1.2 La postal como documento histórico
1.3 Periodización histórica
- Fase de gestación (1800-1869): Desarrollo de antecedentes
- Fase de nacimiento (1869-1890): Primeras postales oficiales
- Fase de consolidación (1890-1900): Postales ilustradas privadas
Las tarjetas postales
ilustradas constituyen uno de los fenómenos comunicativos más
significativos de la modernidad, representando una convergencia única entre la
comunicación epistolar, la reproducción mecánica de imágenes y la cultura
visual de masas. Su estudio como documento
histórico ha adquirido una relevancia creciente en las últimas décadas,
consolidándose como una fuente primaria de extraordinario valor para la
comprensión de los procesos sociales, culturales y políticos de los siglos XIX
y XX.
1.1 Definición y caracterización de la tarjeta postal
La tarjeta postal
ilustrada presenta una serie de interesantes paradojas que la distinguen
claramente de otros medios de comunicación de su época. Se trata de un producto
postal nacido en el siglo XIX para la comunicación comercial, pero su verdadero
desarrollo tuvo lugar en el siglo XX, en el marco de la denominada "sociedad
de las masas", gracias a las posibilidades de la reproducción fotomecánica
de imágenes que harían posible la sociedad informativa contemporánea (Almarcha,
2011). Esta definición técnica debe complementarse con una comprensión más
amplia de su naturaleza comunicativa y cultural.
La distinción fundamental entre "tarjeta postal ilustrada" y "entero postal" radica en su origen y función. Mientras
que el entero postal constituye una pieza oficial emitida por las
administraciones postales con fines puramente comunicativos, la tarjeta postal
ilustrada incorpora elementos visuales que trascienden la mera funcionalidad
epistolar. Puede definirse como una "pieza rectangular de cartulina, o
cartón fino, preparada para escribir y enviar por el correo tradicional",
pero esta definición técnica no agota su complejidad semiótica y cultural.
La diferenciación con
otros medios epistolares del siglo XIX resulta fundamental para comprender
su especificidad. A diferencia de la carta tradicional, que mantenía un
carácter privado y personal, la tarjeta postal introdujo una dimensión pública
y visual que la convertía en un medio de
comunicación híbrido. Su formato estandarizado, su carácter abierto y,
especialmente, la incorporación de imágenes fotomecánicas, la distinguían claramente
de otros soportes comunicativos de la época.
La postal ilustrada convivió en sus usos comunicativos con
otros fenómenos culturales como el cine, la prensa gráfica y la emergencia de
la fotografía de aficionados, estableciendo un complejo sistema de interrelaciones mediáticas que
caracterizó la cultura visual de principios del siglo XX (Almarcha, 2011). Esta
convivencia no fue casual, sino que respondía a transformaciones más profundas
en los modos de producción, circulación y consumo de imágenes.
El temprano desarrollo de la postal ilustrada, en las
primeras décadas del siglo XX, tuvo como precedente un tipo de imagen
desarrollada en sociedades fotográficas
y círculos excursionistas que se
interesaban por recoger el paisaje, la arquitectura y los "tipos"
humanos característicos de cada región (García-Gutiérrez, 2022). Esta
genealogía amateur explica muchas de las características estéticas y temáticas
que definirían posteriormente la producción postal comercial.
1.2 La postal como documento histórico
La consideración de las postales
como fuentes para el análisis histórico ha experimentado una evolución
significativa en las últimas décadas. Desde que en 1869 aparecieron las
primeras tarjetas postales ilustradas, estas pequeñas cartulinas han logrado
convertirse con el tiempo en testimonio del pasado, en documentos históricos de
primer orden que cubren un espectro temporal de casi siglo y medio de historia
y en objetos culturales que simbolizan el desarrollo de toda una época
(Villena, 2017).
Las postales funcionan como un "medio de comunicación, a la vez escrita y visual" que
permite el análisis de múltiples dimensiones históricas. Su carácter dual las
convierte en documentos especialmente ricos para el historiador, ya que
combinan información textual explícita con contenidos visuales que requieren
una metodología de análisis específica.
Esta dualidad comunicativa las distingue de otros documentos históricos más
unidimensionales.
La metodología de
análisis de imágenes fotográficas aplicada al estudio de postales requiere
considerar múltiples variables. En primer lugar, el contexto de producción, que
incluye las condiciones técnicas de reproducción fotomecánica, las decisiones
editoriales sobre encuadres y selección de motivos, y las estrategias
comerciales de los editores. En segundo lugar, el contexto de circulación, que
abarca las redes postales, los circuitos comerciales y los usos sociales
específicos de cada época y región.
Las postales permiten una aproximación privilegiada a la construcción de imaginarios colectivos
y representaciones sociales. A través del análisis de más de diez mil postales,
consultadas principalmente a través de las páginas web de los principales
centros de documentación a nivel internacional, es posible realizar un
acercamiento a episodios históricos específicos, a la vez que poner en valor el
papel que jugaron en el propio desarrollo de los acontecimientos, al
convertirse en uno de los principales medios utilizados en la difusión y
propaganda (Villena, 2017).
La postal como documento
memorial e informacional presenta características específicas que la
distinguen de otras fuentes históricas. Su carácter masivo y popular permite
acceder a representaciones sociales ampliamente difundidas, mientras que su
dimensión visual ofrece información sobre aspectos de la vida cotidiana, el
paisaje urbano y rural, y las transformaciones arquitectónicas que otros
documentos no registran con la misma precisión (Correyero, 2022).
Las tarjetas postales
como registro de la memoria histórica adquieren una relevancia particular
en contextos de transformación social y política. La aplicación de políticas de
memoria histórica ha llevado al desmantelamiento y eliminación de monumentos de
épocas anteriores, pero es posible conocer la configuración de estos
monumentos, sus ubicaciones y entornos urbanos gracias a las postales, que
funcionan como testigos de una memoria compleja (Almarcha, 2019).
1.3 Periodización histórica
- Fase de gestación (1800-1869): Desarrollo de antecedentes
- Fase de nacimiento (1869-1890): Primeras postales oficiales
- Fase de consolidación (1890-1900): Postales ilustradas privadas
La evolución histórica de la tarjeta postal puede
estructurarse en tres fases principales que reflejan tanto los desarrollos
técnicos como los cambios en sus usos sociales y culturales.
Fase de
gestación (1800-1869): Desarrollo de antecedentes
Durante esta primera fase se desarrollaron los antecedentes técnicos y culturales que
harían posible el surgimiento de la tarjeta postal. Los avances en las técnicas
de impresión, especialmente el desarrollo de la litografía y los primeros
experimentos con la reproducción fotomecánica, crearon las condiciones técnicas
necesarias. Simultáneamente, la expansión de los sistemas postales nacionales y
la estandarización de las comunicaciones epistolares establecieron el marco
institucional requerido.
La importancia de la imprenta
en la difusión de las imágenes desde el siglo XIX resulta fundamental para
comprender esta fase. Los desarrollos en las técnicas de reproducción gráfica,
desde la xilografía hasta la litografía, prepararon el terreno para la
posterior incorporación de imágenes fotográficas a los soportes postales
(Almarcha, 2011). Esta evolución técnica se inscribía en transformaciones más
amplias de la cultura visual decimonónica.
Fase de
nacimiento (1869-1890): Primeras postales oficiales
El año 1869 marca convencionalmente el nacimiento oficial de la tarjeta postal con la emisión de las
primeras piezas por parte de la administración postal austro-húngara. Esta
innovación respondía a necesidades prácticas de simplificación y abaratamiento
de las comunicaciones postales, pero pronto reveló potencialidades que
trascendían su función original.
Durante esta fase, las postales mantuvieron un carácter
fundamentalmente utilitario y oficial.
Las administraciones postales de diferentes países adoptaron progresivamente
este nuevo formato, estableciendo las bases normativas y técnicas que
regularían su producción y circulación. La ausencia de ilustraciones en esta
primera etapa no impidió que se establecieran los fundamentos del fenómeno
postal posterior.
La estandarización
internacional de formatos y procedimientos postales durante este período
resultó crucial para el desarrollo posterior del medio. Los acuerdos
internacionales sobre dimensiones, gramajes y procedimientos de franqueo
crearon las condiciones para la circulación transnacional que caracterizaría la
edad dorada de la postal ilustrada.
Fase de
consolidación (1890-1900): Postales ilustradas privadas
La década final del siglo XIX presenció la consolidación definitiva de la tarjeta
postal como fenómeno cultural de masas. La autorización para la producción
privada de postales y, especialmente, la incorporación sistemática de
ilustraciones, transformaron radicalmente el medio. A finales del siglo XIX,
las postales comenzaron a tener ilustraciones en una de sus caras como
ornamento estético, algo que dos décadas más tarde se convertiría en la propia
esencia de la tarjeta postal (Moreno, 2019).
La postal ilustrada
se configuró como un fenómeno cultural y de comunicación fruto de los avances
del fotograbado a inicios del siglo XX. Se inició entonces el consumo masivo de
imágenes y la postal resultó ser el producto turístico por excelencia, un
resumen del mundo que mostraba las escenografías de la felicidad y el nuevo
paisaje turístico (Moreno, 2019). Esta transformación no fue meramente técnica,
sino que reflejaba cambios profundos en la cultura visual y en las prácticas
sociales de comunicación.
Durante esta fase se establecieron las temáticas fundamentales que caracterizarían la producción postal
posterior: vistas urbanas, monumentos, paisajes, tipos populares y escenas
costumbristas. La selección de estos motivos no era casual, sino que respondía
a la construcción de imaginarios
nacionales y regionales que la postal contribuía a difundir y consolidar.
La profesionalización
de la producción postal durante este período implicó el desarrollo de una
industria específica con sus propios circuitos comerciales, redes de
distribución y estrategias de marketing. Los editores especializados, los
fotógrafos profesionales y los circuitos comerciales turísticos se articularon
en un sistema productivo que haría de la postal uno de los productos culturales
más exitosos de la primera mitad del siglo XX.
Esta periodización revela que la tarjeta postal no fue
simplemente un invento técnico, sino el resultado de una convergencia compleja entre desarrollos tecnológicos,
transformaciones sociales y nuevas necesidades comunicativas. Su evolución
refleja procesos más amplios de modernización, democratización cultural y
construcción de identidades colectivas que caracterizan el tránsito del siglo
XIX al XX.
La consolidación de la postal como documento histórico durante estas tres fases la convierte en una
fuente privilegiada para el análisis de estos procesos de transformación. Su
capacidad para registrar simultáneamente aspectos técnicos, estéticos, sociales
y culturales la sitúa en una posición única dentro del conjunto de fuentes
disponibles para el historiador contemporáneo.
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