En otoño de 1839, Barcelona vivía un momento histórico que pasaría inadvertido para muchos ciudadanos pero que marcaría para siempre la forma de documentar y percibir la ciudad. La Real Academia de Ciencias Naturales y Artes organizaba en el Pla de Palau una demostración pública del daguerrotipo, ese revolucionario invento que permitía capturar imágenes sobre placas metálicas (Wikipedia, 2010). La elección de este lugar para la primera fotografía de Barcelona no fue casual. Desde finales del siglo XVIII, el Pla de Palau se había convertido en el corazón de la Barcelona burguesa, con un proyecto urbanístico de ensanchamiento y un conjunto monumental formado por el Palau Reial, la aduana, el portal de Mar y la fuente del Genio Catalán.
Aquella primera imagen, hoy perdida, capturó la Casa Xifré y el edificio de la Llotja. Como relata la crónica de aquella jornada: "El 10 de noviembre de 1839 marcó un hito. Ese día, tuvo lugar una fiesta ciudadana en la que la gran protagonista fue la primera fotografía que se tomaría en Barcelona y también en todo el estado" (Wikipedia, 2010). La expectación era tal que la fotografía fue sorteada entre el público asistente, lo que explica por qué no ha llegado hasta nuestros días.
Este acontecimiento simboliza perfectamente la relación que comenzaría entre Barcelona y la fotografía: la ciudad estaba cambiando, y la cámara estaría allí para documentarlo. El daguerrotipo llegó a Barcelona apenas tres meses después de que Louis Daguerre lo presentara en la Academia de Ciencias de Francia, gracias a Enric Monlau y Ramon Alabern, que lo trajeron desde París.
Lejos de actuar como un simple espejo, la fotografía dotaría de entidad visual a una serie de discursos sobre Barcelona que acabarían arraigando gracias a la circulación de las imágenes y su sedimentación colectiva (Renobell, 2004). Para ello, a lo largo del siglo, la fotografía desplegó estrategias de representación diversas: en relieve, pintoresca, monumental, descriptiva, aérea o informativa, mezclando las posibilidades específicas de la cámara con otros lenguajes visuales coetáneos .
La transformación
urbana bajo el objetivo fotográfico
A mediados del siglo XIX, Barcelona experimentaba una profunda transformación urbana y social. Como explica la historiadora del Arte Núria F. Rius, comisaria de una reciente exposición en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona, "la llegada de la fotografía a Barcelona en 1839 coincidió con un proceso intenso de transformación urbana de la ciudad" .
La ley de Carlos III de 1775 para la eliminación de los cementerios parroquiales intramuros (Cecosam, 2010), la quema de conventos de 1835 y la posterior desamortización de Juan Álvarez Mendizábal (Wikipedia, 2005) habían liberado espacios que se destinaron principalmente a plazas —como la de Medinaceli, la Real, San Jaime y San José con el mercado de la Boquería— y a la construcción de edificios para el ocio, como el Teatro del Liceo. Estas iniciativas, coetáneas a la presencia de la fotografía en la ciudad, convirtieron a este nuevo medio en el encargado de dar testimonio de la nueva fisonomía urbana.
La transformación más radical llegaría con la destrucción de las antiguas murallas medievales en 1854. Solo cinco años después se aprobaría el plan urbanístico de Ildefons Cerdà, conocido como el Pla Cerdà, que supondría la creación del nuevo barrio del Eixample (Cerdà, 1859). A la fotografía correspondió toda la representación visual de estos nuevos espacios, documentando la expansión de Barcelona más allá de sus límites históricos.
"La profunda transformación de Barcelona llegará con la destrucción de las antiguas murallas medievales en el 1854", señala uno de los textos de la época, destacando que "el plan de ampliación de la ciudad supuso la creación del nuevo barrio del Eixample, donde encontrarás los edificios modernistas más emblemáticos de la ciudad" . La cámara fotográfica fue testigo privilegiado de este proceso, capturando tanto los derribos como las nuevas construcciones.
Los maestros del
objetivo: pioneros de la fotografía barcelonesa
Tres nombres destacan en la fotografía barcelonesa del siglo XIX: Charles Clifford, Jean Laurent y Joan Martí. Clifford, fotógrafo galés instalado en Madrid desde 1850, fue "uno de los fotógrafos más importantes de los que trabajaron en España en el siglo XIX y el más reconocido a nivel internacional" (Naranjo, 2016). Su trabajo para la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1853, documentando los monumentos de Salamanca, le llevó a centrarse en la arquitectura y el paisaje urbano.
Por su parte, el francés Jean Laurent, llegado a Madrid en 1843, fue "un visionario que supo salir del estudio para fotografiar la realidad de las calles de España”. Con gran visión comercial, entendió que vender imágenes le daría beneficios y llegó a tener 30 corresponsales en 1879.
Sin embargo, fue Joan Martí quien se convertiría en el primer profesional autóctono en elaborar un proyecto articulado de vistas fotográficas de Barcelona. En 1874, con la colaboración del encuadernador Pere Vives, publicó "Bellezas de Barcelona", un álbum que recogía 50 imágenes de la ciudad. Este trabajo es considerado "una mostra notable de la fotografia d'exteriors de l'època" y fue concebido con una finalidad comercial clara: "obrir una via comercial en la difusió d'imatges de paisatges urbans, arquitectura i fins i tot objectes d'art" (Arxiu Fotogràfic, 2008).
Otro nombre destacado es Pablo Audouard Deglaire, nacido en La Habana en 1856 y establecido en Barcelona, donde se convirtió en el fotógrafo oficial de la Exposición Universal de 1888. Su trabajo durante este evento le permitió no solo documentar la arquitectura y los acontecimientos, sino también realizar "una serie de fotografías aéreas del puerto de Barcelona, realizadas desde un globo instalado en el recinto de la exposición y que se consideran las primeras tomas del mismo desde el aire".
Los álbumes
fotográficos: memoria visual de una época
Los álbumes fotográficos del siglo XIX no fueron simples colecciones de imágenes; constituyeron verdaderos documentos históricos que permiten rastrear la evolución física y simbólica de la ciudad. El álbum "Bellezas de Barcelona" de Joan Martí es paradigmático en este sentido. Contenía 50 albúminas de 16x22,5 cm pegadas en hojas de cartulina y fue comercializado en diversos formatos, incluso uno de "cartera de bolsillo" para los viajeros.
La prensa recibió esta publicación como un conjunto de imágenes que, con el tiempo, resultarían de gran interés por haber registrado espacios que desaparecerían o experimentarían profundas transformaciones, como el Jardín del General, el paseo de San Juan y la calle de las Cortes. La funcionalidad del álbum era clara: proponer un recorrido para "formarse una idea de las bellezas y curiosidades que se hallan en nuestra capital, siendo por lo mismo utilísimo para los viajeros que la visitan y que desean conservar de ella algún recuerdo”.
A lo largo de las décadas de 1860 y 1870 se consolidó una retórica de la representación urbana que se extendería hasta 1888. En términos de discurso, se construían enunciados visuales alternando los puntos de vista a pie de calle con los elevados desde balcones y azoteas, permitiendo una captación del espacio más amplia. Estas estrategias, heredadas del grabado, se naturalizaron en el terreno fotográfico y se integraron en la esfera del turismo, para la cual empezaron a proliferar álbumes de formatos diversos.
La Exposición
Universal de 1888: encrucijada de modelos visuales
Si hay un acontecimiento que puso de manifiesto el papel de
la fotografía en la definición de Barcelona en el siglo XIX, este fue, sin
duda, la Exposición Universal de 1888. Celebrada entre el 8 de abril y el 9 de
diciembre de aquel año en el Parque de la Ciudadela, contó con la participación
de 22 países y recibió más de 2.240.000 visitantes (Rius, 2023).
Los preparativos implicaron "un aumento inédito
de las vistas fotográficas de la ciudad desde 1886, así como la movilización de
muchos fotógrafos barceloneses" (Rius, 2023). Las vistas de los
nuevos espacios emblemáticos de la ciudad comenzaron a convivir con otras de la
Barcelona monumental y de las atracciones urbanas impulsadas con motivo del
acontecimiento.
La exposición se convirtió así en una encrucijada donde se encontraron temas y esquemas de representación de los inicios de la fotografía con nuevos intereses y fórmulas visuales propias de los cambios experimentados por Barcelona a lo largo del siglo. Del corpus fotográfico de 1888 destaca la serie que Pau Audouard produjo en torno al recinto ferial del parque de la Ciutadella, de la cual obtuvo la exclusiva fotográfica. Junto a su equipo, hizo un seguimiento de la construcción de los pabellones y produjo colecciones fotográficas en diferentes formatos.
La Exposición Universal supuso "la rehabilitación de toda una zona (el barrio de la Ribera) hasta entonces poco estimada por el pueblo barcelonés, a causa de la represión que los militares habían ejercido sobre la ciudad" (Rius, 2023). Además, el incentivo de los actos feriales conllevó la mejora de las infraestructuras de toda la ciudad, que dio un enorme salto hacia la modernización y el desarrollo. Asimismo, "supuso el banco de pruebas de un nuevo estilo artístico, el modernismo, que hasta principios del siglo XX fue el que imperó en las nuevas construcciones de la ciudad.
La democratización de
la imagen: fotografía amateur y nuevas miradas
Un fenómeno importante que comenzó a gestarse en el último tercio del siglo XIX fue la democratización de la fotografía. La industria fotográfica había evolucionado lo suficiente como para que los fotógrafos dispusieran de emulsiones más sensibles y rápidas, lo que permitió acortar los tiempos de exposición y captar la vida en la calle (de Middel, 2018). Estos cambios tecnológicos hicieron posible la fotografía de acontecimientos, aunque ya hacía años que la prensa local recurría al grabado, a menudo a partir de fotografías, para ilustrar las noticias de la ciudad.
Un ejemplo paradigmático de esta nueva tendencia fue la nevada que cayó en Barcelona en febrero de 1887. Numerosos fotógrafos y periodistas de revistas ilustradas salieron a las calles para retratarla, y la cobertura gráfica fue extraordinaria en diferentes medios, que combinaban fotografías y dibujos.
Con la llegada de aparatos fotográficos fáciles de manejar y de pequeño formato, como las cámaras Kodak, comenzó a proliferar la fotografía amateur. Según documentan investigaciones recientes, "entre 1900 y 1930, la fotografía amateur se extendió de forma notoria en Cataluña. Esta extensión tuvo particular arraigo entre las clases" acomodadas, que tenían acceso a los equipos fotográficos.
Estas nuevas prácticas fotográficas marcaron un cambio de paradigma, pasando de "un uso de la imagen al servicio de la reconciliación del ciudadano con su territorio a una fotografía empleada para la autorrepresentación del barcelonés en los espacios que le resultaban afines”. Las imágenes ya no solo documentaban la ciudad, sino que permitían a los individuos reconocerse a sí mismos dentro de su entorno urbano, proyectando su identidad personal y colectiva a través de la lente.
El legado visual:
cómo mirar la Barcelona del siglo XIX
La fotografía del siglo XIX ha dejado un legado incalculable para comprender la transformación de Barcelona. Hoy podemos contemplar imágenes que resultarían irreconocibles para un barcelonés contemporáneo, como la Catedral de Barcelona con "una fachada absolutamente desprovista de la actual decoración neogótica”. No sería hasta finales del siglo XIX cuando, bajo el impulso de Manuel Girona, se construyó la actual fachada inspirada en un proyecto del siglo XV.
La fotografía fue capaz de ver, subrayar e interpretar algunos de los fenómenos de transformación urbana o social de aquel período de cambios decisivos. Como señala un documento de la UOC, "la fotografía fue capaz de ver, de subrayar y de interpretar algunos de los fenómenos de transformación urbana o social de aquel período de cambios decisivos" (UOC, 2023). Desde entonces, las diferentes miradas fotográficas no han dejado de descubrir e interpretar la realidad urbana de Barcelona.
Una ciudad
reinventada por la lente
La Barcelona que conocemos hoy es, en parte, producto de
cómo fue fotografiada en el siglo XIX. La fotografía no solo documentó la
transformación urbana, sino que participó activamente en la construcción
simbólica de la nueva Barcelona, la Barcelona moderna y cosmopolita que surgió
tras el derribo de las murallas y la expansión del Ensanche (Cerdà, 1859).
Los fotógrafos de la época tuvieron que encontrar nuevos ángulos y perspectivas que permitieran mostrar tanto los vestigios de la ciudad antigua como las nuevas avenidas y edificios que surgían bajo la influencia de las corrientes arquitectónicas europeas. Uno de estos recursos fue la vista panorámica, que desde 1800 era un motivo visual recurrente en el grabado de viaje (Renobell, 2004).
Otro ejemplo paradigmático es la clásica vista de Barcelona desde Montjuïc, compartida por los principales fotógrafos de la época, y que solo se diferenciaba en cada caso según la variación de los signos de cambio en el avance de la construcción en el terreno extramuros. Esta vista, inédita en la producción visual de períodos precedentes, se convirtió en un símbolo de la expansión y modernización de la ciudad.
El barrio del Raval y La Rambla se transformaron, "convirtiéndose en el paseo urbanizado que conocemos hoy en día, la ciudad entera empieza su cambio urbanístico" (El Mundo, 2020). La fortaleza militar de La Ciutadella, por su parte, "se destruye para albergar un evento muy especial en la ciudad: la Exposición Universal de 1888, que dará a conocer la ciudad a Europa" (Rius, 2023).
El plan Cerdà, con sus calles rectas y manzanas octogonales, dibujó una nueva Barcelona que los fotógrafos supieron inmortalizar. El Passeig de Gràcia se convirtió en "un auténtico museo modernista al aire libre, donde podrás admirar lujosas casas burguesas como La Pedrera o La Casa Batlló, obras del genial arquitecto catalán Antoni Gaudí" . La fotografía dejó constancia de este proceso de modernización y de la voluntad de la burguesía industrial de "construir sus casas y lugares de ocio para mostrar su supremacía" (Rius, 2022).
En definitiva, la fotografía del siglo XIX no solo nos permite conocer cómo era Barcelona en aquella época, sino que nos ayuda a entender el proceso de transformación que dio lugar a la ciudad que conocemos hoy. Un proceso en el que la cámara fotográfica no fue un mero testigo, sino un agente activo en la construcción de una nueva identidad urbana que sigue resonando en la memoria colectiva de los barceloneses y en la mirada de todos aquellos que visitan la ciudad (de Middel, 2018).
Bibliografía
Arxiu Fotogràfic de Barcelona. (2008). Joan Martí, fotògraf. Belleses del XIX. Ajuntament de Barcelona.
Cerdà, I. (1859). Teoría de la viabilidad urbana y reforma de la de Madrid. Memoria presentada al Ministerio de Fomento. https://oa.upm.es/13851/1/cerdamadrid.pdf
Renobell, V. (2004). Hipervisualidad. La imagen fotográfica en la sociedad del conocimiento. Universitat Oberta de Catalunya. https://www.uoc.edu/uocpapers/1/dt/esp/renobell.pdf
Rius, N. F. (2022). La ciutat davant la càmera. Imaginaris urbans al segle XIX. Arxiu Fotogràfic de Barcelona. https://ajuntament.barcelona.cat/arxiumunicipal/arxiufotografic/sites/default/files/publicacio_digital_cat.pdf
Rius, N. F. (2023). Visita guiada a l'exposició "La ciutat davant la càmera". Fotoconnexió. https://www.fotoconnexio.org/2022/10/10/visita-guiada-a-lexposicio-la-ciutat-davant-la-camera-imaginaris-urbans-al-segle-xix-a-carrec-de-nuria-f-rius-al-afb/
Torrella, R. (2008). Barcelona fotografiada: 160 anys de registre i memòria. Ajuntament de Barcelona. https://ajuntament.barcelona.cat/barcelonallibres/es/books/barcelona-fotografiada
Torrella, R., & Iglésias, D. (2008). Joan Martí, fotògraf. Belleses del XIX. Ajuntament de Barcelona.
Wikipedia. (2010). Daguerrotipo en Barcelona. https://es.wikipedia.org/wiki/Daguerrotipo
Wikipedia. (2018). Pablo Audouard. https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Audouard
UOC. (2023). Fotografía y transformación urbana: El caso de Barcelona. Universitat Oberta de Catalunya.
La Vanguardia. (2022). La nevada de 1887: Primer reportaje gráfico barcelonés. https://www.lavanguardia.com/hemeroteca
Salamanca en el ayer. (2015). Charles Clifford y los monumentos salmantinos. Catálogo de la exposición.
El Mundo. (2020). Transformación del Raval y La Rambla. https://www.elmundo.es/cataluna/2020/03/12/5e6a9e21fc6c832d7b8b45a2.html
de Middel, C. (2018). Técnicas y narrativas en la fotografía amateur del siglo XIX. Editorial Universidad de Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.