iberoamericana de Historia Postal (1947-presente). Madrid.
Conclusión: El Legado de la Reconstrucción Cartófila
El período 1939-1961 representa una etapa de reconstrucción y modernización de la
industria postal española que estableció las bases del sector contemporáneo [236][237]. La consolidación de
editores como García Garrabella, H.A.E., Ediciones Sicilia y Editorial Seix
Barral evidenció la capacidad del sector para adaptarse a las nuevas
circunstancias políticas y económicas del régimen franquista [239][237][240][236].
La transformación
técnica del período, particularmente en procedimientos de impresión y modernización de talleres, estableció
estándares que perdurarían durante décadas [246]. Las empresas más exitosas supieron combinar tradición técnica con innovación productiva, creando
productos que satisfacían tanto las demandas comerciales como las necesidades
propagandísticas del régimen [237].
El desarrollo del
turismo como política de Estado creó nuevas oportunidades para la industria
postal, estableciendo España como
destino turístico y generando demanda internacional de postales
especializadas [238]. Esta
transformación del país en destino
turístico marcó definitivamente la evolución posterior del sector [238].
Finalmente, la diversificación
geográfica y temática que
caracterizó este período estableció las bases de la industria postal moderna [239]. La experiencia acumulada durante estos años de
reconstrucción proporcionó los cimientos sobre los que se desarrollaría la expansión turística de los años
sesenta, consolidando a España como uno de los principales productores de
postales de Europa [238].
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