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24/6/25

Tarjetas Postales Ilustradas Españolas (1901-1905): La Edad de Oro de la Cartofilia

 Introducción: El Esplendor de la Tarjeta Postal Española

El período comprendido entre 1901 y 1905 representa, según la acertada denominación de Carlos Teixidor, la auténtica "Edad de Oro de la tarjeta postal" en España [136]. Esta etapa se caracterizó por un desarrollo extraordinario tanto en el volumen de producción como en la calidad técnica y artística de las tarjetas postales ilustradas, superando incluso la producción de sellos de correos oficiales [136][137]. Durante estos años, la tarjeta postal experimentó una transformación radical, evolucionando desde un simple medio de comunicación postal hacia un vehículo cultural de primera magnitud que permitía difundir ciudades, pueblos, paisajes y costumbres de manera masiva [137][138].

La explosión cuantitativa de la producción postal durante este período fue extraordinaria, alcanzando cifras sin precedentes que evidenciaban la consolidación de una auténtica industria cartófila [136]. A partir de los primeros años del siglo XX, la edición de postales alcanzó un volumen tan considerable que superó ampliamente la producción de sellos de correos, estableciendo las bases de lo que se convertiría en uno de los fenómenos culturales y comerciales más importantes de la modernidad española [137][138].

El desarrollo de la tarjeta postal como medio de correspondencia fomentó el intercambio de estas pequeñas cartulinas entre nacionales y extranjeros, dando lugar al nacimiento del coleccionismo de la tarjeta postal ilustrada [137]. El atractivo visual y el bajo coste de estas tarjetas, en la mayoría de los casos más económicas que los sellos de correos, contribuyeron decisivamente a que se pusiera de moda el coleccionismo de postales [136][137]. Es frecuente encontrar en las tarjetas postales circuladas de los primeros años del siglo XX textos que se refieren específicamente al intercambio de postales entre cartófilos de distintos países, evidenciando el carácter internacional de este fenómeno [139][137].

El Contexto Cultural y el Movimiento Coleccionista

El Nacimiento del Asociacionismo Cartófilo

En España, a partir de 1900, comenzó a difundirse sistemáticamente el coleccionismo de tarjetas postales, experimentando un crecimiento geométrico en su envío y circulación [137][138]. Durante los primeros años del siglo aparecieron las primeras revistas especializadas sobre la tarjeta postal, estableciendo las bases del movimiento cartófilo organizado [139][137]. La primera de estas publicaciones, editada en Barcelona, fue el "Boletín de la tarjeta postal ilustrada", que se convirtió en el órgano de difusión pionero de la nueva afición [137][140].

Paralelamente, nació en Barcelona la primera asociación de coleccionistas de tarjetas postales denominada "Sociedad Cartófila Española Hispania" (1901-1909), que publicó la influyente revista "España Cartófila" [141][139][137]. Esta sociedad se estableció como el centro de gravedad del movimiento cartófilo español, fomentando el intercambio de postales y divulgando las direcciones de sus miembros que se oferecían para intercambiar tarjetas con coleccionistas de diferentes países del mundo [141][139].

También se publicó en Madrid la revista "El coleccionista de tarjetas postales", completando el panorama de publicaciones especializadas que contribuyeron decisivamente a la consolidación del fenómeno cartófilo [137][140]. Estas revistas no solo promovían el coleccionismo, sino que también publicaban artículos de promoción e historia de la tarjeta postal, diccionarios de frases en diferentes idiomas para facilitar el intercambio internacional, y escritos reclamando una normativa más favorable del servicio público de correos [141][139].

La Internacionalización del Fenómeno

El asociacionismo cartófilo constituyó el principal motor de la expansión internacional de la tarjeta postal a principios del siglo XX [141]. Los clubes fomentaban activamente el intercambio de tarjetas y divulgaban en sus revistas las direcciones de los miembros dispuestos a intercambiar postales con coleccionistas de distintos países [141][139]. Esta red internacional de intercambio puede considerarse como una de las primeras formas de comunicación social a escala global, anticipando fenómenos posteriores [142].

La avidez por poseer imágenes de países remotos se convirtió en una auténtica moda, y el asociacionismo representaba una manera rápida y eficiente de obtenerlas [141]. Muchos coleccionistas editaban incluso postales con su propia imagen, a modo de tarjeta de visita, para intercambiar con personas a las que no conocían personalmente [142]. Este fenómeno evidencia la dimensión social y comunicativa que adquirió la tarjeta postal más allá de su función meramente comercial.

Hauser y Menet: La Consolidación de la Hegemonía Editorial

La Culminación de la Serie General

La casa Hauser y Menet completó en 1905 su monumental Serie General, que finalizaba con el número 2.078 según la catalogación exhaustiva realizada por Martín Carrasco Marqués [143][144]. Esta serie representa uno de los logros editoriales más importantes de la cartofilia española, abarcando un período de ocho años (1897-1905) durante los cuales la empresa estableció definitivamente su hegemonía en el sector [145][143].

En 1905, Hauser y Menet finalizaba su Serie General tras haber lanzado al mercado 75 postales de Toledo de gran calidad fotográfica y de impresión, ejemplificando la exhaustividad de su cobertura territorial [143]. Según Carlos Teixidor, se pueden distinguir dos épocas claramente diferenciadas en la producción de esta casa: la primera y más importante, que va de 1892 a 1905, coincidió con el momento álgido del coleccionismo de postales a nivel europeo, realizándose entonces el 75% del fondo fotográfico de la empresa [143].

La empresa continuó siendo, al igual que en el período anterior, el impresor más prolífico de tarjetas postales con vistas de casi todas las ciudades españolas [136][144]. La calidad técnica y la cobertura geográfica de las producciones de Hauser y Menet establecieron estándares que influyeron en toda la industria cartófila española [145][143].

Innovaciones Técnicas y Comerciales

Hauser y Menet mantuvo durante este período su liderazgo en innovación técnica, perfeccionando los procedimientos de fototipia y experimentando con nuevas técnicas de impresión [144][146]. La empresa tenía establecido su taller de fototipia en la calle Ballesta 30 de Madrid, donde desarrollaba una producción industrial de gran escala [146][147].

En 1899, la empresa editó para su Serie General veinte tarjetas postales basadas en distintas ilustraciones realizadas por dibujantes y pintores que colaboraban en las páginas de la revista semanal "Blanco y Negro", fundada por Torcuato Luca de Tena [146]. Estas tarjetas, numeradas correlativamente del 421 al 440, representaron una innovación importante al incorporar el arte gráfico contemporáneo al mundo de la postal [146].

La colaboración con la revista "Blanco y Negro" evidencia la capacidad de Hauser y Menet para establecer alianzas estratégicas con otros medios de comunicación, ampliando así el alcance cultural de sus producciones [146]. Esta estrategia permitió la difusión masiva de las obras de los mejores ilustradores de la época a través del medio postal [146].

Fototipia Lacoste: La Herencia de Laurent

La Transición y Renovación Empresarial

La Fototipia Lacoste, sucesora de la prestigiosa Casa Laurent, representó durante este período una de las empresas más importantes del sector cartófilo español [147][148]. Joseph Jean Marie Lacoste Borde adquirió en febrero de 1900 tanto el negocio como la prestigiosa colección de vistas de ciudades, monumentos, costumbres y obras de arte de la antigua Casa Laurent [147][148].

Con esta adquisición, José Lacoste no solo se convirtió en el continuador de un gran archivo fotográfico, sino también en el renovador de la producción comercial de la antigua firma [148]. Todo ello lo hizo a través de la apuesta decidida por un formato de moda: la tarjeta postal, tanto en su versión en fototipia como en fotografía [147][148].

La empresa imprimió, bajo la denominación "J. Laurent", una serie de postales de ciudades españolas de gran calidad técnica, así como reproducciones sobre pinturas realizadas tanto por pintores contemporáneos como por los clásicos españoles [136][147]. Entre sus trabajos más importantes estuvo el realizado en el Museo de Bellas Artes, donde llevó a cabo un importante inventario de obras de arte con la intención de crear un verdadero Archivo Fotográfico Nacional [147].

Especialización en Arte y Patrimonio

Lacoste obtuvo, por real orden, el permiso de venta de las reproducciones en el mismo Museo del Prado, aunque las condiciones fueron posteriormente modificadas por el Patronato del Museo [147]. Esta autorización oficial evidencia el reconocimiento institucional de la calidad de sus trabajos y su importancia para la difusión del patrimonio artístico español [147].

La empresa llegó a involucrarse profundamente en el funcionamiento interno del Museo del Prado, pasando más de cuatro meses haciendo el recuento de los cuadros y el cambio de numeración para la preparación de la décima edición en castellano del catálogo de Pedro de Madrazo en 1909 [147]. Esta colaboración institucional evidencia el papel fundamental que desempeñó Lacoste en la documentación y difusión del patrimonio artístico español.

La producción de tarjetas postales de Lacoste entre 1900 y 1914 se caracterizó por su especialización en temáticas artísticas y patrimoniales, aprovechando el prestigioso fondo fotográfico heredado de la Casa Laurent [148]. Esta estrategia comercial no solo renovó y consolidó a Lacoste en el mercado fotográfico, sino que también devolvió el esplendor y prolongó en la memoria la obra de la Casa Laurent [148].

Amadeo Mauri: El Pionero de la Cartofilia Catalana

Cobertura Exhaustiva del Territorio Catalán

Amadeo Mauri i Aulet (Palamós, 1862-1933) se consolidó durante este período como el editor más importante de postales catalanas, reproduciendo vistas de la mayoría de las ciudades y pueblos de Cataluña [136][149]. Entre 1899 y 1908, Mauri editó una colección numerada de 330 postales dedicada principalmente a las comarcas gerundenses, barcelonesas, sur de Francia, Tarragona y Reus [149].

Mauri había establecido inicialmente una "Fotografia Moderna" en La Bisbal, desde donde comenzó a editar postales de las principales poblaciones del Bajo Ampurdán que se vendían en los estancos a 10 céntimos cada una [149]. En 1900 se trasladó a Sant Feliu de Guíxols, donde amplió considerablemente su producción para incluir toda la provincia de Gerona [149].

La actividad de Amadeo Mauri se extendió progresivamente, estableciendo estudios en Gerona y desarrollando una producción que incluía álbumes fotográficos y series especializadas [149]. Sus fotografías fueron reproducidas en revistas como el "Suplemento Literario de El Autonomista" o "El Heraldo de Gerona", evidenciando el reconocimiento de su trabajo [149].

Reconocimiento Internacional

En 1910, Amadeo Mauri participó como fotógrafo en la Exposición de Buenos Aires, evidenciando el reconocimiento internacional de su trabajo y la proyección exterior de la cartofilia catalana [149]. Esta participación internacional demuestra la calidad técnica y artística alcanzada por los editores españoles de postales durante este período [149].

La estrategia comercial de Mauri se basaba en la cobertura exhaustiva del territorio catalán, atendiendo tanto a las grandes ciudades como a los pueblos más pequeños, y estableciendo una red de distribución que aprovechaba los estancos locales [149]. Esta metodología se convertiría en modelo para otros editores regionales [149].

Purger & Co: La Revolución del Color

Innovación Técnica Alemana

La empresa alemana Purger & Co, con sede en Mozartstraße 13, Munich, se estableció como una de las casas editoriales más influyentes durante la edad dorada de las postales (1901-1905) [150][151]. Fundada probablemente por Adolf Purger, la empresa se especializó en la producción de tarjetas postales en color utilizando el innovador sistema de fotocromolitografía, conocido como "photochrome" [150][151].

Purger & Co estuvo activa entre 1899 y 1920, produciendo durante esos años una infinidad de tarjetas por cuenta propia y para otras empresas [151][152]. La empresa era conocida por las tarjetas postales en color que producía principalmente a principios del siglo XX, utilizando el sistema de cromolitografía a tres colores [150][151].

Durante este período destacaron especialmente las tarjetas postales impresas en color por Purger & Co, que en muchos casos fueron editadas por librerías locales para reproducir vistas de sus ciudades [136][151]. Una reseña de 1907 mencionaba a Purger & Co como una empresa especializada en la "producción de tarjetas de excelente calidad y gran variedad", haciendo especial nota de sus colores que eran "reproducidos mediante un proceso tan perfeccionado que la graduación del color merece reconocimiento" [150].

Estrategia Comercial y Colaboraciones Locales

La extraordinaria empresa editora Purger & Co buscó para sus postales de vistas y costumbres de ciudades españolas personas o empresas que colaboraran en la producción de distintas maneras, ya fuera como editores, fotógrafos, depositarios, distribuidores o patrocinadores [152]. Entre los colaboradores españoles se encontraban Cecilio Gasca (Zaragoza), Tomás Sanz (Sevilla), y negocios como Madrid-Postal (Madrid), Librería General (Santander) o Papelería Catalana (Málaga) [152].

Las tarjetas de Purger & Co se numeraban inicialmente en la parte inferior del anverso, para más tarde, probablemente a partir de 1905, realizarse en el reverso [151]. Basada en Munich, Purger & Co inicialmente imprimió postales con temas de las regiones cercanas de Baviera, Austria e Italia del Norte, y posteriormente publicó postales de ciudades en el Adriático, Marruecos y España a medida que el turismo comenzó a crecer en estas áreas [150].

Photoglob Zürich: La Calidad Suiza

Series Especializadas y Diferenciación Técnica

El editor suizo Photoglob Zürich (P.Z.) comercializó tarjetas postales de ciudades españolas con un sistema de numeración especializada que evidenciaba la sofisticación de su producción [136]. La empresa utilizaba el número de serie 10.000 para las postales en fototipia en negro y el número de serie 7.000 para las tarjetas impresas en color, siendo estas últimas de menor tirada que la serie anterior [136].

Esta diferenciación técnica entre series monocromáticas y en color evidencia la comprensión del mercado por parte de Photoglob Zürich, que adaptaba su producción a diferentes segmentos de demanda [136]. Las postales en fototipia en negro, más económicas de producir, podían editarse en mayor cantidad, mientras que las versiones en color se dirigían a un mercado más selecto [136].

La calidad técnica de las producciones suizas se basaba en la tradición de excelencia de la industria gráfica helvética, que había desarrollado procedimientos avanzados tanto en fototipia como en impresión en color [136]. Esta experiencia técnica se tradujo en postales de gran calidad que competían exitosamente en el mercado español [136].

Editores Alemanes Especializados

Rümmler & Jonas: Los Especialistas Vascos

La editorial alemana Rümmler & Jonas, que había comenzado en 1899 a editar postales de San Sebastián, continuó en este período con tarjetas que reproducían pueblos y ciudades del País Vasco, así como de otras ciudades españolas [136]. Esta empresa desarrolló una especialización geográfica que le permitió establecer una presencia sólida en el mercado vasco [136].

La continuidad temporal de Rümmler & Jonas evidencia la solidez de su estrategia comercial y la existencia de una demanda sostenida para sus productos [136]. La empresa supo capitalizar el turismo creciente en San Sebastián y la región vasca durante este período [136].

Stengel & Co: La Andalucía Romántica

Stengel & Co imprimió postales que reproducían principalmente vistas de Sevilla y otras ciudades andaluzas, aprovechando el interés turístico y cultural por la región [136][153]. La empresa alemana supo captar la imagen romántica de Andalucía que atraía tanto al turismo nacional como internacional [153].

Las postales de Stengel & Co incluían temas como "Costumbres andaluzas", evidenciando un enfoque que combinaba el paisaje urbano con los elementos etnológicos y costumbristas [153]. Esta aproximación temática respondía a las expectativas del turismo romántico europeo sobre España [153].

Dr. Trenkler Co: Innovación desde Leipzig

Dr. Trenkler Co, ubicada en Leipzig, comercializó postales de Barcelona y Andalucía, estableciéndose como una de las empresas alemanas más importantes del sector [136][154][155]. La drukarnia "Dr Trenkler & Co" se había fundado en 1894 bajo el nombre "Phototechnisches Institut Dr Trenkler & Co" en Dorotheenstraße 5/7, actualmente Cäcilienstraße en Leipzig [156].

La empresa fue creada por Dr Bruno Trenkler (nacido en 1863, doctorado en 1887 en el departamento de química de la Universidad de Würzburg) y Carl Gustava Jahrig, quien se ocupaba de la parte comercial del negocio [156]. En 1901 se adquirió una parcela en Eichstädt Straße 11, en el distrito de Stötteritz/Leipzig, donde se inició la construcción de su propio edificio de imprenta [156].

A partir de 1900, la empresa adoptó el nombre "Trenkler & Co" y se convirtió en una de las imprentas más grandes y editores de postales litográficas y de impresión fotográfica en Alemania, produciendo postales de todo el mundo [156]. En 1909, "Dr. Trenkler Co" empleaba aproximadamente 700 trabajadores que operaban 130 máquinas de impresión produciendo diversos tipos de postales [156].

J. Truyol: El Pionero Balear

Innovación en Mallorca

J. Truyol empezó a editar durante este período sus postales sobre Mallorca, convirtiéndose en el pionero de la cartofilia balear [136][149]. Josep Truyol i Mayol (1868-1949) fue un fotógrafo y cineasta español que en 1887 estableció un estudio de fotografía en el número 28 de la calle Conquistador de Palma [149][157].

En 1903, Truyol trasladó su estudio a la calle de la Marina, abriendo en este mismo local el Cinematógrafo Truyol, donde además de películas extranjeras se proyectaban sus propios films [149]. De esta forma, este local se convirtió en el primer cinematógrafo con sesiones regulares de Palma, evidenciando el carácter innovador y emprendedor de Truyol [149].

Josep Truyol compaginó la fotografía con la filmación de los puntos más emblemáticos de la isla, especializándose en fotos de retrato y paisajes [149]. Como dato curioso, no solo filmaba sus películas sino que también las distribuía y financiaba, convirtiéndose en un auténtico pionero del cine balear [149].

Colaboración Internacional

Truyol destacó especialmente en el retrato y en paisajes, desarrollando un apartado especial con la fotografía de arquitectura [149]. También realizó composiciones fotográficas y mantuvo una colaboración notable con la famosa revista National Geographic, evidenciando el reconocimiento internacional de su trabajo [149].

La empresa Truyol realizó numerosas series de postales, aprovechando su archivo fotográfico de la isla de Mallorca [149][157]. A su muerte, el estudio pasó a sus hijos Bárbara y Juan Truyol, asegurando la continuidad de la empresa familiar [149].

Editores Locales y Regionales

Librerías y Papelerías como Editores

Durante este período se consolidó el fenómeno de series editadas por librerías o papelerías que mostraban vistas de aquellas ciudades donde radicaban estos negocios [136]. Esta descentralización editorial permitió la cobertura de localidades menores que no habrían sido atendidas por los grandes editores nacionales [136].

Las librerías locales cumplían una doble función: actuaban como distribuidores de las producciones de las grandes casas editoriales y como editores de series especializadas en sus propias localidades [158][136]. Esta estrategia comercial permitía complementar la oferta de postales con productos específicamente adaptados al mercado local [136].

Muchas librerías, además de difundir las postales de otros editores como las producciones de Hauser y Menet, editaron sus propias tarjetas postales para ampliar su oferta comercial [139]. En Barcelona, se abrió incluso un comercio especializado exclusivamente en la venta de postales, evidenciando la consolidación del mercado [139].

Diversificación Temática Regional

Los editores regionales desarrollaron especializaciones temáticas que reflejaban las particularidades culturales y turísticas de sus respectivos territorios [136]. Esta diversificación contribuyó significativamente a la riqueza del panorama cartófilo español durante este período [136].

La estrategia de especialización regional permitía a los editores locales competir eficazmente con las grandes empresas nacionales, ofreciendo productos más adaptados a las demandas específicas de sus mercados [136]. Este modelo se extendería posteriormente a otras regiones de España [136].

Innovaciones Temáticas: Más Allá del Paisaje Urbano

Ilustradores Españoles y Arte Gráfico

Aunque los editores se centraron principalmente en la impresión de postales con vistas de ciudades o pueblos, durante este período se imprimieron cartulinas con dibujos realizados por ilustradores españoles [136][159]. Esta diversificación temática evidencia la maduración del mercado postal y la búsqueda de nuevos productos para satisfacer la demanda creciente [136][159].

La incorporación del arte gráfico español a la postal ilustrada representó un salto cualitativo importante, elevando el nivel artístico del medio y contribuyendo a la difusión de la obra de los ilustradores nacionales [159]. Esta tendencia se vio favorecida por la colaboración entre editores de postales y revistas ilustradas como "Blanco y Negro" [146].

Las postales artísticas con obras de ilustradores españoles encontraron un mercado receptivo tanto entre coleccionistas como entre el público general, evidenciando la educación visual creciente de la sociedad española [159]. Esta democratización del arte a través de la postal contribuyó significativamente a la formación del gusto estético popular [159].

Postales Románticas y Temática Sentimental

También se empezaron a comercializar durante este período las denominadas "postales románticas" con imágenes de atractivas señoras para el gusto de la época o escenas de enamorados [136]. Estas postales fueron normalmente editadas e impresas en el extranjero, evidenciando la influencia de modelos internacionales en el mercado español [136].

Las postales románticas respondían a una demanda social específica relacionada con las convenciones sentimentales de la época [136]. Este tipo de temática amplió considerablemente el público objetivo de las postales, incluyendo sectores que no estaban especialmente interesados en las vistas geográficas [136].

La importación de modelos temáticos extranjeros en las postales románticas evidencia la permeabilidad cultural del mercado español y la influencia de las tendencias europeas en los gustos populares [136]. Esta influencia se manifestaba especialmente en los modelos estéticos y las convenciones iconográficas empleadas [136].

El Cambio Normativo de 1905-1906

La División del Reverso

El año 1906 supuso una revolución para la cartofilia en España, dado que por ley se dividió el reverso de las postales [143]. Esta modificación normativa obligó a actualizar todas las impresiones, aunque en muchas ocasiones se siguieron utilizando los mismos clichés fotográficos [143][160].

Hasta este período, la normativa de Correos obligaba a los usuarios a escribir sus mensajes en el frente de la postal, muchas veces sobre la ilustración, reservando el reverso para el nombre, dirección del destinatario y los timbres [160]. Esta limitación reducía significativamente el espacio disponible para la imagen y afectaba a la calidad estética de las postales [160].

La nueva normativa, establecida mediante Real Decreto de 7 de diciembre de 1905, adoptó las recomendaciones de la Unión Postal Universal de dividir el reverso mediante una línea en dos partes: el lado izquierdo para la escritura y el derecho para la dirección [161][160]. De esta manera, la ilustración de la postal no se dañaba, apreciándose mejor al ocupar todo el espacio del anverso [160].

Impacto en la Industria

Esta modificación normativa tuvo importantes repercusiones en toda la industria postal, obligando a los editores a rediseñar sus formatos y adaptar sus procesos de producción [143][160]. Durante este período, la postal vivió años de extraordinaria prosperidad, convirtiéndose en el medio de comunicación más popular y vendiéndose millones de ejemplares [160].

Las ediciones de postales se volvieron más variadas tras la división del reverso [160]. Aparte de las tradicionales vistas de monumentos y paisajes, se abrió un amplio abanico temático que incluía vida cotidiana, trajes regionales, desnudos, fauna, flora, armas, mecánica, felicitaciones, deportes, aviación, automoción, realeza y tauromaquia [160].

El Impacto Social y Cultural del Período

Democratización de la Cultura Visual

La tarjeta postal ilustrada pasó definitivamente de ser un simple medio de comunicación postal a convertirse en un vehículo cultural de primera magnitud que permitía dar a conocer ciudades, pueblos, paisajes y costumbres [137][138]. Esta transformación tuvo importantes implicaciones en la democratización de la cultura visual española [138].

La función educativa de las postales se manifestó en múltiples aspectos: difusión del patrimonio artístico, conocimiento geográfico, familiarización con costumbres regionales y acceso a reproducciones de obras de arte [137][138]. Las postales se convirtieron en una especie de enciclopedia visual popular accesible a amplios sectores de la población [138].

El bajo coste de las postales las convertía en el medio más económico para acceder a reproducciones de calidad de obras de arte, monumentos y paisajes [137]. Esta accesibilidad económica contribuyó decisivamente a la formación del gusto estético popular y a la difusión de conocimientos culturales [137][138].

Construcción de Identidades Territoriales

Las postales jugaron un papel fundamental en la construcción y difusión de determinadas imágenes de España tanto en el interior como en el exterior del país [138]. La selección de monumentos, paisajes urbanos y elementos culturales que aparecían en las postales estableció un canon visual que influiría en la percepción del país durante décadas [138].

Los editores extranjeros contribuyeron significativamente a la difusión internacional de determinadas imágenes estereotípicas de España que respondían a las expectativas del turismo romántico europeo [150][151]. Esta construcción de la imagen exterior de España a través de las postales tuvo importantes implicaciones en el desarrollo posterior del turismo [138].

La diversidad regional representada en las postales contribuyó también a la construcción de identidades territoriales específicas, favoreciendo el conocimiento mutuo entre las diferentes regiones españolas [136][138]. Este aspecto resultó especialmente importante en un país con marcadas diversidades culturales y lingüísticas [138].

Bibliografía Especializada Ampliada

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  • Palenque, Marta (2013). "Poesía, fotografía y tarjetas postales: Campoamor, 'Kaulak' y Lázaro en la serie M de la 'Colección Cánovas'". Sevilla: Universidad de Sevilla.
  • Vicente Galán, María Luisa (1999). Las ilustraciones románticas literarias de las revistas y novelas publicadas en Madrid (1830-1850). Madrid: Universidad Complutense de Madrid.

Estudios Internacionales Comparados

  • Neudin, Gérard (1975-2000). L'argus des cartes postales (publicación anual). París: Éditions de l'Amateur.
  • Villaronga Maicas, Marcos (2013). Las tarjetas postales españolas editadas por Purger 1902-1905. Barcelona: Revista de Filatelia (fascículos).
  • Dr. Trenkler & Co (2025). Polska na pocztówkach "Dr. Trenkler & Co". Catálogo online: www.drtrenkler.pl

Conclusión: El Legado de la Edad de Oro

El período 1901-1905 estableció definitivamente las bases de la industria cartófila moderna en España, consolidando estándares de calidad, diversidad temática y cobertura territorial que perdurarían durante décadas [143][136]. La confluencia de factores técnicos, sociales, culturales y económicos durante estos años creó las condiciones óptimas para el desarrollo de un fenómeno comunicativo sin precedentes [137][138].

La hegemonía de Hauser y Menet, completada con su monumental Serie General de 2.078 postales, estableció un modelo editorial que influiría en toda la industria posterior [143][144]. La empresa supo combinar innovación técnica, cobertura geográfica exhaustiva y calidad artística, creando productos que satisfacían tanto las demandas comerciales como las aspiraciones culturales de la sociedad española [143][146].

La diversificación editorial del período, con la participación de editores nacionales e internacionales, evidenció la maduración del mercado y la consolidación de España como destino turístico y cultural de primer orden [136][150][151]. La presencia de empresas alemanas como Purger & Co, Dr. Trenkler y Stengel & Co, junto con editores suizos como Photoglob Zürich, aportó innovaciones técnicas y estándares de calidad que elevaron el nivel general de la producción española [150][151][156].

El movimiento coleccionista organizado, con la fundación de la Sociedad Cartófila Española "Hispania" y la publicación de revistas especializadas, proporcionó la base social necesaria para el desarrollo sostenido del fenómeno postal [141][139][137]. Esta infraestructura asociativa facilitó el intercambio internacional y contribuyó a la educación cartófila del público español [141][139].

Finalmente, la división del reverso en 1905-1906 marcó el final de la edad de oro clásica pero también el inicio de una nueva etapa caracterizada por mayor diversidad temática y perfeccionamiento técnico [143][160]. Este cambio normativo simbolizó la transición hacia una cartofilia más moderna y sofisticada que mantendría la vitalidad del medio durante las décadas siguientes [160].

La herencia cultural de este período dorado se manifestó en la creación de un patrimonio visual extraordinario que documenta la España de principios del siglo XX con una riqueza y exhaustividad incomparables, estableciendo las bases visuales sobre las que se construiría la imagen moderna del país [137][138].

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