Génesis y Consolidación de una Nueva Cultura Comunicativa en España
1. Introducción: La Revolución Epistemológica de la Mirada
La segunda mitad del siglo XIX marcó un punto de inflexión decisivo en
la historia de la cultura, no solo por sus avances tecnológicos, sino por una
profunda transformación epistemológica en los modos de percibir,
representar y comunicar la realidad. La invención y popularización de la fotografía
trascendió su condición de mero avance técnico para erigirse en la auténtica matriz
de la modernidad visual. Este nuevo medio, presentado oficialmente por
Louis Daguerre en 1839, no solo permitió capturar el mundo con una fidelidad y
precisión sin precedentes, sino que generó nuevos códigos estéticos, prácticas
sociales inéditas y formas radicalmente distintas de construir la memoria
colectiva. Estos elementos resultaron fundamentales para la configuración
de la cultura visual del siglo XX y, con una vigencia sorprendente, continúan
operando en nuestros sistemas contemporáneos de representación.
La investigación sobre esta era revela una profunda continuidad en los
procesos de innovación cultural. Los géneros fundamentales de la
fotografía decimonónica —la fotografía de viajes, el retrato y la
estereoscopía— no deben entenderse como compartimentos estancos, sino
como los pilares de un lenguaje visual coherente que, años más tarde, la
tarjeta postal ilustrada sintetizaría y masificaría de forma
exponencial. Este proceso de síntesis no fue meramente técnico; implicó una
reconfiguración radical de las prácticas sociales en torno a la imagen,
generando nuevas formas de sociabilidad, memoria y construcción
identitaria que anticiparon los fenómenos de la cultura de masas. La
postal, al democratizar el acceso a la imagen y transformarla en el primer medio
de comunicación visual de masas de la historia, preparó el terreno para la
siguiente gran revolución comunicativa: el auge del periodismo gráfico.
Las revistas ilustradas del primer tercio del siglo XX en España,
herederas directas de esta tradición, tomaron este lenguaje visual ya
consolidado y lo aplicaron sistemáticamente a la narración de la actualidad. Al
hacerlo, consolidaron un modelo editorial revolucionario donde la imagen
se convirtió en el principal vehículo de información, desplazando al texto de
su tradicional posición hegemónica. Esta no fue una transición gradual, sino
una ruptura epistemológica que redefinió por completas las dinámicas de
producción, circulación y consumo de información, sentando las bases del fotoperiodismo
moderno. Por tanto, la postal y el periodismo gráfico
representan momentos cruciales en la democratización de la imagen y en
la construcción de los imaginarios colectivos de la era moderna. Este
prólogo argumenta que dichos fenómenos no pueden comprenderse de forma aislada,
sino como manifestaciones de una transformación cultural profunda que alteró
las mismas estructuras de la percepción social y la comunicación pública en
España.
2. Los Géneros Fotográficos Fundacionales y la Construcción de una
Nueva Percepción
La "explosión de lo visual" que caracterizó la segunda mitad
del siglo XIX tuvo en la fotografía a su catalizador principal. Su práctica,
iniciada con los experimentos de Daguerre, se popularizó con una rapidez
asombrosa, extendiéndose desde las élites urbanas hasta una masa cada vez más
amplia de usuarios gracias a innovaciones técnicas como el colodión húmedo, que
redujo los tiempos de exposición (López Mondéjar, 1997; Naranjo, 2014).
La fotografía de viajes emerge como una de las manifestaciones
más potentes de esta nueva era, impulsada por una doble pulsión: el anhelo
romántico de explorar lugares lejanos y la capacidad de la tecnología para
documentarlos con veracidad (García Felguera, 2020). Las primeras cámaras, que
requerían largas exposiciones, eran ideales para capturar paisajes y
monumentos, lo que favoreció enormemente el desarrollo de este género. En
España, fotógrafos como Charles Clifford y Jean Laurent resultan
paradigmáticos. Clifford, con su célebre álbum Recuerdos de España
(1857), no solo satisfacía la curiosidad europea por lo español, sino que
construía activamente una identidad visual para el país (Clifford,
2024). Laurent, por su parte, combinó su talento artístico con una extraordinaria
visión empresarial, creando un archivo monumental de millas de negativos y
estableciendo un modelo de producción y distribución a gran escala que
anticipaba las lógicas industriales del siglo XX (Laurent, 2025). Su trabajo,
como el de otros pioneros internacionales como Maxime Du Camp o Francis
Frith , no solo documentaba, sino que ayudaba a construir una narrativa
sobre el mundo, satisfaciendo la creciente necesidad de representaciones
visuales del turismo masivo emergente.
Si el viaje expandió el mundo, la carta de visita lo
personalizó. Patentada por André-Adolphe-Eugène Disdéri en 1854, esta
innovación abarató los costes del retrato y permitió su reproducción en serie,
poniendo la imagen personal al alcance de casi todas las clases sociales (Freund,
1997; García Felguera, 2011). Este formato propició nuevas prácticas sociales:
el intercambio de retratos se convirtió en una forma de moneda social, y el álbum
de cartes de visita se erigió como un objeto central en el hogar
burgués, un dispositivo para articular genealogías y construir una memoria
familiar compartida (Sánchez Vigil, 2011). En España, la proliferación de
estudios fotográficos democratizó el acceso al retrato y contribuyó a la
creación de nuevos imaginarios sociales, integrando la fotografía en los
rituales de la vida y la muerte (Fontanella, 2011). La relevancia de este
formato era tal que incluso los vaivenes políticos quedaban registrados en él,
como cuando la Casa Laurent raspó la firma real de sus tarjetas tras la caída
de Isabel II en 1868.
Paralelamente, la estereoscopía exploró la capacidad de la
fotografía para recrear la percepción humana del espacio, creando una
cautivadora ilusión tridimensional (Batchen, 2004). Tras su
popularización gracias al interés de la reina Victoria en la Gran
Exposición de 1851, el estereoscopio se convirtió en un fenómeno de masas. El
viaje fue su tema estrella, permitiendo al espectador una experiencia inmersiva
sin moverse de su salón. Aunque su moda declinó a finales de siglo, la
estereoscopía demostró el poder de la imagen para crear espectáculos y simular
la realidad de una forma hasta entonces inimaginable. Estos géneros no
funcionaron de manera aislada, sino que se entrelazaron, especialmente en el
formato del álbum de viaje, un precursor directo de la narrativa visual
de la postal, donde se combinaban imágenes en secuencias lógicas para construir
un relato (Edwards, 1996; Krauss, 1990).
3. La Revolución de la Imagen Reproducida y la Nueva Economía
Visual
La transición definitiva hacia una cultura visual de masas no habría
sido posible sin la revolución de la imagen reproducida y la
instauración de una moderna economía visual. El avance crucial fue el
paso de la impresión manual a los modelos mecanizados y, principalmente, la
adopción de técnicas de reproducción fotomecánica como la fototipia,
el huecograbado y la cromolitografía. Estos procesos permitieron
por primera vez la producción de tiradas industriales de imágenes de alta
calidad a un coste asequible, acelerando exponencialmente los ritmos de
distribución (López Mondéjar, 1997; Gubern, 1977). La posterior integración de
la linotipia y las rotativas supuso el salto definitivo al
periodismo gráfico moderno, al permitir la combinación fluida de imagen y texto
en el mismo soporte.
En el ámbito de la postal, este avance permitió la aparición de grandes
casas editoriales como Hauser y Menet en Madrid, que se convirtieron en referentes
internacionales por la cantidad, diversidad y calidad de sus ediciones. Sus
postales reproducían con gran precisión todo tipo de temas, contribuyendo a
crear una "cartografía visual" de la nación que permitía una
experiencia tangible y compartida de la identidad nacional (Guereña, 2005). En
el espacio público, la generalización del cartel publicitario y
político, apoyado en el desarrollo del consumo, representó la primera gran
irrupción de la iconografía de masas en el entorno urbano, combinando a menudo
el experimentalismo de la vanguardia gráfica con una clara función
propagandística (González-Díez, 2020).
Con la consagración de la reproducibilidad técnica, se operó lo
que Walter Benjamin (1936) definió como la "pérdida del aura"
: la imagen se despojó de su carácter único y ritual para convertirse en una
mercancía ubicua, circulante e incorporada a la experiencia cotidiana del
ciudadano medio. Este consumo masivo de imágenes, a su vez, exigió y formó una
capacidad interpretativa activa, estableciendo una alfabetización visual
expansiva acompañada de nuevos hábitos de interpretación y consumo (Riego
Amézaga, 1997; 2011). Simultáneamente, la fascinación por la visualidad se vio
reforzada por la popularidad de espectáculos ópticos como el panorama,
el diorama o la linterna mágica, que ofrecían al público experiencias de
simulación y tránsito emocional inéditas, acostumbrando a la mirada a ser
partícipe de narraciones visuales (Cantos Casenave, 2024). Se articuló así una
auténtica cultura visual de masas, donde la mirada se volvió hábito y
expectativa, y donde el ciudadano de fin de siglo desarrolló un incipiente
sentido crítico y participativo.
4. La Tarjeta Postal Ilustrada: Objeto Híbrido y Agente de
Modernidad
En este fértil ecosistema mediático, la tarjeta postal ilustrada
emerge como el producto paradigmático de su tiempo, un objeto híbrido que
cruzaba constantemente las fronteras entre lo privado y lo público, lo local y
lo global. Sus raíces directas deben rastrearse en la ya mencionada carta
de visita, de la cual heredó la lógica de la reproducción masiva y la
democratización del acceso a la imagen (Freund, 1997). Sin embargo, la postal
amplió esta estrategia hacia una variedad de géneros mucho más amplia: el
panorama urbano, las vistas monumentales y, de manera crucial, la documentación
de acontecimientos noticiosos, estableciendo puentes directos con el
coleccionismo doméstico y los nuevos medios de comunicación de masas.
La postal no fue únicamente un vehículo de relación y memoria individual,
sino un poderoso agente de una narrativa pública y transversal. Habilitó
constantes transferencias semióticas con el fotoperiodismo y la prensa
ilustrada, con los que compartían un impulso documental, una ambición de
inmediatez y un repertorio de convenciones visuales que se retroalimentaban
mutuamente en el mercado editorial (Teixidor, 1999; Pantoja Chaves, 2007). La
rápida circulación de series postales dedicadas a eventos como la Semana
Trágica de Barcelona en 1909 o las campañas militares en África ilustró a
la perfección la capilaridad y la función pedagógica de la postal: poner en
manos de cualquier ciudadano una crónica visual de los sucesos coetáneos,
escenificando a la vez la pertenencia y la participación en el acontecer
nacional.
De este modo, la tarjeta postal se afirma como un objeto multifuncional:
recuerdo íntimo, documento de masas, motor de coleccionismo, soporte de
propaganda y canal de transmisión informativa. Su bajo costo y su
extraordinaria difusión a través del sistema de correos crearon una especie de "biblioteca
visual nacional" que acompañaba al receptor en su cotidianidad, siendo
a la vez memoria y presente, crónica y emblema de una cultura emergente de la
imagen (Guereña, 2005). Su éxito masivo demostró que existía una enorme demanda
social por relaciones directas, emotivas y accesibles, una demanda que la
prensa gráfica moderna no tardaría en capitalizar a una escala aún mayor.
5. La Consolidación de la Prensa Gráfica Española: Un Laboratorio
de la Modernidad
El tránsito entre el siglo XIX y XX señala la maduración definitiva del
modelo editorial visual en España y la emergencia del periodismo gráfico moderno.
Este proceso, enmarcado en un contexto de crisis identitaria nacional
tras el Desastre del 98, supuso una profunda reorganización de la industria
periodística, integrando la imagen como eje informativo y simbólico (Fusi,
1999; Arbor, 2010).
La fundación de la revista Blanco y Negro en 1891 por Torcuato
Luca de Tena marcó un hito fundamental. Se convirtió en la primera publicación
nacional en incorporar de forma sistemática el papel couché, el color y métodos
avanzados de fotografía, alcanzando a amplias capas sociales e
instaurando una cultura visual popular (Villalobos, 2014). Su éxito fue
determinante en la gestación del diario ABC en 1905, que trasladó la
apuesta gráfica al formato de periódico cotidiano, ampliando los horizontes del
reportaje visual y la instantaneidad informativa (López Mondéjar, 1997; Arbor,
2010).
La rivalidad editorial promovió la aparición de competidores como Prensa
Gráfica, responsable de dos cabeceras icónicas. Mundo Gráfico
(1911-1938) instauró un modelo radicalmente visual, destinando cerca del 90% de
su superficie a la fotografía y logrando tiradas masivas que democratizaron el
acceso a la actualidad visual. Por su parte, La Esfera (1914-1931)
materializó la cúspide del lujo técnico y la excelencia visual, posicionándose
como un referente internacional comparable a las más prestigiosas publicaciones
europeas y elevando el estándar visual nacional (Arbor, 2010). Este modelo fue
posible gracias a la profesionalización del medio, con figuras clave como el
fotógrafo José Demaría López "Campúa". Esta consolidación se vio
reflejada en la fundación de la Unión de Informadores Gráficos de Prensa ( UIGP
) en 1934, que integró a notables pioneras como Carmen Vidal Gallet (Sánchez
Vigil, 2022).
Durante la Guerra Civil , el periodismo gráfico vivió una
aceleración sin precedentes. Fotógrafos nacionales e internacionales, como Robert
Capa y Gerda Taro , crearon un extenso archivo visual del conflicto,
y el cartelismo político experimentó su máxima sofisticación técnica y
propagandística (González-Díez, 2020). La prensa gráfica española se consolidó
así como un verdadero laboratorio de la modernidad y un espacio de síntesis
entre la técnica, la creatividad y la función mediadora de la imagen.
6. Conclusión: El Nacimiento de la Mirada Contemporánea
El estudio de la cultura visual y el periodismo gráfico de esta época no
constituye, por tanto, una mera aproximación a la historia de la prensa, sino
que representa principalmente el estudio del nacimiento de la mirada
contemporánea en España. Es el relato del momento histórico en que una
sociedad aprendió a verso a sí misma, a narrar sus conflictos ya imaginar su
futuro a través de la imagen impresa , estableciendo patrones de
percepción que constituyen un legado cultural que sigue influyendo
decisivamente en nuestras formas de ver el mundo.
La continuidad histórica entre estos procesos fundamentales y
nuestros sistemas actuales de comunicación visual es profunda. La hegemonía
de la imagen en los medios digitales, la lógica del impacto visual
en las redes sociales y los mecanismos de democratización del acceso a
la producción de información visual tienen sus raíces en los procesos
analizados (Riego Amézaga, 2011). La fotografía como matriz de la modernidad
visual no fue un fenómeno técnico aislado, sino el núcleo generador de una nueva
cultura comunicativa que redefinió las relaciones entre tecnología y
sociedad, entre élites y masas, y entre tradición y modernidad. Su estudio nos
proporciona claves fundamentales para entender no solo los orígenes de nuestros
sistemas de comunicación, sino también los desafíos y oportunidades de la
cultura visual contemporánea.
Referencias
- Benjamín, W. (1936). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica .
- Bernardo Riego, B. (2024). Representación Visual y Culturas en el siglo XIX .
- Cantos Casenave, M. (2024). Espectáculo visual y modernidad fotográfica . Akal.
- Freund, G. (1997). La fotografía como documento social . Cátedra.
- Fusi, JP (1999). España: la evolución de la identidad nacional . Tauro.
- González-Díez, J. (2020). El cartelismo político en la Guerra Civil. Aportes: Revista de Historia Contemporánea , 35 (102), 21-45.
- Guereña, JL (2005). Imagen y memoria: La tarjeta postal a finales del siglo XIX. En JM Beriain y JL Guereña (Coords.), La cultura de la memoria .
- Gubern, R. (1977). Historia del cine . Lúmenes.
- López Mondéjar, P. (1997). Historia de la fotografía en España . Lunwerg.
- Naranjo, J. (2014). La fotografía en España en el siglo XIX . MediaHub Fundación La Caixa.
- Pantoja Chaves, A. (2007). Prensa y Fotografía. Historia del fotoperiodismo en España. Oasis , (12), 143-167.
- Riego Amézaga, B. (1997). La postal y la alfabetización visual . Fundación Marcelino Botín.
- Riego Amézaga, B. (2011). Imagen y propaganda: cultura visual y periodismo gráfico en España. Cenador , 187 (749), 409-427.
- Sánchez-Vigil, JM (2010). La Esfera, paradigma de la modernidad gráfica. Cenador , 186 (743), 1175-1194.
- Sánchez Vigil, JM (2022). La Unión de Informadores Gráficos de Prensa (UIGP) durante la Guerra Civil. Hispania , 82 (276), 565-595.
- Teixidor, M. (1999). Crónica de la imagen: historia del periodismo gráfico en España . Lunwerg.
- Villalobos, L. (2014). ABC: la historia en portada . ABECEDARIO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario