Buscar este blog

23/6/25

CAPÍTULO I Definición y caracterización de la tarjeta postal

1.1 Definición y caracterización de la tarjeta postal
1.2 La postal como documento histórico
1.3 Periodización histórica
  • Fase de gestación (1800-1869): Desarrollo de antecedentes
  • Fase de nacimiento (1869-1890): Primeras postales oficiales
  • Fase de consolidación (1890-1900): Postales ilustradas privadas

Las tarjetas postales ilustradas constituyen uno de los fenómenos comunicativos más significativos de la modernidad, representando una convergencia única entre la comunicación epistolar, la reproducción mecánica de imágenes y la cultura visual de masas. Su estudio como documento histórico ha adquirido una relevancia creciente en las últimas décadas, consolidándose como una fuente primaria de extraordinario valor para la comprensión de los procesos sociales, culturales y políticos de los siglos XIX y XX.

1.1 Definición y caracterización de la tarjeta postal

La tarjeta postal ilustrada presenta una serie de interesantes paradojas que la distinguen claramente de otros medios de comunicación de su época. Se trata de un producto postal nacido en el siglo XIX para la comunicación comercial, pero su verdadero desarrollo tuvo lugar en el siglo XX, en el marco de la denominada "sociedad de las masas", gracias a las posibilidades de la reproducción fotomecánica de imágenes que harían posible la sociedad informativa contemporánea (Almarcha, 2011). Esta definición técnica debe complementarse con una comprensión más amplia de su naturaleza comunicativa y cultural.

La distinción fundamental entre "tarjeta postal ilustrada" y "entero postal" radica en su origen y función. Mientras que el entero postal constituye una pieza oficial emitida por las administraciones postales con fines puramente comunicativos, la tarjeta postal ilustrada incorpora elementos visuales que trascienden la mera funcionalidad epistolar. Puede definirse como una "pieza rectangular de cartulina, o cartón fino, preparada para escribir y enviar por el correo tradicional", pero esta definición técnica no agota su complejidad semiótica y cultural.

La diferenciación con otros medios epistolares del siglo XIX resulta fundamental para comprender su especificidad. A diferencia de la carta tradicional, que mantenía un carácter privado y personal, la tarjeta postal introdujo una dimensión pública y visual que la convertía en un medio de comunicación híbrido. Su formato estandarizado, su carácter abierto y, especialmente, la incorporación de imágenes fotomecánicas, la distinguían claramente de otros soportes comunicativos de la época.

La postal ilustrada convivió en sus usos comunicativos con otros fenómenos culturales como el cine, la prensa gráfica y la emergencia de la fotografía de aficionados, estableciendo un complejo sistema de interrelaciones mediáticas que caracterizó la cultura visual de principios del siglo XX (Almarcha, 2011). Esta convivencia no fue casual, sino que respondía a transformaciones más profundas en los modos de producción, circulación y consumo de imágenes.

El temprano desarrollo de la postal ilustrada, en las primeras décadas del siglo XX, tuvo como precedente un tipo de imagen desarrollada en sociedades fotográficas y círculos excursionistas que se interesaban por recoger el paisaje, la arquitectura y los "tipos" humanos característicos de cada región (García-Gutiérrez, 2022). Esta genealogía amateur explica muchas de las características estéticas y temáticas que definirían posteriormente la producción postal comercial.

1.2 La postal como documento histórico

La consideración de las postales como fuentes para el análisis histórico ha experimentado una evolución significativa en las últimas décadas. Desde que en 1869 aparecieron las primeras tarjetas postales ilustradas, estas pequeñas cartulinas han logrado convertirse con el tiempo en testimonio del pasado, en documentos históricos de primer orden que cubren un espectro temporal de casi siglo y medio de historia y en objetos culturales que simbolizan el desarrollo de toda una época (Villena, 2017).

Las postales funcionan como un "medio de comunicación, a la vez escrita y visual" que permite el análisis de múltiples dimensiones históricas. Su carácter dual las convierte en documentos especialmente ricos para el historiador, ya que combinan información textual explícita con contenidos visuales que requieren una metodología de análisis específica. Esta dualidad comunicativa las distingue de otros documentos históricos más unidimensionales.

La metodología de análisis de imágenes fotográficas aplicada al estudio de postales requiere considerar múltiples variables. En primer lugar, el contexto de producción, que incluye las condiciones técnicas de reproducción fotomecánica, las decisiones editoriales sobre encuadres y selección de motivos, y las estrategias comerciales de los editores. En segundo lugar, el contexto de circulación, que abarca las redes postales, los circuitos comerciales y los usos sociales específicos de cada época y región.

Las postales permiten una aproximación privilegiada a la construcción de imaginarios colectivos y representaciones sociales. A través del análisis de más de diez mil postales, consultadas principalmente a través de las páginas web de los principales centros de documentación a nivel internacional, es posible realizar un acercamiento a episodios históricos específicos, a la vez que poner en valor el papel que jugaron en el propio desarrollo de los acontecimientos, al convertirse en uno de los principales medios utilizados en la difusión y propaganda (Villena, 2017).

La postal como documento memorial e informacional presenta características específicas que la distinguen de otras fuentes históricas. Su carácter masivo y popular permite acceder a representaciones sociales ampliamente difundidas, mientras que su dimensión visual ofrece información sobre aspectos de la vida cotidiana, el paisaje urbano y rural, y las transformaciones arquitectónicas que otros documentos no registran con la misma precisión (Correyero, 2022).

Las tarjetas postales como registro de la memoria histórica adquieren una relevancia particular en contextos de transformación social y política. La aplicación de políticas de memoria histórica ha llevado al desmantelamiento y eliminación de monumentos de épocas anteriores, pero es posible conocer la configuración de estos monumentos, sus ubicaciones y entornos urbanos gracias a las postales, que funcionan como testigos de una memoria compleja (Almarcha, 2019).

1.3 Periodización histórica

  • Fase de gestación (1800-1869): Desarrollo de antecedentes
  • Fase de nacimiento (1869-1890): Primeras postales oficiales
  • Fase de consolidación (1890-1900): Postales ilustradas privadas

La evolución histórica de la tarjeta postal puede estructurarse en tres fases principales que reflejan tanto los desarrollos técnicos como los cambios en sus usos sociales y culturales.

Fase de gestación (1800-1869): Desarrollo de antecedentes

Durante esta primera fase se desarrollaron los antecedentes técnicos y culturales que harían posible el surgimiento de la tarjeta postal. Los avances en las técnicas de impresión, especialmente el desarrollo de la litografía y los primeros experimentos con la reproducción fotomecánica, crearon las condiciones técnicas necesarias. Simultáneamente, la expansión de los sistemas postales nacionales y la estandarización de las comunicaciones epistolares establecieron el marco institucional requerido.

La importancia de la imprenta en la difusión de las imágenes desde el siglo XIX resulta fundamental para comprender esta fase. Los desarrollos en las técnicas de reproducción gráfica, desde la xilografía hasta la litografía, prepararon el terreno para la posterior incorporación de imágenes fotográficas a los soportes postales (Almarcha, 2011). Esta evolución técnica se inscribía en transformaciones más amplias de la cultura visual decimonónica.

Fase de nacimiento (1869-1890): Primeras postales oficiales

El año 1869 marca convencionalmente el nacimiento oficial de la tarjeta postal con la emisión de las primeras piezas por parte de la administración postal austro-húngara. Esta innovación respondía a necesidades prácticas de simplificación y abaratamiento de las comunicaciones postales, pero pronto reveló potencialidades que trascendían su función original.

Durante esta fase, las postales mantuvieron un carácter fundamentalmente utilitario y oficial. Las administraciones postales de diferentes países adoptaron progresivamente este nuevo formato, estableciendo las bases normativas y técnicas que regularían su producción y circulación. La ausencia de ilustraciones en esta primera etapa no impidió que se establecieran los fundamentos del fenómeno postal posterior.

La estandarización internacional de formatos y procedimientos postales durante este período resultó crucial para el desarrollo posterior del medio. Los acuerdos internacionales sobre dimensiones, gramajes y procedimientos de franqueo crearon las condiciones para la circulación transnacional que caracterizaría la edad dorada de la postal ilustrada.

Fase de consolidación (1890-1900): Postales ilustradas privadas

La década final del siglo XIX presenció la consolidación definitiva de la tarjeta postal como fenómeno cultural de masas. La autorización para la producción privada de postales y, especialmente, la incorporación sistemática de ilustraciones, transformaron radicalmente el medio. A finales del siglo XIX, las postales comenzaron a tener ilustraciones en una de sus caras como ornamento estético, algo que dos décadas más tarde se convertiría en la propia esencia de la tarjeta postal (Moreno, 2019).

La postal ilustrada se configuró como un fenómeno cultural y de comunicación fruto de los avances del fotograbado a inicios del siglo XX. Se inició entonces el consumo masivo de imágenes y la postal resultó ser el producto turístico por excelencia, un resumen del mundo que mostraba las escenografías de la felicidad y el nuevo paisaje turístico (Moreno, 2019). Esta transformación no fue meramente técnica, sino que reflejaba cambios profundos en la cultura visual y en las prácticas sociales de comunicación.

Durante esta fase se establecieron las temáticas fundamentales que caracterizarían la producción postal posterior: vistas urbanas, monumentos, paisajes, tipos populares y escenas costumbristas. La selección de estos motivos no era casual, sino que respondía a la construcción de imaginarios nacionales y regionales que la postal contribuía a difundir y consolidar.

La profesionalización de la producción postal durante este período implicó el desarrollo de una industria específica con sus propios circuitos comerciales, redes de distribución y estrategias de marketing. Los editores especializados, los fotógrafos profesionales y los circuitos comerciales turísticos se articularon en un sistema productivo que haría de la postal uno de los productos culturales más exitosos de la primera mitad del siglo XX.

Esta periodización revela que la tarjeta postal no fue simplemente un invento técnico, sino el resultado de una convergencia compleja entre desarrollos tecnológicos, transformaciones sociales y nuevas necesidades comunicativas. Su evolución refleja procesos más amplios de modernización, democratización cultural y construcción de identidades colectivas que caracterizan el tránsito del siglo XIX al XX.

La consolidación de la postal como documento histórico durante estas tres fases la convierte en una fuente privilegiada para el análisis de estos procesos de transformación. Su capacidad para registrar simultáneamente aspectos técnicos, estéticos, sociales y culturales la sitúa en una posición única dentro del conjunto de fuentes disponibles para el historiador contemporáneo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.