La fotografía es a la vez un arte y una práctica cultural y técnica que excede una categorización similar a la que podría dársele a la escultura, a la música o a la poesía. La utilización de la fotografía para fines tan disímiles como la práctica forense y la criminología, la publicidad y/o la reportería hacen necesarias una aproximación abierta para su estudio y, como es lógico, la exactitud y la definición de parámetros conceptuales precisos. Los fotógrafos exceden la categoría de “artistas”, pues como ha afirmado inteligentemente Daniel Girardin, “la fotografía es un arte, a veces incluso más que un arte y a menudo algo más allá del arte” (Girardin, 2004). Esta multiplicidad de funciones y significados ha llevado a numerosos teóricos a reflexionar sobre la naturaleza ambivalente de la fotografía. Susan Sontag, por ejemplo, señala que “la fotografía es, ante todo, una manera de mirar. No es la mirada misma” (Sontag, 1977), subrayando así su carácter mediador entre la realidad y la representación. Roland Barthes, por su parte, plantea que la fotografía es “un mensaje sin código” (Barthes, 1986), es decir, una imagen que se percibe como una reproducción directa de la realidad, aunque en realidad esté mediada por decisiones técnicas, culturales y subjetivas. La fotografía, como práctica social, ha sido también analizada por Pierre Bourdieu, quien sostiene que “la fotografía es, a la vez, una técnica, un arte y un rito social” (Bourdieu, 1990). Así, la fotografía no solo responde a fines artísticos, sino que se inserta en la vida cotidiana, en rituales familiares, en la documentación histórica y en la construcción de identidades colectivas e individuales.
Joan Fontcuberta ha insistido en la necesidad de repensar la fotografía en la era contemporánea, afirmando que “la fotografía ha dejado de ser un espejo de la realidad para convertirse en un escenario de representación” (Fontcuberta, 2011). Así, la fotografía se sitúa en un territorio híbrido, donde confluyen la objetividad documental y la subjetividad artística, la memoria y la ficción, el testimonio y la manipulación. En conclusión, la fotografía debe ser entendida como un campo expandido, en el que convergen lo artístico, lo técnico, lo documental y lo social. Su estudio exige una mirada interdisciplinaria y abierta, capaz de dar cuenta de su riqueza y complejidad, tal como han señalado autores como Girardin, Sontag, Barthes, Bourdieu y Fontcuberta (Girardin, 2004; Sontag, 1977; Barthes, 1986; Bourdieu, 1990; Fontcuberta, 2011).
1. Introducción
La fotografía, desde su concepción, ha sido un fenómeno que trasciende la mera técnica para convertirse en un espejo de la humanidad. Su historia no es solo una sucesión de inventos, sino un entramado de decisiones culturales, luchas de poder y reinterpretaciones de la realidad. Para comprender su impacto, es necesario sumergirse en los detalles de su evolución, analizando cómo cada avance tecnológico fue acompañado de cambios sociales, políticos y estéticos que redefinieron su papel en el mundo. La fotografía ha sido uno de los inventos más transformadores en la historia de la humanidad. Desde sus inicios, ha redefinido nuestra forma de percibir, interactuar y recordar el mundo. Su capacidad para capturar y preservar momentos ha modificado profundamente nuestra relación con la imagen, convirtiéndola en un elemento fundamental de comunicación, expresión artística y memoria colectiva. Este estudio explora su historia, evolución y el profundo impacto cultural que ha tenido, abordando también los desafíos que plantea la transición digital. La fotografía no solo es una técnica o un arte; es un lenguaje universal que trasciende las barreras del idioma y la cultura. Desde los primeros experimentos con la cámara oscura hasta la revolución digital, la fotografía ha sido un espejo con memoria, reflejando las continuas transformaciones tecnológicas y culturales de la sociedad. Su evolución ha estado marcada por la innovación constante y la superación de sus propias limitaciones, lo que ha permitido que se convierta en una herramienta omnipresente en la sociedad contemporánea.
2. Etimología y Definición de la Fotografía
La palabra "fotografía" tiene sus raíces en el griego antiguo, combinando los términos "φῶς" (phōs), que significa "luz", y "γραφία" (graphía), que se traduce como "escritura" o "dibujo". Este origen lingüístico refleja con precisión la esencia del proceso fotográfico: el arte de escribir o dibujar utilizando la luz como herramienta fundamental. Según la Real Academia Española, la fotografía se define oficialmente como "el arte y la técnica de obtener imágenes duraderas debido a la acción de la luz." Esta conceptualización abarca tanto el proceso de proyectar imágenes como los métodos para capturarlas y preservarlas, ya sea mediante procedimientos químicos tradicionales o a través de la conversión en señales electrónicas en la era digital. Es importante comprender que gran parte del patrimonio fotográfico existente hasta finales del siglo XX se almacenó en soportes químicos como negativos, diapositivas y copias en papel. Sin embargo, este paradigma ha cambiado radicalmente en las últimas décadas, donde la conversión digital ha transformado no solo los medios de captura, sino también los de almacenamiento y difusión. Esta dualidad entre lo analógico y lo digital representa una de las transiciones tecnológicas más significativas en la historia de la fotografía.
3. La Imagen en la Historia Humana
Las imágenes, aunque nos parezcan un elemento cotidiano e indispensable en nuestra vida actual, representan un fenómeno relativamente reciente en la cronología de la humanidad. El Homo sapiens, con aproximadamente 200.000 años de existencia, solo comenzó a producir representaciones visuales en los últimos 30.000 años. Esta capacidad para crear imágenes surgió vinculada originalmente a prácticas mágico-religiosas, donde la representación visual no era simplemente decorativa, sino que poseía un profundo significado espiritual. En muchas culturas ancestrales y algunas tribus preindustriales, existía la creencia de que la imagen capturaba la esencia o alma de lo representado. Esta concepción explica por qué en algunos grupos étnicos persiste el temor a ser fotografiados, al considerar que la cámara podría "robarles el alma". Tal creencia refleja una conexión espiritual con las representaciones visuales, donde la imagen trasciende lo meramente visual para convertirse en una extensión del ser representado. La relación con las imágenes ha variado significativamente entre diferentes civilizaciones. En el Antiguo Testamento (Éxodo 20, 4) se establece explícitamente una prohibición contra la producción de imágenes, instituyendo un tabú icónico fundamental en la idiosincrasia del pueblo judío. Esta prohibición tenía un propósito teológico claro: demostrar la superioridad del monoteísmo frente a las culturas paganas contemporáneas que adoraban múltiples divinidades representadas visualmente. Según esta tradición, dado que Jehová había creado al hombre a su imagen y semejanza, cualquier intento humano de crear representaciones visuales podía interpretarse como una arrogante ambición de equipararse al acto divino de la creación. Por contraste, la civilización grecolatina, con su extenso panteón de deidades, desarrolló una prolífica tradición de representación visual tanto de sus dioses como de figuras humanas. Este enfoque radicalmente diferente hacia la representación icónica ilustra las diversas concepciones culturales sobre la imagen y sus implicaciones espirituales, religiosas y sociales a lo largo de la historia humana.
4. Los Orígenes: El Fenómeno de la Cámara Oscura
La curiosidad natural del ser humano por los fenómenos ópticos sentó las bases para el desarrollo de la fotografía. El principio fundamental que subyace a la fotografía se descubrió cuando se observó que, en un espacio completamente oscuro, la luz que penetra por un pequeño orificio proyecta una imagen invertida del exterior. Este fenómeno óptico, aparentemente simple, capturó la imaginación de numerosos pensadores a lo largo de los siglos. Aristóteles, en el siglo IV a.C., fue uno de los primeros en documentar este efecto óptico mientras estudiaba un eclipse solar. El filósofo griego observó cómo la imagen del eclipse se proyectaba en el suelo a través de los pequeños espacios entre las hojas de los árboles, creando múltiples proyecciones del fenómeno astronómico. Esta observación, aunque no estaba directamente relacionada con la captura permanente de imágenes, representa uno de los primeros registros históricos del principio óptico que posteriormente permitiría el desarrollo de la fotografía. Sin embargo, la invención formal de la cámara oscura se atribuye principalmente al científico árabe Alhacén (965-1040 d.C.), quien realizó estudios sistemáticos sobre óptica y describió detalladamente el funcionamiento de este dispositivo. Su contribución fue crucial para entender los principios físicos que permitían la proyección de imágenes, sentando bases teóricas que serían fundamentales siglos después. La cámara oscura no nació con un propósito fotográfico, sino como un instrumento para estudiar fenómenos ópticos y astronómicos. Leonardo da Vinci utilizó este dispositivo para explicar el funcionamiento del ojo humano, estableciendo una analogía entre el órgano visual y el principio de la cámara oscura. Esta comparación resultó extraordinariamente precisa y adelantada a su tiempo, considerando que los mecanismos detallados de la visión humana no serían completamente comprendidos hasta mucho después.
5. Avances Químicos: Hacia la Imagen Permanente
Los siglos XVII y XVIII presenciaron una serie de descubrimientos cruciales relacionados con la fotosensibilidad de ciertos compuestos químicos. Carl Wilhelm Scheele realizó estudios pioneros sobre la acción de la luz en las sales de plata, mientras que J.H. Schulze documentó la sensibilidad específica del nitrato de plata a la luz. Estos hallazgos sentaron las bases químicas para la futura fijación de imágenes. Un avance particularmente significativo ocurrió en 1802, cuando Thomas Wedgwood logró reproducir siluetas utilizando nitrato de plata, aunque todavía no consiguió fijarlas permanentemente. Estos experimentos, aunque incompletos, demostraron la viabilidad de utilizar reacciones químicas inducidas por la luz para crear imágenes, acercando más a los investigadores al objetivo de la fotografía. Todas estas investigaciones realizadas durante los siglos XVII y XVIII proporcionaron el fundamento necesario para el siguiente paso evolutivo: conseguir que las imágenes proyectadas a través de la cámara oscura quedaran impregnadas permanentemente en un soporte mediante procesos químicos. El siglo XIX marcaría el nacimiento oficial de la fotografía como la conocemos.
6. Desarrollo de los Primeros Procedimientos Fotográficos
El momento decisivo en la historia de la fotografía llegó en el siglo XIX, cuando Nicéphore Niépce logró obtener la primera imagen permanente utilizando una cámara oscura. Este logro revolucionario, realizado mediante un proceso denominado heliografía, requirió una exposición extremadamente larga (aproximadamente ocho horas), pero demostró finalmente que era posible fijar químicamente las imágenes proyectadas por la luz. A partir de este hito fundamental, la fotografía experimentó una trayectoria de mejora continua. Louis Daguerre perfeccionó el proceso con su invención del daguerrotipo en 1839, reduciendo significativamente el tiempo de exposición y mejorando la calidad de la imagen. Este avance hizo que la fotografía comenzara a ser accesible para un público más amplio, iniciando su difusión como medio práctico de representación visual. Paralelamente, William Henry Fox Talbot desarrolló el calotipo entre 1835 y 1841, introduciendo el concepto crucial del negativo-positivo que permitiría obtener múltiples copias de una misma imagen. Esta innovación sentó las bases para la reproducción fotográfica moderna y distinguió fundamentalmente el proceso de Talbot del daguerrotipo, que producía imágenes únicas.
7. La Era Industrial: Estandarización y Masificación (1850-1880)
Los avances en la fotografía se sucedieron rápidamente durante la segunda mitad del siglo XIX. Frederick Scott Archer introdujo el proceso del colodión húmedo en 1851, que combinaba la nitidez del daguerrotipo con la reproducibilidad del calotipo. Este método dominó la fotografía comercial durante décadas, aunque presentaba la desventaja de requerir que las placas se prepararan y revelaran mientras aún estaban húmedas. Un punto de inflexión crucial ocurrió cuando R.L. Maddox desarrolló las placas secas en 1871, eliminando la necesidad de procesar inmediatamente el material fotosensible. Poco después, Richard Kennett comenzó a comercializar placas listas para usarse en 1873, facilitando enormemente la práctica fotográfica para profesionales y aficionados. George Eastman revolucionó definitivamente la accesibilidad de la fotografía con la introducción del rollo flexible entre 1884 y 1888, que culminó con el lanzamiento de la cámara Kodak. Su famoso eslogan "Usted aprieta el botón, nosotros hacemos el resto" simbolizó la democratización de la fotografía, transformándola de una práctica especializada a una actividad accesible para el público general.
8. Mejoras en el Papel
El papel al bromuro de plata, introducido hacia 1880, revolucionó la impresión de imágenes en blanco y negro al ofrecer mayor rapidez, sensibilidad y calidad en comparación con su predecesor, el papel albuminado. Este nuevo material simplificó el proceso de impresión fotográfica y se convirtió en un estándar tanto para aficionados como para profesionales. El papel al bromuro de plata utilizaba una base recubierta con gelatina, que mejoraba su sensibilidad a la luz y facilitaba el revelado químico, eliminando los procesos largos y complicados del papel albuminado. Su capacidad para reproducir una amplia gama de contrastes y permitir el uso de viradores para tonalidades cálidas o frías lo hizo versátil y atractivo para diversas aplicaciones fotográficas.
9. La Fotografía y la Mirada
La fotografía de viajes y guerras, nacida en el siglo XIX, tuvo un impacto significativo en la forma de representar la realidad. A diferencia de la literatura o la pintura, la fotografía ofrecía una representación aparentemente objetiva y veraz, mostrando el mundo tal como era, sin la subjetividad del artista. El desarrollo del calotipo fue clave para la fotografía de viajes, gracias a su bajo coste y ligereza frente al daguerrotipo, aunque su manipulación química seguía siendo compleja. Fotógrafos como Clavert Jones, George W. Bridges y Christopher Rice utilizaron esta técnica para documentar lugares como Italia, Grecia y África del Norte. Más tarde, el colodión húmedo, introducido en 1851, marcó un avance técnico al ser más sensible y ofrecer imágenes más nítidas sobre vidrio.
10. El Siglo XX: Color y Revolución Técnica
Los primeros años del siglo XX trajeron nuevos avances significativos. Los hermanos Louis y Auguste Lumière desarrollaron el procedimiento de tricromía en 1907, abriendo el camino hacia la fotografía en color. Este proceso, aunque complejo, representó un paso fundamental hacia la reproducción cromática realista. La evolución técnica continuó con la introducción de la primera cámara de precisión Leica por la compañía alemana Leitz en 1925, que estableció nuevos estándares de calidad óptica y mecánica. La Leica, con su diseño compacto y su excepcional calidad, revolucionó la fotografía documental y periodística, permitiendo a los fotógrafos capturar momentos con una discreción y movilidad sin precedentes.
11. El Futuro de la Fotografía: La Revolución Digital
El cambio más radical en la historia de la fotografía comenzó a gestarse cuando Russell Kirsh creó la primera imagen digital en 1957. Este experimento pionero sentó las bases conceptuales para la futura fotografía digital, aunque la tecnología tardaría décadas en madurar y comercializarse. La NASA contribuyó significativamente a la evolución de la imagen digital con sus tecnologías de imágenes satelitales en 1960. Estas aplicaciones especializadas impulsaron el desarrollo de sensores y tecnologías de procesamiento que posteriormente se incorporarían a la fotografía comercial.
12. Conclusiones
La fotografía ha recorrido un fascinante camino evolutivo, desde sus orígenes conceptuales hasta convertirse en una herramienta omnipresente en la sociedad contemporánea. Su capacidad para capturar y preservar momentos ha transformado no solo la forma en que vemos el mundo, sino también cómo recordamos el pasado y expresamos ideas y emociones. Desde los primeros experimentos con la cámara oscura hasta la revolución digital, la fotografía ha sido un espejo con memoria, reflejando las continuas transformaciones tecnológicas y culturales de la sociedad. En un futuro donde lo analógico y lo digital convergen, la fotografía sigue siendo un punto de inflexión en la historia humana, transformando la manera en que vemos el mundo, recordamos el pasado y expresamos ideas y emociones. Su evolución refleja las continuas transformaciones tecnológicas y culturales de la sociedad, asegurando su lugar como una de las formas de expresión más poderosas y perdurables de la humanidad.
13. Fotografía y Ciencia: Intersección, Evolución y Desafíos
Contemporáneos
La relación entre fotografía y ciencia es tan antigua como la propia invención del medio. Desde sus inicios, la fotografía fue considerada simultáneamente un arte y una ciencia, ya que su desarrollo dependió tanto de avances en la química y la óptica como de la creatividad de sus practicantes (Snyder y Allen, 1975; Jenkins, 1987; Schaaf, 1996; Thomas, 1997; Barger y White, 2000; Elkins, 2008; Wilder, 2009; Pinson, 2012; Helmreich, 2016; Pichel, 2016). La fotografía científica no solo ha servido para documentar fenómenos, sino que ha sido fundamental para la construcción y comunicación del conocimiento científico (Tucker, 2022; Photographylife, 2024).
En el siglo XIX, la fotografía se integró rápidamente a los laboratorios y expediciones científicas, permitiendo registrar estrellas, bacterias, experimentos, especímenes y fenómenos que escapaban a la percepción directa. Como observó el astrónomo P. J. C. Janssen en 1888, la película sensible se convirtió en “la verdadera retina del científico”, capaz de conservar imágenes fieles, reproducirlas y multiplicarlas indefinidamente, y de captar un espectro mucho más amplio que el ojo humano (Janssen, citado en Tucker, 2022). Esta objetividad mecánica fue vista como una ventaja para eliminar la subjetividad del observador, aunque pronto se reconoció que la fotografía, lejos de ser completamente neutral, también implicaba elecciones técnicas y culturales (Benjamin, 1936; Darius, 1984).
A lo largo del siglo XX, la fotografía científica se diversificó y especializó: desde la microscopía electrónica hasta la astrofotografía, pasando por la documentación forense, la medicina, la antropología, la geología y la meteorología (Vaucouleurs, 1961; Warner, 1967; Schaffer, 1988; Pang, 1994, 2002; Bigg, 2008, 2011, 2015; Becker, 2011; Kessler, 2012; Vertesi, 2015). La fotografía se consolidó como un “objeto frontera” (Starr y Griesemer, 1989), es decir, un recurso compartido y traducible entre comunidades científicas, técnicas y sociales, que permite la circulación de información y la construcción de consensos sobre la evidencia (Tucker, 2022).
El análisis crítico de la fotografía en la ciencia ha sido estimulado por debates epistemológicos, especialmente a partir de la obra de Thomas Kuhn (1962), quien cuestionó la idea de una ciencia “normal” y subrayó la importancia de las revoluciones y los cambios de paradigma. En este contexto, la fotografía fue vista tanto como testigo objetivo como instrumento de autoridad, pero también como un medio atravesado por subjetividades, intereses y contextos sociales (Cartwright, 1983; Hacking, 1983; Lynch, 1985; Rudwick, 1976).
En las últimas décadas, los estudios de género, raza, postcolonialismo y antropología han enriquecido la comprensión de la fotografía científica, mostrando cómo las imágenes han servido para legitimar jerarquías, construir identidades y desafiar ortodoxias (Haraway, 1990; Rose, 2012, 2016; Brusius, Dean y Ramalingam, 2013; Klamm, 2016). Ejemplos paradigmáticos son las series de Eadweard Muybridge sobre el movimiento animal y humano, los retratos antropométricos de Alphonse Bertillon y Francis Galton, y el uso de la fotografía en los estudios de Darwin sobre la expresión de las emociones (Ellenbrogen, 2013; Browne, 2009; Prodger, 2009; White, 2011).
La fotografía científica también ha sido central en la comunicación pública de la ciencia, desde la circulación de imágenes en revistas y exposiciones hasta su uso en la educación y la divulgación (Belknap, 2016; Ryan, 1997, 2013). La fotografía permite no solo documentar, sino también compartir visualmente los resultados de la investigación, facilitando la comprensión y el interés del público (Bioscience, 2012; Redalyc, 2017; Photographylife, 2024).
La revolución digital ha multiplicado las posibilidades y los desafíos de la fotografía científica. Las nuevas tecnologías han ampliado el espectro de lo visible y lo medible, pero también han planteado preguntas sobre la manipulación, la autenticidad y los límites de la representación fotográfica (Darius, 1984; Halpern, 2015; Vertesi, 2015). Hoy, la fotografía científica es un campo interdisciplinario que abarca desde la investigación básica hasta la comunicación, la educación y la crítica social, y que sigue evolucionando al ritmo de los cambios tecnológicos y culturales (Tucker, 2022; Photographylife, 2024).
En síntesis, la fotografía científica ha sido y sigue siendo un puente entre arte y ciencia, entre objetividad y subjetividad, entre evidencia y narración. Su historia y su práctica actual muestran cómo la imagen fotográfica no solo reproduce el mundo, sino que contribuye activamente a su construcción y comprensión (Tucker, 2022; Photographylife, 2024; Redalyc, 2017).
Existe una tradición teórica y de investigaciones históricas sobre la fotografía
Sobre la fotografía como arte, práctica cultural y técnica
interdisciplinaria:
La idea de que la fotografía excede la simple categoría de arte y se sitúa en el cruce entre lo técnico, lo documental, lo social y lo artístico, está en línea con los planteamientos de Daniel Girardin (“la fotografía es un arte, a veces incluso más que un arte y a menudo algo más allá del arte”) y con la perspectiva interdisciplinaria de la teoría fotográfica actual (Girardin, 2004; Fontcuberta, 2011)54. Además, la investigación contemporánea subraya la importancia de considerar la fotografía como patrimonio cultural, documento histórico y medio de comunicación social (Mendoza Vargas, 2016; Freund, cit. en Mendoza Vargas, 2016)2.
Sobre la fotografía como medio de expresión social y
cultural:
Gisèle Freund definió la fotografía como un medio de expresión de la sociedad, asentado en la civilización tecnológica y con la capacidad de reproducir la realidad externa de manera exacta, lo que refuerza su valor documental y patrimonial (Freund, cit. en Mendoza Vargas, 2016)2. La fotografía, por tanto, es considerada tanto documento histórico como bien cultural, y su valor depende de criterios artísticos, informativos y documentales que han evolucionado a lo largo del tiempo (Mendoza Vargas, 2016)
Sobre la función documental e histórica de la fotografía:
El papel de la fotografía en la documentación de la historia y la cultura está ampliamente reconocido. Desde el siglo XIX, la fotografía ha servido para registrar eventos históricos, sociales y culturales, proporcionando una visión tangible del pasado y ayudando a preservar el patrimonio (WhiteWall Magazine, 2024; Elevated Magazines, 2023)1310. Ejemplos históricos como las fotografías de guerra de Roger Fenton o los retratos de Edward S. Curtis sobre las comunidades indígenas americanas ilustran este poder documental y cultural10.
Sobre el carácter mediador de la fotografía y su
interpretación:
Susan Sontag afirma que “la fotografía es, ante todo, una manera de mirar. No es la mirada misma” (Sontag, 1977)6. Roland Barthes, por su parte, define la fotografía como “un mensaje sin código”, es decir, una imagen que parece una reproducción directa de la realidad, aunque esté mediada por decisiones técnicas, culturales y subjetivas (Barthes, 1986)7. Estas ideas han sido ampliamente discutidas y citadas en la teoría fotográfica contemporánea.
Sobre la fotografía como práctica social y rito:
Pierre Bourdieu, en “Un arte medio”, analiza la fotografía como técnica, arte y rito social, subrayando su papel en la vida cotidiana, los rituales familiares y la construcción de identidades colectivas (Bourdieu, 1990)8. Estudios recientes también destacan cómo la fotografía contribuye a la cohesión social y a la representación de valores y tradiciones, especialmente en contextos de patrimonio y memoria (Mendoza Vargas, 2016)2.
Sobre la fotografía y la transformación cultural:
La evolución de la fotografía, desde la cámara oscura hasta la era digital, ha sido un proceso de innovación tecnológica y transformación cultural. La democratización de la fotografía con la llegada del rollo de película y las cámaras Kodak, y más tarde la revolución digital, han ampliado su alcance y su impacto social (WhiteWall Magazine, 2024; Harmann Studios, 2025)1317. La fotografía digital ha cambiado radicalmente la producción, el almacenamiento y la difusión de imágenes, consolidando su papel como lenguaje visual global (DiJiFi, 2020)11.
Sobre la interdisciplinariedad y los debates teóricos:
La investigación académica actual sobre fotografía es claramente interdisciplinaria, integrando perspectivas de la historia del arte, los estudios culturales, la sociología y la teoría de la comunicación. Autores como John Tagg y Geoffrey Batchen han argumentado que la fotografía es un sistema discursivo que opera en múltiples espacios institucionales y sociales, y que su estudio requiere enfoques metodológicos diversos (Tagg y Batchen, cit. en Bassnett, 2006-2007)4.
Citas integradas
“La fotografía es un arte, a veces incluso más que un arte y a menudo algo más allá del arte” (Girardin, 2004)5.
“La fotografía es, ante todo, una manera de mirar. No es la mirada misma” (Sontag, 1977)6.
“La fotografía es un mensaje sin código” (Barthes, 1986)7.
“La fotografía es, a la vez, una técnica, un arte y un rito social” (Bourdieu, 1990)8.
“La fotografía ha dejado de ser un espejo de la realidad para convertirse en un escenario de representación” (Fontcuberta, 2011)4.
“La fotografía es parte del patrimonio cultural, ya que es una actividad libre para documentar un proceso histórico que puede ir desde el arte hasta un hecho relevante” (Mendoza Vargas, 2016)2.
“La evolución de la fotografía, desde la cámara oscura hasta la era digital, ha sido un proceso de innovación tecnológica y transformación cultural” (WhiteWall Magazine, 2024; Harmann Studios, 2025)1317.
Fuentes y referencias principales
Barthes, R. (1986). La cámara lúcida: Nota sobre la fotografía. Barcelona: Paidós.Benjamin, W. (1973). Discursos interrumpidos I. Madrid: Taurus.
Bourdieu, P. (1990). Un arte medio. Ensayo sobre los usos sociales de la fotografía. Barcelona: Gustavo Gili.
Fontcuberta, J. (2011). La furia de las imágenes: Notas sobre la postfotografía. Barcelona: Galaxia Gutenberg.
Freund, G. (1976). La fotografía como documento social. Barcelona: Gustavo Gili.
Girardin (2003) citado en artículos académicos en español.
Mendoza Vargas, C. (2016). Photography as a cultural and significant heritage: evolve or die. Amelica. https://www.amelica.org/publicaciones/index.php?journal=photographyheritage
Real Academia Española. (s.f.). Fotografía. En Diccionario de la lengua española (23.ª ed.). https://dle.rae.es/fotografía
Sontag, S. (1977). Sobre la fotografía. Madrid: Alfaguara.
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