1.1. Contexto Sociopolítico Europeo (1869-1939)
1.2. Contexto Sociopolítico Español (1850-1939)
1.3. Innovaciones tecnológicas en la producción de postales
1.5. Marco Legal y Regulación Postal
1.5. Marco legal y regulación postal
La construcción del Estado moderno a
través del sistema de comunicaciones
La consolidación del Estado
liberal en España entre 1869 y 1914 requirió una modernización profunda del
sistema postal (Carrasco Marqués, 2009). El correo pasó de ser una renta estancada
del Antiguo Régimen a convertirse en un servicio público integrado en los
circuitos internacionales de comunicación (Riego Amézaga, 2011). Este proceso
constituyó un vector central para la construcción del Estado-nación
porque promovió la integración territorial y la homogenización administrativa
(Henkin, 1998).
La reforma estableció las bases
técnicas e institucionales necesarias para la expansión masiva de la tarjeta
postal ilustrada como tecnología de comunicación social (Prochaska &
Mendelson, 2010). Esta modernización formó parte de una transformación europea
más amplia que vinculó la construcción estatal con infraestructuras
comunicativas estandarizadas (Henkin, 1998). La reforma postal se insertó en
una agenda de racionalización que pretendía homogeneizar instituciones,
conectar centro y periferia, y superar la fragmentación jurisdiccional heredada
del Antiguo Régimen (Carrasco Marqués, 2018).
El sello postal: origen histórico
Un sello postal es un signo
de franqueo impreso en papel de pequeñas dimensiones que certifica el pago
anticipado de un servicio postal según las tarifas vigentes (Carreras y Candi,
1918). El reverso contiene un adhesivo que permite su aplicación sobre la
correspondencia (Carreras y Candi, 1918).
El origen teórico del sello postal
se localiza en Inglaterra (Hill, 1837). Rowland Hill, maestro británico
nacido en Kidderminster el 3 de diciembre de 1795, presentó su proyecto al
servicio postal británico el 13 de febrero de 1837 (Museo Postal y Telegráfico,
2023). Hill ejercía en esa época como secretario de la Comisión para Australia
Meridional (Museo Postal y Telegráfico, 2023).
Hill publicó en 1837 el opúsculo
"Post Office Reform: Its Importance and Practicability", que proponía
una reforma revolucionaria del sistema postal (Hill, 1837). El autor planteaba
que el remitente pagara el porte mediante pago anticipado, cuando
tradicionalmente lo pagaba el destinatario al recibir la carta (Hill, 1837). El
sistema anterior generaba múltiples problemas porque muchos destinatarios
rechazaban cartas no solicitadas. Las
tarifas variaban según la distancia y el número de hojas, y los carteros
aplicaban tarifas excesivas y arbitrarias (Museo Postal y Telegráfico, 2023).
Hill propuso tarifas uniformes
basadas en el peso de la correspondencia, dejando de lado la distancia
recorrida como factor determinante (Hill, 1837). Para certificar el pago
anticipado, el remitente aplicaría un sello adhesivo sobre la carta con el
mismo valor que el porte pagado (Carreras y Candi, 1918).
El folleto de Hill motivó que la
Cámara de los Comunes designara un comité el 22 de noviembre de 1837 para
estudiar los sistemas de franqueo postal (Museo Postal y Telegráfico, 2023).
Tras considerable oposición inicial, la Ley de Reforma Postal fue aprobada el
27 de agosto de 1839 (Museo Postal y Telegráfico, 2023).
El gobierno decretó que los sellos
circularían el 6 de mayo de 1840 (Museo Postal y Telegráfico, 2023). Hill
diseñó personalmente el primer sello, que presentaba el perfil de la Reina
Victoria con la palabra "Postage" en la parte superior y "One
Penny" en la inferior (Museo Postal y Telegráfico, 2023). El Penny
Black fue el primer sello postal de la historia, impreso en tinta negra y
vendido por un penique (Museo Postal y Telegráfico, 2023). El 8 de mayo de 1840
se puso a la venta el sello de dos peniques en color azul (Museo Postal y
Telegráfico, 2023). El éxito fue inmediato: en una semana se triplicó el número
de cartas enviadas y el primer día se vendieron 60.000 ejemplares (Museo Postal
y Telegráfico, 2023).
El sello postal en España
El sistema se extendió rápidamente
por Europa (Carrasco Marqués, 2009). El primer sello español se emitió el 1 de
enero de 1850 tras la autorización del Real Decreto de 24 de octubre de 1849
por iniciativa del Conde de San Luis (Carreras y Candi, 1918). La Fábrica
Nacional del Sello realizó los sellos mediante grabado en piedra litográfica
(Carreras y Candi, 1918).
La introducción del sello
adhesivo en España —el "6 cuartos negro" con efigie de Isabel II
grabada por Bartolomé Coromina— constituyó una innovación técnica y
administrativa de amplio alcance (Carrasco Marqués, 2009). Esta medida
reconfiguró la gestión, la fiscalidad y la representación simbólica del Estado
(Henkin, 1998). El prepago simplificó la contabilidad y mejoró la
seguridad al sustituir el cobro en metálico por venta anticipada y control de
inutilización mediante matasellos (Riego Amézaga, 2011).
El sistema utilizó el fechador Baeza
y, desde 1850, el obliterador "Araña", reduciendo oportunidades de
corrupción y malversación (Henkin, 1998). El incentivo de precios —6 cuartos
con franqueo previo frente a 1 real en pago a destino— impulsó la adopción
social del sello y consolidó nuevas prácticas de uso del correo (Carrasco
Marqués, 2009). Entre 1850 y 1856 rigió un sistema dual con prepago
opcional y pago en destino que generó ambigüedades administrativas (Carrasco
Marqués, 2018).
Pese a resistencias conservadoras y
corporativas, la reforma se impuso como parte del ciclo de modernización administrativa
del reinado de Isabel II (Carrasco Marqués, 2009). La obligatoriedad del
franqueo previo desde 1856 unificó procedimientos y facilitó la integración
internacional bajo estándares convergentes (Riego Amézaga, 2011).
Los procedimientos de impresión
evolucionaron con la tecnología (Carreras y Candi, 1918). Entre 1850 y 1875 se
utilizó exclusivamente la tipografía (Carreras y Candi, 1918). El
período 1875-1905 combinó tipografía y calcografía (Carreras y Candi,
1918). La calcografía dominó entre 1905 y 1930, mientras que entre 1930 y 1950
se incorporaron la litografía y el huecograbado (Carreras y Candi, 1918). La
calcografía ofrece la mayor calidad de impresión, aunque el offset compensa sus
limitaciones de definición con rapidez y economía productiva (Carreras y Candi,
1918).
Modernización ferroviaria del servicio postal
La llegada del ferrocarril —línea Barcelona–Mataró en 1848— revolucionó el transporte postal (Carrasco Marqués, 2018). El ferrocarril sustituyó diligencias y postas por expediciones ambulantes ferroviarias, multiplicando la capacidad, abaratando costes y acelerando la distribución (Henkin, 1998). La Real Orden de 31 de diciembre de 1844 obligó a transportar gratuitamente cartas, pliegos y personal del Correo en convoyes ordinarios (Carrasco Marqués, 2009). Los convenios posteriores combinaron gratuidad y tarifas preferenciales para vagones-correo (Carrasco Marqués, 2009).
En Cataluña, región pionera, las ambulantes conectaron Barcelona con Francia y Valencia, integrando la red catalana en los circuitos europeos (Carrasco Marqués, 2018). Sin embargo, pervivieron tramos con maestros de postas y contratos de diligencias de coste superior (Carrasco Marqués, 2018). La sincronización entre horarios ferroviarios y turnos postales instauró la regularidad diaria del servicio y modificó prácticas comunicativas a escala nacional (Henkin, 1998).
La primera tarjeta postal española
(1873)
El 1 de diciembre de 1873, bajo la
presidencia de Emilio Castelar, se puso en circulación la primera tarjeta
postal oficial española (Carrasco Marqués, 2018). Las primeras piezas llevaban la leyenda "República
Española Targeta Postal" con sello impreso de 5 céntimos en azul y negro Las prescripciones de uso reservaban el reverso para
el texto firmado (Carrasco Marqués, 2009).
La prohibición de postales
privadas entre 1873 y 1887 reflejó tensiones entre monopolio estatal y
presiones liberalizadoras, lo que limitó el volumen y la variedad de las tarjetas
(Riego Amézaga, 2011). La liberalización de 1887 abrió un ciclo de
expansión masiva de la postal ilustrada al permitir la competencia de empresas
privadas en calidad, innovación y especialización temática (Carrasco Marqués,
2009).
Adhesión a la Unión Postal Universal
(1874)
La Unión Postal Universal
(1874) constituyó un marco institucional de convergencia técnica y comercial
que reconoció la tarjeta postal como formato epistolar internacional con
tarifas preferenciales (Henkin, 1998). El Congreso de París (1878) fijó la
interoperabilidad, las dimensiones próximas a 9 × 14 cm, el uso de doble lengua
—local y francés— y la armonización tarifaria (Carrasco Marqués, 2009). Estas
medidas redujeron fricciones entre sistemas nacionales (Carrasco Marqués, 2009).
España se adhirió desde la
fundación, integrándose en un espacio postal homogéneo que facilitó la
circulación internacional durante la expansión del medio entre 1890 y 1914
(Henkin, 1998). El Tratado de Berna asentó principios de monopolio estatal,
prepago obligatorio, empleo universal del sello y estandarización de formatos,
tarifas y procedimientos (Prochaska & Mendelson, 2010). Esta medida culminó
la modernización del sistema español .
La UPU normalizó las dimensiones
máximas, el gramaje, la distribución del espacio entre imagen y texto, y las
tarifas preferenciales (Carrasco Marqués, 2009). Estas normas impulsaron una industria
gráfica transnacional de postales ilustradas (Riego Amézaga, 2011).
En 1905 la postal experimentó un cambio significativo al dividir en dos partes el reverso dividido (Prochaska & Mendelson, 2010). El lado izquierdo quedó reservado para el mensaje y el derecho para los datos del destinatario (Riego Amézaga, 2011). Esta medida liberó el anverso completamente para la ilustración, abriendo la "edad de oro" de la comunicación visual postal (Prochaska & Mendelson, 2010).
Consolidación durante la Restauración (1875-1931)
La Restauración borbónica consolidó la modernización con un marco regulatorio estable cuyo hito fue el Reglamento de 7 de junio de 1898 (Riego Amézaga, 2011). Este reglamento organizó el servicio en la fase álgida de la postal ilustrada (Riego Amézaga, 2011). Se introdujeron correo urgente en 1905, giros en 1911, Caja Postal de Ahorros en 1916, contra reembolso en 1916 y paquetes postales en 1916 (Carrasco Marqués, 2009). Estas innovaciones configuraron las oficinas de Correos como nodos multifuncionales (Carrasco Marqués, 2009).
La red postal alcanzó distribución diaria casi universal hacia 1900 gracias a la combinación de tránsitos ferroviarios y cartería rural (Prochaska & Mendelson, 2010). Esta infraestructura constituyó el sostén material de la difusión masiva de la postal ilustrada (Prochaska & Mendelson, 2010). Esta densificación respondió a objetivos económicos —facilitar intercambios— y políticos —reforzar vínculos centro–periferia—, fortaleciendo la integración nacional (Carrasco Marqués, 2018).
Regulación de las postales
ilustradas
Desde el monopolio inicial se
evolucionó hacia un sistema mixto que combinó enteros postales con
postales privadas franqueadas con sellos (Carrasco Marqués, 2009). Esta medida
habilitó la competencia de editores como Hauser y Menet, Fototipia Thomas o
Roisin en calidad e innovación (Carrasco Marqués, 2009). Aunque los enteros
conservaban sello impreso y tarifas preferenciales, su estandarización no
rivalizó con la variedad y especialización de las privadas (Prochaska &
Mendelson, 2010).
Las postales privadas
impulsaron innovación técnica, diversidad iconográfica y reducción de precios
entre 1900 y 1914 (Carrasco Marqués, 2018). La normalización internacional
facilitó el comercio transfronterizo de postales, con España como mercado
importador y exportador hacia América Latina y otros espacios hispanófonos
(Henkin, 1998). Esta expansión amplió el impacto cultural de la postal en la
proyección de identidades (Henkin, 1998).
La liberalización de 1887
desencadenó una explosión de creatividad que transformó la postal en objeto de
colección, documento histórico y expresión artística mediante avances en fototipia,
cromolitografía y fotocromía (Prochaska & Mendelson, 2010).
Democratización de la comunicación
escrita
La consolidación del sistema moderno
democratizó el acceso a la comunicación escrita al reducir costes y
barreras técnicas (Henkin, 1998). Esta medida incorporó sectores populares urbanos
y clases medias rurales al uso regular del correo (Henkin, 1998). Las tarifas
especialmente reducidas de la tarjeta postal ampliaron aún más la base social
—incluidos trabajadores emigrantes y población rural— y reconfiguraron
prácticas de escritura, lectura y sociabilidad (Prochaska & Mendelson,
2010).
La integración postal reforzó
la cohesión territorial y los vínculos con comunidades emigradas en América
(Carrasco Marqués, 2009). Esta expansión convirtió el correo en un instrumento
crucial de modernización social y política en el período 1869-1914 (Carrasco
Marqués, 2009).
Referencias
- Carrasco Marqués, M. (2009). Las tarjetas postales ilustradas de España circuladas en el siglo XIX (2ª ed.). Edifil.
- Carrasco Marqués, M. (2018). Catálogo de las tarjetas postales ilustradas de España 1887-1905. Casa Postal.
- Carreras y Candi, F. (1918). Idea de la Filatelia española. El Filatélico Español.
- Henkin, D. M. (1998). The postal age: The emergence of modern communications in nineteenth-century America. University of Chicago Press.
- Hill, R. (1837). Post Office Reform: Its Importance and Practicability. Londres.
- Museo Postal y Telegráfico (2023). Rowland Hill, creador del primer sello postal de la historia. Disponible en: https://museopostalytelegrafico.es/rowland-hill/ [Acceso: 14 octubre 2025].
- Prochaska, D., & Mendelson, J. (Eds.). (2010). Postcards: Ephemeral histories of modernity. Penn State University Press.
- Riego Amézaga, B. (1997). Santander en la tarjeta postal ilustrada (1897-1941): Historia, coleccionismo y valor documental. Fundación Marcelino Botín.
- Riego Amézaga, B. (2011). Una revisión del valor cultural de la tarjeta postal ilustrada. Fotocinema, 3, 225-240.
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