Transformaciones Visuales y Comunicativas en la Modernidad (1870-1960)
A lo largo del siglo XX, las tarjetas postales ilustradas y el cartelismo consolidaron su lugar como vehículos fundamentales de comunicación visual, al tiempo que desempeñaron roles decisivos en los campos de la publicidad, el arte, el turismo y la propaganda política. Estos soportes no sólo reflejaron los cambios estéticos, técnicos y culturales de su tiempo, sino que también intervinieron activamente en la configuración de imaginarios colectivos, identidades nacionales y dinámicas de consumo. El presente estudio aborda la evolución, funciones y legado de ambos medios, subrayando sus convergencias y diferencias como formas gráficas populares e influyentes en la historia de la cultura visual contemporánea española. El análisis se extiende desde los primeros enteros postales de 1873 hasta la consolidación definitiva de nuevos medios audiovisuales en la década de 1960, período que marca el declive de estos formatos tradicionales pero también su transformación hacia nuevas expresiones del diseño gráfico moderno.
Los Orígenes y
Fundamentos Históricos de la Comunicación Visual Popular
El Contexto Sociopolítico y Tecnológico de la España
Decimonónica
La aparición de las tarjetas postales ilustradas y el desarrollo del cartelismo en España no pueden entenderse sin considerar el profundo proceso de modernización que experimentó el país durante la segunda mitad del siglo XIX. La consolidación del sistema liberal, la expansión del ferrocarril, el crecimiento urbano y la aparición de nuevas clases sociales crearon las condiciones necesarias para el florecimiento de estos nuevos medios de comunicación visual. La liberalización gradual de la economía española, junto con la influencia de los modelos europeos, especialmente franceses y alemanes, proporcionó el marco institucional y cultural para que estos formatos pudieran desarrollarse como instrumentos tanto comerciales como artísticos.
El surgimiento de la tarjeta postal se debe fundamentalmente a Heinrich von Stephan (1831-1897) y a Emmanuel Hermann (1838-1902). En 1865, con ocasión de la Conferencia Postal Internacional celebrada en Karlsruhe, el funcionario de correos Heinrich Von Stephan propuso la introducción de hojas postales en forma de talonarios como medio de comunicación no reservada. Sin embargo, esta innovación no llegó a prosperar inicialmente. Hermann, profesor de economía política, publicó en 1869 en el periódico austriaco Neue Freie Presse un artículo sobre las ventajas económicas que supondría para la Hacienda pública la introducción de la tarjeta postal. El 1 de octubre de 1869 la administración de Correos de Austria-Hungría pondría en circulación la primera tarjeta postal en el mundo.
La modernización del sistema postal español respondía también a necesidades económicas evidentes. En 1871, durante el reinado de Amadeo de Saboya, una Real Orden firmada por Práxedes Mateo Sagasta permitió la creación en España de las tarjetas postales. No obstante, la primera postal oficial española no se emitió hasta diciembre de 1873, ya durante la Primera República. Esta tardanza reflejaba las dificultades políticas del momento, pero también la cautela con que las instituciones españolas adoptaban las innovaciones tecnológicas y comunicativas europeas.
La Revolución Técnica
en las Artes Gráficas
El desarrollo tanto de las tarjetas postales ilustradas como del cartelismo dependió fundamentalmente de los avances técnicos en la reproducción de imágenes. La fototipia, perfeccionada por Joseph Albert a partir del procedimiento ideado en 1856 por Louis Alphonse Poitevin, constituyó uno de los pilares técnicos fundamentales. Este procedimiento permitía tirar un número limitado de 500 copias, pues se deterioraba la gelatina durante el proceso de impresión y se perdía nitidez, pero ofrecía una calidad excepcional en la reproducción de imágenes fotográficas.
La casa Hauser y Menet, establecida en Madrid en 1890 por los suizos Óscar Hauser y Adolfo Menet, estaba considerada como la mejor imprenta española en fototipia. Alcanzó gran perfección, editando láminas y postales con muy buena nitidez, convirtiéndose en referencia nacional ya en 1901. La empresa se especializó en la impresión fotomecánica por fototipia, que permitía reproducir las fotografías con gran nitidez y riqueza de tonos. Desde 1897 comenzó a editar su serie general, numerada, que hacia 1900 contaba ya con 690 postales numeradas con diferentes vistas de ciudades, de tema taurino, dibujos e ilustraciones de la revista Blanco y Negro, o pinturas del Museo del Prado.
El heliograbado o fotograbado, técnica desarrollada en el siglo XIX por William Henry Fox Talbot y perfeccionada por Karel Václav Klíč, también desempeñó un papel crucial. Este proceso, que mantiene practicantes en el siglo XXI, permite realizar una matriz calcográfica de cobre para ser entintada e impresa en un tórculo tradicional de grabado. La versión industrial del fotograbado, el rotograbado, se utilizó a menudo para la impresión de elementos de grandes tirajes como postales, sellos, revistas o cajas de medicamentos.
La Tarjeta Postal
Ilustrada: Evolución, Funciones y Transformaciones Sociales
De los Enteros
Postales a la Ilustración Artística
Las primeras tarjetas postales, también llamadas enteros postales, eran emitidas por las administraciones de correos y traían impreso el franqueo en una de sus caras. La otra cara estaba completamente en blanco para que se pudiera escribir en ella un mensaje. Pero no eran postales ilustradas, salvo por el sello impreso y una orla. Estas postales eran monótonas y aburridas. Con la mejora de los métodos de impresión, en la última década del siglo XIX, triunfaron las verdaderas tarjetas postales ilustradas, impresas y editadas por la industria privada.
La liberalización del mercado en 1886, que permitió la edición privada de postales, marcó un punto de inflexión fundamental. Ese mismo año, surgieron los primeros editores gráficos que pronto incorporarían imágenes impresas. La primera tarjeta postal ilustrada conocida en España data de 1892: titulada "Recuerdo de Madrid", fue realizada por Hauser y Menet, pionera en la fototipia. Esta postal histórica llevaba por título "Recuerdo de Madrid" y ostentaba una composición fotográfica formada por cuatro viñetas representando respectivamente la Plaza de toros, la Carrera San Jerónimo, la Puerta del Sol y la Calle de Alcalá.
En 1878, la Unión Postal Universal acordó autorizar la circulación internacional de las tarjetas postales, limitó el tamaño de las mismas al formato de 9 por 14 centímetros y permitió la edición privada de las mismas. Sin embargo, la tarjeta postal ilustrada propiamente dicha no apareció en España antes de finales del siglo XIX, en la década de 1890. Hasta 1900 podemos hablar incluso de verdaderos balbuceos en este terreno.
La Edad de Oro y sus
Características Distintivas
El auge de la tarjeta postal ilustrada alcanzó su culmen entre 1900 y 1914, una etapa comúnmente reconocida como su "Edad de Oro". En este periodo, la tarjeta postal se convirtió en un medio de comunicación masiva y objeto de consumo cultural, alcanzando cifras millonarias de circulación y consolidando el coleccionismo cartófilo como práctica extendida. El Real Decreto de 1906, que permitió dividir el reverso para incluir mensaje y dirección, liberó el anverso para la imagen completa, consolidando así el formato tal como lo conocemos hoy.
Durante este período, la normativa de Correos experimentó modificaciones cruciales. Hasta 1900, la normativa obligaba a los usuarios a escribir sus mensajes en el frente de la postal, muchas veces sobre la ilustración, reservando el anverso para el nombre, dirección del destinatario y los timbres. La adopción de una importante modificación en 1906 cambió radicalmente esta situación, permitiendo que la imagen ocupara todo el anverso y convirtiendo el reverso en un espacio dividido para mensaje y dirección.
El coleccionismo de tarjetas postales se convirtió en una afición que trascendía el tiempo y el espacio. Para los entusiastas, cada tarjeta postal era una ventana al pasado, una cápsula del tiempo que capturaba momentos, lugares y emociones. El coleccionismo abarcaba una amplia variedad de temas que capturaban la esencia de diferentes épocas y lugares, desde paisajes exóticos hasta escenas urbanas, monumentos históricos y tipos populares.
Diversificación
Temática y Expresión Artística
Las ilustraciones se diversificaron enormemente durante la Edad de Oro. Los monumentos, paisajes urbanos y rurales, tipos populares, escenas costumbristas, carteles artísticos, motivos religiosos y retratos fueron recurrentes. Se promovió la identidad regional y el patrimonio local, especialmente en el contexto de una España marcada por el regeneracionismo y los nacionalismos periféricos. Esta diversificación temática reflejaba no solo las preferencias estéticas del momento, sino también las transformaciones sociales y políticas que experimentaba el país.
Importantes artistas del modernismo participaron activamente en la ilustración de postales. Ramón Casas, Alexandre de Riquer, Gaspar Camps, Rafael de Penagos y Federico Ribas ilustraron postales que hoy son piezas codiciadas en el mercado del arte gráfico. Técnicas como la fototipia, la cromolitografía y más tarde la heliograbura permitieron altos niveles de calidad visual y tiradas masivas, democratizando el acceso a reproducciones artísticas de alta calidad.
Las tarjetas postales antiguas se convirtieron en auténticas joyas visuales que exhibían ilustraciones bellamente detalladas. Estas imágenes capturaban paisajes idílicos, monumentos emblemáticos y escenas de la vida cotidiana de la época. Cada tarjeta postal antigua funcionaba como una ventana al pasado, ofreciendo testimonios visuales invaluables de momentos históricos, tradiciones culturales y transformaciones urbanas.
Aplicaciones
Comerciales y Turísticas
La postal fue un soporte publicitario eficaz y económico. Empresas de productos de consumo, como chocolates Amatller, Anís del Mono, perfumerías y balnearios, emplearon postales para dar a conocer sus marcas, especialmente antes del auge de la publicidad en prensa. Esta utilización comercial convirtió a las postales en pioneras del marketing directo, anticipando técnicas publicitarias que se desarrollarían plenamente en décadas posteriores.
Las postales vincularon estrechamente arte y turismo. Se difundían en estaciones, hoteles y oficinas de correos, y funcionaban como recuerdos visuales de los lugares visitados. Esta función turística contribuyó significativamente a la construcción de imaginarios colectivos sobre destinos y regiones, creando una geografía visual estandarizada que influía en las expectativas y percepciones de los viajeros.
En la actualidad, las postales mantienen relevancia como herramienta de marketing directo. Las empresas modernas utilizan postales para incluir cupones o promociones, añadir recordatorios de citas, compartir novedades empresariales, promocionar productos específicos, presentar empleados, mostrar agradecimiento a clientes, crear recuerdos corporativos, contar historias de marca y desarrollar programas de recomendaciones. Esta persistencia demuestra la eficacia comunicativa del formato, que mantiene una tasa de lectura prácticamente del 100% debido a su inmediatez visual.
Declive,
Transformaciones y Pervivencias Contemporáneas
A partir de los años 30, con la consolidación de otros medios gráficos como la prensa ilustrada y la fotografía, la tarjeta postal comenzó a declinar en su uso comunicativo. No obstante, mantendría su función turística, y en contextos específicos como guerras, campañas benéficas o efemérides recuperaría su rol como instrumento de propaganda o conmemoración. Desde la década de 1990, las postales resurgieron puntualmente como herramienta de marketing directo, especialmente en campañas juveniles, artísticas o de fidelización comercial.
El período de posguerra en España vio un resurgimiento particular del uso de postales. Se emplearon mucho durante los años de posguerra y hasta la generalización de la impresión offset en la década de 1960, debido a la falta de papel de calidad y la necesidad de utilizar métodos de impresión más económicos. Las tarjetas postales impresas en papel fotográfico usando el sistema fotoquímico, denominadas "de brillo", se popularizaron durante este período.
El Cartelismo
Español: Arte, Propaganda y Comunicación Urbana
Fundamentos
Históricos y Desarrollo Inicial
El cartel, como imagen impresa de gran formato y circulación urbana, nació ligado a la expansión de la economía capitalista y al desarrollo de las técnicas litográficas en el último tercio del siglo XIX. En Francia, autores como Jules Chéret y Alphonse Mucha sentaron las bases del cartel publicitario moderno, fusionando elementos del Art Nouveau con una eficaz simplificación del mensaje visual.
Jules Chéret (1836-1933) fue un pintor y litógrafo francés que se convertiría en un maestro del arte del cartel. Influenciado por las frívolas escenas representadas en las obras de Jean-Honoré Fragonard y otros artistas rococós, Chéret creó carteles vívidos para cabarets, teatros de variedades como Eldorado, el Paris Olympia, el Folies Bergère, el Teatro de la Ópera, el Alcazar d'Ete y el Moulin Rouge. A lo largo de sus 97 años, diseñó más de mil modelos con un estilo propio e inconfundible.
Alphonse Mucha, artista checo ampliamente considerado como el padre del movimiento Art Nouveau, obtuvo gran reconocimiento tras crear una serie de carteles para Sarah Bernhardt, una famosa actriz francesa. Los carteles, que representaban a Bernhardt en diferentes poses, tuvieron un gran éxito y le valieron a Mucha el reconocimiento internacional. Bernhardt y Mucha colaborarían en muchos otros proyectos, incluidos diseños de escenarios, vestuario y otros materiales promocionales.
En España, el cartelismo se desarrolló con fuerza a partir de la Ley de Prensa de 1883, que incentivó el mercado publicitario. Las primeras agencias, como Roldós en Barcelona o Los Tiroleses en Madrid, distribuyeron carteles comerciales con fines promocionales. Los orígenes del cartel en España se remontan al siglo XVIII, considerando que un cartel es el producto de una integración artística de texto e imagen cuyo objetivo es comunicar públicamente un mensaje.
Evolución Técnica y
Estética del Cartelismo
Los primeros carteles litográficos a color datan de aproximadamente 1880, predominando el texto sobre la imagen. A partir de 1900, la imagen litográfica a color se convierte en la protagonista del cartel español, invadiendo su superficie. Esta transformación refleja no solo avances técnicos, sino también cambios en las estrategias comunicativas y en la cultura visual de la sociedad española.
El cartel se caracterizó por su impacto inmediato, por su capacidad de condensar mensaje y estética en una imagen clara y poderosa. En sus inicios modernistas, predominaban las líneas curvas, colores suaves, figuras femeninas idealizadas y motivos naturales. A medida que avanzaba el siglo XX, el lenguaje visual se simplificó y racionalizó, adaptándose a las necesidades de la publicidad de masas: tipografías contundentes, fondos planos, y un uso creciente de la fotografía.
El primer cartel publicitario "moderno" fue editado en Inglaterra en 1477 por William Caxton, destacando las bondades de unas aguas termales. En Francia se realizaría el primer cartel ilustrado algunos años después, en 1482, obra de Jean du Pré. En Alemania, el artista Albretch Altdorfer realizó el considerado primer cartel artístico de la historia, el cual anunciaba un juego de lotería.
Tipologías y Aplicaciones
Diversificadas
Se distinguieron diversas tipologías en el cartelismo español. Los carteles publicitarios comerciales promocionaban productos como Anís del Mono, Codorniú y Chocolates Juncosa. Los carteles de espectáculos anunciaban circo, cine, teatro y variedades. Los carteles institucionales o culturales promovían concursos de carteles, exposiciones y fiestas patronales. Los carteles políticos y de propaganda abarcaron desde la Segunda República hasta la Transición, pasando por la Guerra Civil y el franquismo.
Los inicios del cartel litográfico en España están directamente vinculados al anuncio de festejos tradicionales. Los primeros carteles taurinos presentaban viñetas y orlas xilográficas junto a textos litográficos para anunciar corridas. La evolución hacia carteles más complejos mostró la introducción de más viñetas, resaltando la importancia creciente de la imagen en el diseño.
En España, el cartel publicitario empezó a cobrar mayor importancia durante la República y la Guerra Civil, ya que ambos bandos utilizaron el cartel político como medio de difusión de propaganda. Aunque hasta 1763 no aparece el que se considera cartel de publicidad más antiguo conocido en territorio español, la tradición cartelística había ido desarrollándose gradualmente a lo largo de los siglos anteriores.
Maestros y Talleres
del Cartelismo Español
Muchos de los artistas de la postal también incursionaron en el cartel. Ramón Casas, influido por Toulouse-Lautrec, diseñó afiches memorables como los de Anís del Mono y Codorniú. Alexandre de Riquer fue referente del modernismo catalán, mientras que Penagos y Ribas marcaron el estilo Art Déco en la década de 1920. En la Guerra Civil, autores como Josep Renau llevaron el cartel a una dimensión política sin precedentes, con una estética influida por el constructivismo soviético y el fotomontaje.
Josep Renau destacó especialmente durante la Guerra Civil por sus innovaciones técnicas y estéticas. Junto a otros artistas como Bardasano, Fontserè, Arteta, Prieto, Sáenz de Tejada, Valverde Lasarte y los hermanos Arturo y Vicente Ballester Marco, configuró una generación que elevó el cartelismo español a niveles artísticos excepcionales. Estos artistas supieron combinar compromiso político, innovación estética y eficacia comunicativa en sus obras.
La colaboración de los cartelistas con las actividades del Altavoz del Frente durante la Guerra Civil resultó particularmente fructífera. La Sección de Pintura y Dibujo, dirigida por Aníbal Tejada y Ramón Puyol, contó con la participación de dibujantes y pintores como Francisco Mateos, Bartolozzi, Bardasano, José Loygorri, Francisco Sancha y Penagos, creando un conjunto de obras que trascendieron su función propagandística inmediata para convertirse en testimonios artísticos duraderos.
Innovaciones Técnicas
y Estéticas
Entre los editores más prolíficos se encontraban el Ministerio de Instrucción Pública y el Ministerio de Propaganda de la Segunda República Española. Entre los particulares destacaron sindicatos como UGT, PCE, CNT-AIT, Juventudes Libertarias, Falange Española, además de organizaciones como "Altavoz del Frente" o las Asociaciones de Amigos de la Unión Soviética. Esta diversidad editorial reflejaba la pluralidad de actores sociales y políticos que habían adoptado el cartel como medio de comunicación privilegiado.
La Guerra Civil representó un momento de innovación técnica y estética excepcional en el cartelismo español. La necesidad de comunicar eficazmente en condiciones de conflicto estimuló la experimentación con nuevas técnicas como el fotomontaje, la combinación de fotografía y elementos gráficos, y la síntesis extrema de mensaje visual. Estas innovaciones influirían posteriormente en el desarrollo del diseño gráfico español durante las décadas siguientes.
Las Postales durante
los Conflictos: El Caso de la Primera Guerra Mundial
Función Comunicativa
y Propagandística
Durante la Primera Guerra Mundial, las postales cumplieron múltiples funciones que trascendían su uso habitual. Según el lugar centenaire.org, "se enviaron 4 a 5 mil millones de postales a Francia durante la duración del conflicto", cifra a la que habría que añadir decenas de mil millones más procedentes de todos los países implicados. De julio a diciembre de 1914 se contabilizaron un millón y medio de postales transportadas diariamente.
El período de 1914 a 1918 corresponde a la edad de oro de la postal. Las ilustraciones sobre las postales aparecieron hacia 1900, y durante la Primera Guerra Mundial cumplieron principalmente su función original: la correspondencia. A medida que se prolongaba la guerra, el número de postales enviadas aumentaba constantemente: además de recibir noticias y pruebas de vida, las familias tenían conocimiento de la vida en el frente y el diario de los soldados.
Las tarjetas se proporcionaban gratuitamente a los soldados y a las familias gracias a la franquicia militar, lo que permitía mantener un vínculo entre el frente y la retaguardia. Esta función social de las postales durante el conflicto las convirtió en instrumentos fundamentales para el mantenimiento de la moral y la cohesión social, demonstrando su importancia que trascendía lo meramente comunicativo.
Tipologías Temáticas
de las Postales Bélicas
Las postales de la Primera Guerra Mundial fueron también herramientas de propaganda. Las tarjetas satíricas, dibujadas, representaban caricaturas a veces muy violentas del enemigo. Al principio de la guerra, estas tarjetas reflejaban la euforia y el optimismo ambiente según el cual la guerra no duraría. Las ilustraciones no dudaban en ridiculizar al enemigo, revelando las actitudes sociales y las expectativas del momento.
Se encontraban también las tarjetas de "imaginación-patriótico". Eran fotografías generalmente tomadas en estudio que ponían en escena hombres, mujeres o niños. La esperanza era omnipresente en estas tarjetas que se caracterizaban por mensajes muy endulzados. Algunos ejemplos de mensajes evocadores incluían: "Sube, muestra el barómetro de la victoria!", "el Ángel de la victoria", "Que mi papá vuelva de nuevo pronto vencedor, lo deseo de todo mi pequeño corazón".
Además de permitir la correspondencia y transportar imágenes
patrióticas, la postal fue un medio de documentar la guerra y el conflicto. Las
tarjetas-vista ponían en escena soldados en descanso, ruinas, campamentos de
infantería, tropas en observación, etc. Las escenas de combate se volvieron muy
raras desde 1915, posiblemente por motivos de censura militar y seguridad
operacional.
La Guerra Civil Española: Laboratorio de Innovación Cartelística
El Cartel como Arma de Propaganda
Los carteles en la Guerra Civil Española fueron una herramienta política y social empleada por el Gobierno de la República y los distintos grupos ideológicos que participaron en la contienda tras el golpe militar del 18 de julio de 1936. El Archivo General de la Guerra Civil Española de la Biblioteca Nacional de Madrid, creado en 1979, conserva una valiosa colección de carteles compuesta por un total de 2.280 piezas de las diferentes facciones y muy diversa procedencia.
La dramática contienda civil desarrollada en España entre 1936 y 1939 dio un importante impulso a la creatividad de los artistas gráficos y determinados círculos intelectuales. El cartelismo político se convirtió en el escaparate popular de las consignas del gobierno, los partidos políticos y sindicales y el aparato propagandístico de la rebelión militar. Esta intensificación de la producción cartelística no solo respondía a necesidades propagandísticas inmediatas, sino que también reflejaba la madurez técnica y artística alcanzada por los profesionales españoles del sector.
Los principales lugares de impresión fueron Madrid, Barcelona y Valencia, ciudades donde la resistencia de las facciones leales a la República duró más y contaban con mayor desarrollo en las artes gráficas. También hay que mencionar las imprentas de Bilbao, Castellón, Santander o Gijón y, fuera de España, París, Moscú y Leningrado. Esta geografía de la producción cartelística revela tanto las capacidades técnicas regionales como las redes internacionales de apoyo a los diferentes bandos.
Diferenciación Estética y Simbólica entre Bandos
Los carteles del bando sublevado, autodenominado bando nacional, utilizaron eslóganes sobre la unidad de España, la fe y el catolicismo, la tipografía gótica usada por Hitler durante el nazismo y el prototipo del superhombre. Aparecía simbología básica fascista o triunfalista como el águila bicéfala o el yugo y las flechas y la esvástica nazi orientada en sentido contrario al de la tradicional. Destacaron diseñadores como Sáenz de Tejada y Joaquín Valverde, y también se incluyen a Teodoro y Álvaro Delgado, José Caballero, J.J. Acha y J. Olasagasti.
En los carteles del bando republicano se resaltaba la importancia de la educación, la lucha contra el fascismo, la necesidad de disciplina y eslóganes para campañas de financiación. En cuanto a los símbolos, se representaron la hoz, el martillo y otras herramientas industriales como engranajes o martillos, y las estrellas de cinco puntas y la de tres puntas, la estrella internacionalista. Esta diferenciación simbólica no solo reflejaba ideologías contrapuestas, sino también estéticas y tradiciones visuales diferentes.
La tipología temática de la cartelería reunida en el Archivo General de la Guerra Civil incluye: actividad militar, reclutamiento y movilización; consignas de guerra; mensajes ideológicos, especialmente referidos al antifascismo; intervención extranjera en ambos bandos; economía de guerra, trabajo en la retaguardia y agricultura; caricaturas de personajes o grupos del bando contrario; cartelería de grupos anarquistas y la revolución; carteles de prensa; educación de adultos; llamamientos de ayuda y solidaridad; protección de los niños; y la contribución de las mujeres al esfuerzo bélico.
Tecnologías de
Reproducción y Calidad Visual
La Fototipia como
Técnica Dominante
La fototipia constituyó la técnica de reproducción fundamental para las postales de alta calidad durante las primeras décadas del siglo XX. Josep Thomas i Bigas (Barcelona 1853 – Berna, Suiza, 1910) fundó en 1880 la Fototípia Thomas, que siguió funcionando hasta los años 1950 como negocio familiar. Es conocido sobre todo por su colaboración en libros y revistas como La Il·lustració Catalana, Pèl i ploma, El Arte en España. Los negativos fotográficos de la colección correspondían a otros autores que trabajaban por encargo de la Fototípia.
El procedimiento de fototipia permitía tirar un número limitado de 500 copias, pues se deterioraba la gelatina durante el proceso de impresión y se perdía nitidez. Este sistema se empleó mucho en la impresión de postales, desde 1897 hasta mediados del siglo XX. La técnica requería gran habilidad artesanal y conocimiento técnico, lo que limitaba su uso a talleres especializados pero garantizaba una calidad visual excepcional.
En España, el fotógrafo J. Laurent también disponía de una imprenta en fototipia desde 1880, para ediciones de láminas e ilustraciones de libros. Pero solamente su sucesor Lacoste (antigua casa Laurent) editó postales a partir del año 1900. Esta cronología revela el desarrollo gradual de las aplicaciones comerciales de las técnicas fotomecánicas en el mercado español.
Diversificación de
Técnicas y Democratización del Acceso
La cromolitografía, introducida por Hauser y Menet alrededor de 1900, permitió la edición de postales a color. Fue la primera empresa en España en utilizar esta técnica, editando con este método alrededor de 1900 una serie de quince postales con vistas de ciudades españolas. En 1905 finalizó su serie general con el número 2.078, demonstrando la escala industrial que había alcanzado la producción de postales ilustradas.
Las tarjetas postales impresas en papel fotográfico usando el sistema fotoquímico se popularizaron especialmente durante el período de posguerra. Denominadas "de brillo", en blanco y negro, formato algo menor al tradicional de 9 x 14 cm, y con "corte rústico", estas postales ofrecían una alternativa más económica a las técnicas fotomecánicas tradicionales. En 1902 la empresa Kodak presentó un formato con información estándar de tarjeta postal impresa en el reverso, que continuó usándose hasta alrededor de 1920.
La diversificación técnica no solo respondía a consideraciones económicas, sino también a necesidades estéticas y funcionales específicas. Cada técnica ofrecía posibilidades visuales particulares y se adaptaba mejor a determinados tipos de imágenes y escalas de producción, contribuyendo a la riqueza y variedad del panorama visual de la época.
Transformaciones en
la Era Digital y Persistencias Contemporáneas
Resurgimiento del
Marketing Directo con Postales
En la actualidad, las postales han experimentado un resurgimiento como herramienta de marketing directo, especialmente valoradas por su eficacia comunicativa. Prácticamente el 100% de las tarjetas postales se leen, y la razón es sencilla: el correo en sobres tiene que abrirse primero para ser leído, mientras que una tarjeta postal ya está "abierta", lista para ser leída. Como mínimo, el mensaje será visto por el destinatario, por muy rápido que sea el vistazo.
Las tarjetas postales constituyen la forma menos costosa de correo directo hoy en día, son fáciles de crear y suelen generar un alto índice de respuesta. Si se combinan todos estos factores, no es de extrañar que las empresas utilicen actualmente las tarjetas postales como una herramienta de marketing tremendamente poderosa. Su capacidad para captar atención inmediata las convierte en instrumentos especialmente valiosos en un entorno mediático saturado.
Las aplicaciones contemporáneas incluyen la generación de oportunidades de venta, promoción de ofertas especiales o cupones, presentación de nuevos productos o servicios, mantenimiento del contacto con clientes existentes, dirección del tráfico hacia sitios web, y testeo de varios mensajes y ofertas. Esta diversidad funcional demuestra la adaptabilidad del formato a las necesidades comunicativas contemporáneas.
Elementos Clave del
Diseño Eficaz
Los secretos para una publicidad exitosa con postales incluyen elementos específicos que no pueden faltar en el diseño. El titular debe captar la atención, describiendo exactamente en qué consiste el producto o servicio, o el problema que resuelve, evitando ser demasiado abstracto. Los clientes deberían poder hacerse una buena idea de la oferta sin tener que adivinar y leer el resto del mensaje.
La imagen utilizada en el anverso de la postal tiene dos objetivos fundamentales: captar la atención y comunicar al lector de qué trata la postal, respaldando el titular. Un diseño eficaz requiere la integración armoniosa de texto e imagen, manteniendo la claridad comunicativa que caracterizó históricamente a estos formatos.
Coleccionismo y Valor
Patrimonial Contemporáneo
El coleccionismo de tarjetas postales mantiene su vigor como afición que trasciende el tiempo y el espacio. Para los entusiastas contemporáneos, cada tarjeta postal continúa siendo una ventana al pasado, una cápsula del tiempo que captura momentos, lugares y emociones. El coleccionismo abarca una amplia variedad de temas que capturan la esencia de diferentes épocas y lugares, desde paisajes exóticos hasta escenas urbanas y monumentos históricos.
Las tarjetas postales antiguas son auténticas joyas visuales que exhiben ilustraciones bellamente detalladas. Estas imágenes han sido testimonios visuales de su tiempo y valiosos tesoros artísticos que han cautivado a coleccionistas a lo largo de generaciones. Cada tarjeta postal antigua funciona como una ventana al pasado, proporcionando información visual privilegiada sobre la historia urbana, las transformaciones sociales y las mentalidades de cada época.
En el mercado contemporáneo del coleccionismo, se ofrecen selecciones únicas de postales de colección que permiten explorar la historia, el arte y la cultura de todo el mundo. Estas colecciones están diseñadas para verdaderos amantes del coleccionismo que buscan piezas que capturen momentos especiales en un formato tan encantador como es la postal. La persistencia de este mercado demuestra el valor patrimonial duradero de estos objetos.
Convergencias,
Legados y Proyecciones Futuras
Funciones Compartidas y Complementarias
Tanto las tarjetas postales ilustradas como los carteles compartieron funciones clave que las convirtieron en instrumentos fundamentales de la modernidad visual. Ambos medios difundieron imágenes, transmitieron mensajes ideológicos o comerciales, embellecieron el entorno urbano y documentaron los gustos y mentalidades de su época. Esta convergencia funcional explica por qué muchos artistas trabajaron simultáneamente en ambos formatos, creando un lenguaje visual coherente que caracterizó la cultura gráfica española.
Su capacidad de adaptarse a tecnologías emergentes, recurrir a artistas de renombre y penetrar profundamente en la cultura popular los convirtió en vehículos privilegiados de modernización visual. Ambos formatos democratizaron el acceso al arte y a la información visual, contribuyendo a la formación de una sensibilidad estética moderna que trascendía las divisiones de clase social.
Su estudio ofrece una fuente documental y visual privilegiada para conocer la historia gráfica, la evolución del consumo, el arte aplicado y las transformaciones urbanas. Esta función documental ha adquirido particular relevancia en la era digital, cuando estos objetos físicos proporcionan testimonios únicos sobre materialidades y prácticas culturales que han desaparecido o se han transformado radicalmente.
Impacto en la
Configuración de Imaginarios Colectivos
Las tarjetas postales ilustradas y el cartelismo fueron más que simples vehículos de comunicación: constituyeron dispositivos simbólicos y estéticos que modelaron la percepción visual de la modernidad. Su análisis permite reconstruir no solo una historia del arte gráfico, sino también de la vida cotidiana, el turismo, la política y las emociones colectivas. En una era de pantallas digitales, la materialidad y el impacto visual de estos soportes siguen interpelando nuestra relación con la imagen y el recuerdo.
La capacidad de estos medios para crear y difundir representaciones estandarizadas de lugares, eventos y conceptos contribuyó significativamente a la formación de identidades nacionales y regionales. Las postales turísticas, en particular, jugaron un papel crucial en la construcción de imaginarios geográficos que influían en las expectativas y comportamientos de los viajeros, creando ciclos de retroalimentación entre representación y realidad.
El cartelismo político, especialmente durante períodos de conflicto como la Guerra Civil, demostró la capacidad de estos medios para movilizar emociones colectivas y crear consensos sociales. Las técnicas desarrolladas durante estos períodos influirían posteriormente en el desarrollo de la propaganda política moderna y en las estrategias de comunicación de masas.
Influencia en el
Diseño Gráfico Contemporáneo
Desde la década de 1960, la irrupción de las agencias de publicidad profesionalizadas, junto con la aparición de medios audiovisuales, provocó un declive del cartelismo tradicional. No obstante, su legado pervivió en nuevas formas de diseño gráfico y en el resurgimiento cultural del cartel durante la Transición y la Movida Madrileña. Los principios de síntesis visual, impacto inmediato y comunicación eficaz desarrollados en estos formatos continúan siendo fundamentales en el diseño contemporáneo.
La integración armoniosa de texto e imagen, la jerarquización visual de información y la adaptación a diferentes formatos y soportes constituyen herencias directas de la tradición cartelística española. Estas competencias han resultado especialmente valiosas en el contexto digital, donde la atención del público es limitada y la competencia por la visibilidad es intensa.
Las técnicas de fotomontaje y combinación de elementos visuales desarrolladas durante la Guerra Civil anticiparon procedimientos que se generalizarían con las tecnologías digitales. La capacidad para crear narrativas visuales complejas a partir de elementos simples continúa siendo una habilidad fundamental en el diseño contemporáneo.
Síntesis de Aportaciones Fundamentales
Las tarjetas postales ilustradas y el cartelismo constituyeron fenómenos culturales de primera magnitud en la España de los siglos XIX y XX, trascendiendo sus funciones comunicativas inmediatas para convertirse en dispositivos fundamentales de modernización visual y construcción de imaginarios colectivos. Su estudio revela la compleja articulación entre innovación tecnológica, creatividad artística, necesidades sociales y estrategias políticas y comerciales que caracterizó el proceso de modernización español.
La evolución de estos medios desde sus orígenes hasta su transformación contemporánea ilustra las dinámicas de cambio cultural en sociedades en proceso de modernización. Su capacidad para adaptarse a diferentes contextos políticos, desde la Restauración hasta la Transición democrática, pasando por la República, la Guerra Civil y el franquismo, demuestra su versatilidad como instrumentos de comunicación social.
La excelencia técnica y artística alcanzada por talleres como Hauser y Menet, Thomas o Lacoste sitúa la producción gráfica española en el contexto internacional de su época, desmintiendo narrativas sobre el supuesto atraso cultural del país. La participación de artistas como Casas, Riquer, Penagos o Renau evidencia la integración entre arte "culto" y cultura popular que caracterizó la modernidad visual española.
Proyecciones para
Futuras Investigaciones
El estudio sistemático de las colecciones de postales y carteles conservadas en archivos y colecciones privadas permitiría reconstruir con mayor precisión la geografía cultural española y sus transformaciones a lo largo del tiempo. La digitalización y catalogación de estos fondos facilitaría investigaciones comparativas y análisis cuantitativos que enriquecerían nuestra comprensión de estos fenómenos.
La aplicación de métodos de análisis visual y semiótico a estos corpus documentales podría revelar patrones de representación y evolución estética que hasta ahora han pasado desapercibidos. El análisis de la circulación internacional de estos materiales contribuiría a una mejor comprensión de los intercambios culturales europeos durante el período estudiado.
La investigación sobre la recepción y uso social de estos medios, a través del análisis de correspondencia personal y testimonios contemporáneos, permitiría acceder a dimensiones de la experiencia histórica que tradicionalmente han permanecido en la sombra. Este enfoque desde la historia social de la cultura visual podría aportar perspectivas novedosas sobre la vida cotidiana y las mentalidades del período.
En conclusión, las tarjetas postales ilustradas y el
cartelismo español representan un laboratorio privilegiado para comprender las
transformaciones visuales de la modernidad. Su legado perdura no solo en las
colecciones de museos y archivos, sino también en las prácticas contemporáneas
de comunicación visual, testimoniando la persistencia de tradiciones culturales
que continúan evolucionando y adaptándose a nuevos contextos tecnológicos y
sociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.