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4/5/25

Santa María del Mar

Santa María del Mar se alza en la Ribera de Barcelona como testigo privilegiado de la evolución histórica y social de la ciudad, un auténtico espejo de la fe y la pujanza colectiva de sus habitantes. Sus venerables muros, que han soportado guerras, alzamientos y visitas regias, narran con su sola presencia la transformación de un barrio marítimo en motor económico de la Corona de Aragón. Nacida de la humilde ermita paleocristiana de Santa María de las Arenas, fue objeto de una profunda reedificación románica antes de convertirse, a partir de 1329, en la majestuosa basílica gótica que hoy conocemos como “la catedral del mar” gracias a la memorable novela que recuperó su grandeza literaria y popular.

La decisión de erigir un templo propiedad de los propios feligreses de Vilanova del Mar —alejado de la tutela noble— refleja un modelo comunitario de financiación y construcción inusual en la Baja Edad Media. Las donaciones de ricas familias mercantiles y el esfuerzo colectivo de pescadores y artesanos, junto al imprescindible trabajo de los bastaixos que transportaron la piedra desde Montjuïc, hicieron posible el levantamiento de las imponentes naves. La colocación de la primera piedra el 25 de marzo de 1329, bajo la dirección de Berenguer de Montagut y Ramon Despuig, marcó el inicio de un proyecto tan ambicioso como expresivo de la conciencia de grupo de un barrio que se había convertido en el corazón comercial de Barcelona (Bassegoda, 1976; Vidal García, 2012).

Sin embargo, la peste negra de 1348 detuvo drásticamente las obras, mermando la población portuaria y obligando a una pausa que se prolongó hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIV. La reanudación culminó en 1384 con la consagración de la iglesia, obra concluida en 1389, sin que el paso del tiempo aminorase el afán de la comunidad por mantener vivo el legado de sus antepasados. De este modo, Santa María del Mar emergió como un símbolo de resiliencia frente a las adversidades sanitarias y sociales, atributo reforzado tras sucesivos desastres naturales y humanos.

La historia de la basílica está salpicada de episodios decididamente dramáticos: el terremoto de 1428, que derribó el rosetón y segó la vida de numerosos feligreses —cuyos restos descansan en el Fossar de les Moreres—; los bombardeos franceses del siglo XVII; y el atentado anarquista de 1896 durante la procesión del Corpus Christi. Cada uno de estos acontecimientos dejó cicatrices físicas y simbólicas en el edificio, pero también reforzó su significado como centro neurálgico de la vida religiosa y política de la ciudad, rubricado por la boda real de Carlos de Habsburgo e Isabel Cristina de Brunswick en 1708, durante la Guerra de Sucesión.

El siglo XX trajo consigo la pérdida de sus tesoros barrocos en el incendio de 1936, que arrasó el altar mayor, el coro y las capillas laterales, así como el órgano y la tribuna real. Los trabajos de restauración iniciados en 2006 y finalizados en 2013 se centraron en recuperar la pureza original del gótico catalán, prestando especial atención a la estabilización estructural y la restitución de las vidrieras, que bañan el interior con una luz diáfana capaz de realzar la esbeltez de sus columnas octogonales y la sensación de ligereza característico del estilo (Hernández‑Cros et al., 1990; Vidal García, 2012).

Arquitectónicamente, Santa María del Mar es un ejemplo paradigmático de gótico catalán: tres naves de gran altura separadas por dieciséis columnas, deambulatorio sin crucero y un presbiterio heptagonal cubierto por bóvedas de crucería. La fachada, enmarcada por torres octogonales y coronada por un rosetón flamígero del siglo XV, ofrece un austero contraste con la riqueza luminosa del interior. Los portones originales, ahora custodiados por figuras de hierro que honran a los bastaixos, subrayan la vinculación indisoluble entre la obra y sus artífices anónimos.

En definitiva, Santa María del Mar no es sólo un hito arquitectónico, sino el reflejo vivo de la Barcelona medieval, de sus dinámicas socioeconómicas y de la capacidad de una comunidad para proyectar su identidad a través de la piedra y el trabajo colectivo. Su impronta en el tejido urbano del Born y la plaza del Born, escenario de torneos, mercados y festividades, demuestra que la basílica ha sido y sigue siendo el epicentro espiritual y social de una ciudad en constante transformación.


Bibliografía

Ainaud de Lasarte, J., Gudiol, J., & Verrié, F. P. (1947). La Ciudad de Barcelona. Madrid: C.S.I.C. Inst. Diego Velázquez.
Bassegoda, B. (1976). Santa Maria de la Mar: monografia històrico-artística del temple. Barcelona: Editores Técnicos Asociados.
Bassegoda Nonell, J. (1987). Guia de Santa Maria de la Mar. Barcelona: Fundació Caixa de Barcelona.
Hernández‑Cros, J. E., Mora, G., & Pouplana, X. (1990). Arquitectura de Barcelona. Barcelona: Demarcació de Barcelona del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya.
Vidal García, A. (2012). Santa María del Mar de Barcelona. Estudi històrico-constructiu, materials de construcció i estabilitat estructural [Tesis doctoral, Universitat Politècnica de Catalunya]. UPCommons.
Ajuntament de Barcelona. (2020). Santa Maria del Mar. Recuperado de https://www.barcelona.cat/es/conocebcn/pics/parroquia-de-santa-maria-del-mar-basilica-92086001318
Turisme de Barcelona. (2025). Basílica de Santa Maria del Mar. Recuperado de https://www.barcelonaturisme.com/wv3/es/page/423/santa-maria-del-mar.html
Wikipedia. (2024). Basílica de Santa María del Mar. Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_Santa_Mar%C3%ADa_del_Mar
Queralt del Hierro, M. P. (2022, 14 de julio). Santa María del Mar, la catedral del mar. La Vanguardia.

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